Conflicto en la industria llantera argentina
Juan Miguel Reyes Guerra
Las empresas llanteras Firestone, Pirelli y Fate de Argentina despidieron a más de 180 obreros durante la última semana de julio y amenazan con militarizar sus fábricas en un desesperado intento por desbaratar la organización y las demandas salariales de los trabajadores del neumático.
Ante la negativa de los patrones de otorgar un aumento salarial del 35% con el cual las familias de los trabajadores pudieran hacer frente a la elevada inflación por la que esta atravesando Argentina, los operarios realizaron un paro de 48 horas los días 24 y 25 de julio. El paro fue todo un éxito por el alto nivel de acatamiento. Sin embargo, al regresar a laborar el viernes por la noche los obreros se encontraron con que alrededor de 180 de ellos, los principales activistas y dirigentes, estaban despedidos y las fábricas rodeadas por cientos de policías.
En respuesta, los llanteros decidieron estallar en huelga hasta que todos los despedidos fueran reinstalados.
El 30 de julio, más de 1500 obreros, en su mayoría afiliados al Sindicato Único de Trabajadores del Neumático Argentino (SUTNA), marcharon a la Capital Federal desde las plantas ubicadas en San Fernando, Llavallol y Merlo. Acompañada por estudiantes y partidos de izquierda, la columna repleta de jóvenes operarios llegó a la sede del Ministerio del Trabajo.
Ese día el ministerio dictó una conciliación obligatoria que ordenaba a las empresas a reinstalar a los despedidos y a los trabajadores a levantar la huelga. Sin embargo, hasta el cierre de esta edición, las empresas se han negado a acatar el laudo.
Los trabajadores, por su parte, han roto pacífica pero enérgicamente el cerco policíaco para permitir la entrada a la fábrica de sus compañeros cesados y reanudar, junto con ellos, las labores conforme a lo dictado por la conciliación obligatoria.
Los patrones, desesperados, han amenazado con desalojar por la fuerza a todos los trabajadores y militarizar las fábricas. Pero el sindicato cuenta con una resolución favorable de las autoridades laborales y, sobretodo, con la solidaridad de organizaciones sindicales, sociales, políticas y estudiantiles de Argentina y otros países; además, de la cohesión y espíritu democrático y combativo de sus agremiados.
El SUTNA vive una renovada vitalidad desde que en la fábrica de FATE, en San Fernando, surgió una corriente democrática que ganó la dirección de esa seccional expulsando a los dirigentes patronales en marzo de 2007; y la presente lucha por el liderazgo en el sindicato nacional, que está controlado, hasta ahora, por burócratas de la Central de Trabajadores Argentinos.
La corriente democrática ha logrado que todas las decisiones importantes se tomen por asamblea en las tres secciones. De ahí que la demanda de 35% de aumento salarial, el paro de 48 horas y la huelga fueron decisiones de la base contrarias a los designios de los dirigentes burocratizados encabezados por Pedro Waseijko.
Ahora, los trabajadores del neumático luchan por recuperar el salario, extender a todas las empresas del ramo y del país el esquema de reparto de utilidades que se conquistó en Firestone, y eliminar la “flexibilidad” laboral y el “outsourcing”.
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