Para
nosotros, marxistas revolucionarios, el gobierno de los trabajadores
y los campesinos o "dictadura del proletariado" no es sólo
un postulado teórico. El poder de las masas es una posibilidad
concreta que se presenta cuando, al luchar intensamente, crean sus
propias organizaciones de combate; pero sobre todo, cuando estos organismos
comienzan a ejercer funciones de administración y gobierno.
Es fundamental el desarrollo de estos organismos para que estén
en posibilidades de desplazar totalmente al poder de los empresarios
e iniciar una transformación socialista de la sociedad.
Durante
la confrontación del pueblo oaxaqueño en su lucha por
sacar del gobierno a Ulises Ruiz, hubo un período de tres meses
(del 23 de julio al 29 de octubre) en que existió una situación
de doble poder (o régimen kerenskista) en la ciudad de Oaxaca.
Estaba, por un lado, el poder burgués estatal y federal y,
por otro lado, un poder de los sectores plebeyos movilizados.
Este
poder de las masas se distribuyó en tres pilares:
1. La APPO (Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, constituida
entre el 17 y el 21 de junio),
2. La Sección XXII del Sindicato Nacional de Trabajadores de
la Educación, y
3. Las barricadas (surgidas a partir del 4 de agosto).
La
dirección política de dicho poder osciló, según
las circunstancias, entre la dirección provisional de la APPO
y el Comité Ejecutivo Seccional del sindicato de maestros.
El enorme tamaño y evidente importancia política del
sindicato, en comparación con las otras agrupaciones que pasaron
a integrar la APPO, hicieron de la sección XXII un organismo
cuya dinámica era la de un elemento integrante de la APPO y
a la vez independiente de ella.
Pero
vamos por partes. El marxismo contemporáneo o trostkismo (resumiendo
esquemáticamente), cuando identifica que en alguna entidad
se abre una situación de doble poder, es porque observa que
las masas han desarrollado un organismo de tipo soviético (en
alusión a los soviets que tomaron el poder en Rusia en 1917
y dieron origen a la URSS. Véase Pluma #3) que concentra gran
parte del poder estatal y que coexiste con el aún vivo poder
de los capitalistas. Pero no sólo eso, sino que la situación
política es tal que ese poder soviético es lo suficientemente
sólido como para derrotar al poder burgués y hacerse
poseedor de todas las funciones estatales. Veamos cómo describía
Trotsky, dirigente de los soviets que tomaron el poder en la Rusia
de 1917, al doble poder:
"La
mecánica política de la revolución consiste en
el paso del poder de una a otra clase. (...) Pero no hay ninguna clase
histórica que pase de la situación de subordinada a
la de dominadora súbitamente, de la noche a la mañana,
aunque esta noche sea la de la revolución. Es necesario que
ya en la víspera ocupe una situación de extraordinaria
independencia con respecto a la clase oficialmente dominante; más
aún, es preciso que en ella se concentren las esperanzas de
las clases y de las capas intermedias, descontentas con lo existente,
pero incapaces de desempeñar un papel propio. La preparación
histórica de la revolución conduce, en el período
prerrevolucionario, a una situación en la cual la clase llamada
a implantar el nuevo sistema social, si bien no es aún dueña
del país, reúne de hecho en sus manos una parte considerable
del poder del Estado, mientras que el aparato oficial de este último
sigue aún en manos de sus antiguos detentadores. De aquí
arranca la dualidad de poderes de toda revolución.
"(...) La dualidad de poderes surge allí donde las clases
adversas se apoyan ya en organizaciones estables substancialmente
incompatibles entre sí y que a cada paso se eliminan mutuamente
en la dirección del país.
La
parte del poder correspondiente a cada una de las dos clases combatientes
responde a la proporción de fuerzas sociales y al curso de
la lucha." (1)
El
doble poder en la ciudad de Oaxaca no tuvo características
tan nítidas y tan sólidas debido a que: a) las masas
no contaron con "organizaciones estables", es decir, un
organismo soviético, y b) el proletariado industrial, "la
clase llamada a implantar el nuevo sistema social", estuvo prácticamente
ausente como clase, si bien muchos individuos pertenecientes a este
estamento de la sociedad participaron en las confrontaciones. Y, como
consecuencia de esos dos factores: 1) los sectores que salieron a
luchar por la "caída" de Ulises Ruiz (debido a las
direcciones conciliadoras) no lograron reunir "en sus manos una
parte considerable del poder del Estado", sino sólo pequeñas
(pero significativas) porciones de él, y 2), este poder de
las masas no alcanzó a concentrar "las esperanzas de las
clases y de las capas intermedias", aunque sí generó
simpatías y/o, al menos, una actitud neutral, expectante y,
en consecuencia, no hostil de parte de esos estratos.
Vemos
entonces que en este estado del sureste lo que surgió fue un
doble poder débil. Sin embargo, la dinámica de los acontecimientos
abría la perspectiva de que esta situación de poder
dual se intensificara en profundidad y amplitud y se llegara a la
situación tal y como la definiera el revolucionario ruso. Observamos,
de esta forma, expresiones y/o síntomas de una situación
en la que, de facto, había un vacío de poder estatal
y fueron las masas en lucha, a través de ciertas instancias,
las que comenzaron a ocupar funciones originalmente depositadas en
el poder de la burguesía.
Desde
nuestro punto de vista, el doble poder se abrió a finales de
julio. Su existencia se perfila a partir de que el gobierno se ve
obligado a cancelar la realización de la Guelaguetza oficial
el 20 de julio y las masas movilizadas contra-organizan una Guelaguetza
popular en las instalaciones del Instituto Tecnológico, una
semana después. Se inicia con la desactivación de las
fuerzas policiales en la capital del estado, el 23 de julio, cuando
las masas cierran las instalaciones del cuartel de la policía
metropolitana ubicado en Plaza La Soledad, después de destrozar
su interior, provocado todo esto a raíz de que integrantes
de la APPO rescatan a un activista detenido por ese cuerpo policial.
Se consolida el 1 de agosto cuando las "mujeres-cacerola"
tomaron las instalaciones de radio y televisión del estado
y las pusieron al servicio de la lucha. Alcanza su máxima expresión
cuando, a partir del 4 de agosto, pobladores y jóvenes comienzan
a instalar barricadas con el objetivo inicial de proteger de ataques
armados a las radioemisoras tomadas; pero los bloqueos se extienden
en los días sucesivos a las vialidades aledañas al Centro
Histórico y a las principales carreteras de acceso a la ciudad
cuando se intensifican los ataques por parte de porros y policías
vestidos de civil, armados y montados en camionetas.
A
partir de entonces, la APPO (y la XXII como parte de ella) pasa de
ser una coordinación del movimiento contra el gobernador a
ser un organismo de poder dual. Donde se manifestaron más claramente
las expresiones-síntomas de esta situación de doble
poder fue en dos funciones absorbidas por las masas en lucha, congruentes
con los hechos del 23 de julio y el 1 de agosto:
1.
Administración de la justicia por parte de la APPO y la sección
XXII, auxiliados por los pobladores y jóvenes de las barricadas,
funciones originalmente en manos de la policía estatal (Ver
recuadro).
2.
Expropiación de facto (si bien, temporal) de propiedad privada,
con la toma de radioemisoras y Canal 9 de tv. Su funcionamiento estaba
originalmente en manos de burgueses locales.
Sin
embargo, 1) un organismo soviético no es lo mismo que un organismo
de poder dual y 2) situación de poder dual no es igual a surgimiento
de un soviet.
En
Oaxaca 1') hubo instancias que se convirtieron en organismos de poder
dual sin elevarse a conformar un sólo órgano soviético
y 2') surgió una situación de poder dual que no se tradujo
en la conformación de un soviet.
Diremos
entonces que, en Oaxaca, el poder de las masas se distribuyó
en los tres pilares anteriormente mencionados mas no se concentró
en un organismo único de tipo soviético. No surgió
una instancia donde confluyeran todos los sectores en lucha a través
de delegados electos democráticamente por las bases. Veamos
brevemente cómo Trotsky visualizaba la génesis del poder
soviético y sus características básicas.
"Además
de la agudización de la crisis social aumentará no sólo
el sufrimiento de las masas sino que también su impaciencia,
su firmeza y su espíritu de ofensiva. Capas siempre nuevas
de oprimidos levantarán la cabeza y lanzarán sus reivindicaciones
millones de necesitados, en que los jefes reformistas nunca pensaron,
comenzarán a golpear a las puertas de las organizaciones obreras.
Los desocupados entrarán en el movimiento. Los obreros agrícolas,
los campesinos arruinados o semi arruinados, las capas proletarizadas
de la intelectualidad, todos buscarán un reagrupamiento y una
dirección. ¿Cómo armonizar las diversas reivindicaciones
y formas de lucha aunque sólo sea en los límites de
una ciudad? La historia ya ha respondido a este problema: por medio
de los soviets (Consejos) que reúnen los representantes de
todos los grupos de lucha. Nadie ha propuesto hasta ahora ninguna
forma de organización y es dudoso que se pueda inventar otra.
Los soviets no están ligados a ningún programa a priori.
Abren sus puertas a todos los explotados. Por esta puerta pasan los
representantes de las capas que son arrastradas por el torrente general
de la lucha. La organización se extiende con el movimiento
y se renueva constantemente y profundamente. Todas las tendencias
políticas del proletariado pueden luchar sobre la base de la
más amplia democracia del soviet." (3)
Precisamente,
en el caso oaxaqueño, lo que no surgió fue un organismo
que abriera "sus puertas a todos los explotados" por cuya
puerta pasaran "los representantes de las capas que son arrastradas
por el torrente general de la lucha". En Oaxaca no surgió
un claro organismo donde confluyeran todos los sectores en lucha por
la caída de URO con una representatividad coherente y de base
y regido por una discusión democrática.
Un
síntoma de esto está en el hecho de que los pobladores
y los centenares de jóvenes que instalaron barricadas, dotando