Tras la consulta, los partidos oficiales se preparan para la negociación:
La defensa de PEMEX ahora sólo está en manos de las y los trabajadores
Por Angélica García Olivares
Tras el ejercicio democrático que significó la primera fase de la consulta, vale la pena reflexionar sobre los acontecimientos que se han gestado a su alrededor y de la discusión en torno a la reforma petrolera.
Hay que señalar que los panistas y priístas se dedicaron a descalificar la consulta. Desde un inicio, estos dos partidos gritaron a los cuatro vientos que la consulta no era válida, que los resultados no están reconocidos por ninguna instancia legal, y que la población no tiene ni capacidad ni elementos para emitir opinión sobre el tema, que estos sólo debían ser discutidos entre expertos –como si el nivel cultural y la formación de los legisladores fueran tan altas.
Tras la consulta, Georgina Kessel, Secretaria de Energía, declaró que los resultados poco aportan y que son “sólo un elemento mas”, ya que hubo poca participación y en las encuestas de a de veras ha quedado sentado que la población mexicana “clama por que se apruebe ya la reforma calderonista” (La Jornada, 28 de julio 2008).
Estas declaraciones evidencian el profundo desprecio que estos grupos sienten hacia el pueblo, especialmente hacia las y los trabajadores; consideran que no somos capaces de tomar decisiones que involucran nuestro futuro, siendo que nosotros somos quienes mantenemos la maquinaria que mueve al país.
El panorama se complica con la propuesta de reforma presentada por el PRI. Ante el contundente rechazo que ha emitido el pueblo hacia la privatización, ese partido presenta ahora un documento que pretende mediar la situación, haciéndolo pasar por una reforma light, que da cabida a la iniciativa privada (IP) pero con algunos candados que los panistas no tenían contemplados. Esta propuesta ya recibió el visto bueno de Germán Martínez, dirigente del PAN, quien después de reunirse con Beatriz Paredes y Guadalupe Acosta (dirigente del PRD), declaró que tiene similitudes con la propuesta presidencial (La Jornada, 24 de julio 2008).
Esto revela una situación aún más delicada, pues una fracción del PRD apoya la propuesta del PRI y el PAN, y está buscando negociar una reforma a espaldas de quienes se han movilizado en contra de la privatización. Después de esa reunión, que se realizó a puerta cerrada en un domicilio particular, Acosta Naranjo declaró que los tres partidos llegaron a acuerdos importantes, como el de no dar albazos y avaló la propuesta priista.
El perredista Graco Ramírez, secretario de la Comisión de Energía del Senado, defendió la iniciativa presentada por el PRI señalando que el PRD puede llegar a un acuerdo bilateral con ese partido y, aunque hay algunos aspectos a discutir, no duda en que llegarán a consensos.
Esto lo declaran militantes de un partido que se dice democrático y al que, además, el PRI le debe unos cuantos muertos pero, al parecer, al momento de negociar la privatización, la sangre derramada pierde importancia.
La postura de Graco y Acosta Naranjo evidencia la crisis interna por la que atraviesa el PRD, después del cochinero electoral que vivió meses atrás. La división se manifiesta en las declaraciones del dirigente de los Chuchos, Jesús Ortega, quien está en contra de la movilización, estrategia impulsada por los simpatizantes de AMLO.
Ahora, después de la consulta, Cárdenas se prepara para presentar su propuesta de reforma; AMLO ya ha declarado que apoyará su propuesta (Milenio, 31 de julio de 2008). Después de una reunión con Manuel Barlett, connotado priísta, Marcelo Ebrard, intelectuales y expertos, el tabasqueño avaló que los partidos del Frente Amplio presenten una iniciativa conjunta que aglutine la de Cárdenas junto con las opiniones de quienes participaron en los debates.
Habrá que esperar esta propuesta y leerla con lupa. En caso de que contravenga la voluntad de quienes hemos rechazado cualquier forma de privatización, deberemos tratar a quienes la enarbolen con la misma severidad que a los panistas.
Hoy más que nunca las y los trabajadores debemos mantener la cabeza fría, y no perder de vista la posibilidad de que el PRD y el Frente Amplio Progresista nos den la espalda. Hay que analizar la propuesta que emitan, y recordar siempre que más allá de la confianza o simpatía que podamos haber depositado en una figura, está el futuro de generaciones y generaciones que pueden perderlo todo por un acuerdo entre políticos que recibirían los beneficios de una reforma tendiente a la privatización.
Es momento de demostrar que el pueblo SI puede decidir sobre el futuro del país. Es momento de decir NO a cualquier propuesta que intente arrebatarnos el petróleo para brindárselo a quienes todo tienen.
Impedir el despojo está en nuestras manos.
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