La crítica y la autocrítica son fundamentales
para el éxito de la lucha
Lamentablemente algunos compañeros electricistas que piensan que las críticas, que el señalamiento de errores cometidos en la conducción del movimiento, debilitan la lucha, debilitan al sindicato.
Quienes asumen esta posición incurren en un grave error, pues aún las direcciones más experimentadas, honestas y democráticas no son infalibles. La crítica y la autocrítica son alimentos de la lucha que permiten corregir las fallas y destacar los aciertos, unos y otros se deben convertir en lecciones para los protagonistas de los movimientos, así como para otros trabajadores, que refuercen el camino al triunfo.
En las organizaciones charras, la crítica está prohibida y la autocrítica es algo que ni conocen los dirigentes corruptos. En las organizaciones verdaderamente democráticas, la crítica es una herramienta de control de la base sobre los representantes. Y la autocrítica es tanto como la rendición de cuentas que le deben los dirigentes a sus bases. Esto es más importante aún en la lucha, en los momentos de conflicto, porque la crítica y la autocrítica, practicadas democráticamente, favorecen la confianza y refuerzan la seguridad y la unidad.
Por eso algunos compañeros smeitas cometieron un error al pretender prohibir el reparto de una carta abierta al SME, publicada por el Partido Obrero Socialista; más grave aún fue que uno de ellos, supuestamente por órdenes de los dirigentes del sindicato Fernando Amezcua y Humberto Montes de Oca, amenazara con agredir físicamente a nuestra compañera Alejandra Rivera, integrante de la comisión redactora de El Socialista y comisionada del POS para la defensa de los derechos humanos (ella tuvo una destacada participación en la campaña por la libertad de los hermanos Cerezo), “te retiras o quieres que le hable a los muchachos para que te truenen”, le advirtió.
Alejandra y otro compañero del POS optaron por retirarse para no provocar una agresión en su contra de parte de esta persona y de quienes azuzaba. Pero ratificaron su voluntad, como es la de todo el POS, de seguir apoyando el movimiento hasta sus últimas consecuencias, pero también reivindicando su derecho a contribuir también con la crítica fraterna.
A los compañeros del SME les decimos que la crítica es un ejercicio necesario para la sobrevivencia y triunfo de un movimiento. Quien les haya dicho que las críticas a la dirección buscan acabar con los electricistas, es alguien que no cree en la democracia obrera.
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