Diario de un marchista
Prof. Miguel Linares

Pluma No. 5 - Invierno 2006

Hoy, 21 de septiembre del 2006, es un día de emociones fuertes, es el inicio de una epopeya oaxaqueña al Distrito Federal: La Marcha caminata por la Dignidad de los Pueblos de Oaxaca, 14 de junio no se olvida, al corazón político de la vida de nuestro país.

Ya en días anteriores nos preparamos psicológicamente para emprender este viaje, donde los hombres y mujeres oaxaqueños estaríamos dejando familia y amigos para exigir la destitución del tirano Ulises Ruin Ortiz.

Al medio día pasamos a la revisión médica y los doctores nos diagnosticaron estar en perfectas condiciones de salud.

Con el dictamen de salud en mano, regresamos a nuestro campamento ubicado a un costado de la catedral.

12:30 p.m. Se le entrega la bandera nacional a la escolta integrada por la profesoras Ethelviana Morales Félix, Aidé Santiago Moran y a los profesores Mario Lorenzo Genasio García y Luís Lázaro Cruz, todos de la Unión de Jubilados y Pensionados de la sección 22 del SNTE, quienes con mucho pasión y entrega dieron los primeros pasos para que detrás de ellos se arroparan los más de 5 mil marchistas, quienes coreaban con todas las fuerzas de sus pulmones el grito de guerra: "Ya cayó, ya cayó, Ulises ya cayó".

Caminamos por las principales calles del Centro Histórico de nuestra capital oaxaqueña, al pasar por el palacio municipal cientos de personas nos esperaban, mientras los vecinos salían de sus casas. Todos nos despedían con porras, pancartas y aplausos.

La mirada estaba fija en la calle de la División Oriente, que nos traía el recuerdo de nuestro compañero José Jiménez Colmenares, quien fue muerto a balazos por los pistoleros del tirano.

Colonos del ex Marquesado salían a despedirnos: "que Dios los bendiga" y "fuera Ulises de Oaxaca", decían constantemente.

12:53 p.m. La Comisión de Seguridad de la marcha solicita guardar silencio porque nos detenemos ante la cruz de nuestro camarada. La familia de la víctima agradece el gesto y exige justicia.

En la esquina del hotel del magisterio, una anciana nos despide con lágrimas en los ojos, en cada esquina grupos corean consignas, nos entregan víveres y aplauden. Niños y niñas con pancartas en mano apoyan a sus maestros.

Pasamos frente al canal 9 entre barricadas de bolsas de arena y autobuses. Es el bastión de las mujeres oaxaqueñas, la abuelita Silvia Hermelinda Luna López de la sierra Juárez, entrega a la escolta la imagen de la virgen de Guadalupe y bendice a los marchistas. Los abrazos y llantos de varias personas brotaban al despedir a sus familiares.

Al pasar frente a las oficinas del PRI, cientos de familias aplauden nuestro caminar, los niños y niñas nos lanzan caramelos para endulzar nuestros sinsabores de cuatro meses de lucha. Desde las colonias cercanas bajan cientos de personas con globos, frutas, víveres, agua, carteles de apoyo, confetis para cargarnos de ánimos.

13:55 p.m. Estamos en el Puente peatonal de la colina El Maestro, que está abarrotada por una hilera de cientos de manifestantes que refrendaban su apoyo al magisterio y a la APPO entre aplausos, consignas y entrega de víveres.

Durante todo el trayecto a La Villa de Etla, los automovilistas sonaban los cláxones en solidaridad, y de las comunidades aledañas salían los pobladores para ofrecernos su cariño y la confianza para seguir adelante.

16:42 p.m. Al llegar a Villa de Etla, la población salió a recibirnos como a héroes de esta epopeya que inicia.

(Tomado de El Socialista, no. 319, noviembre de 2006)