Ciudad
de México, 1 de noviembre.- Maricarmen Altamirano alza la voz:
"aunque los maestros regresen a clases yo me quedaré,
porque ya no es una lucha de los maestros, es una lucha del pueblo".
Una enfermera se le acerca y le murmura en el oído: "¡suave!"
para que hable más bajo, y le da un vasito con un líquido
blancuzco: una solución de potasio que le ayuda a aguantar
la falta de alimento.
Maricarmen
cumplió ayer 15 días en huelga de hambre con 14 hombres
y otras seis mujeres de la sección 22 y de la APPO hicieron
del Hemiciclo a Juárez su residencia.
A los huelguistas
los atienden dos médicos de Oaxaca -que duermen en el campamento-
y cinco enfermeras. Morse García los pesa todas las mañanas
y les hace una evaluación cognoscitiva, cardiovascular, urinaria,
digestiva y de piel.
La entrada al
campamento la resguardan seis elementos del Pomo 22 (Policía
Magisterial Oaxaqueña) que no dejan traspasar ni uno de los
dos mecates de los que cuelgan los carteles de Ulises Ruiz y la leyenda
"Asesino".
Antes de iniciar
la huelga de hambre, los 21 caminaron 550 kilómetros de Oaxaca
a la Ciudad de México. Miguel Linares asegura que la marcha
les fortaleció la condición física para el ayuno,
pero el doctor Morse piensa lo contrario: les afectó el aparato
músculo-esquelético y el golpe de los pasos les dañó
el riñón.
Además
de los 21 ayunantes, el campamento tiene una población de una
docena de personas entre médicos, guardias y asistentes; una
tienda de atención a prensa, una estufa y tres sanitarios portátiles.
Con una jícara
Miguel Linares se baña entre el mármol blanco, protegido
de la vista por una cortina de plástico verde. El águila
que preside el primer nivel está ahorcada por los mecates de
la carpa. Una colchoneta cubre a uno de los leones.
Miguel es militante
del Partido Obrero Socialista, una organización disidente del
comité de la sección 22. Con 12 kilos menos de cuando
salió de Oaxaca, se lanza contra Enrique Rueda.
"Si hubiéramos
tenido una dirección que se fajara los pantalones en el mejor
momento de la movilización, hubiéramos hecho una huelga
general estatal y Ulises cae en tres días".
Miguel dejó
a dos hijos en Juchitán, Lucila y Miguelito. Cuando entró
al magisterio -después de estudiar Derecho- le dieron una plaza
para enseñar español en una comunidad a 18 horas de
su casa.
El doctor Morse
advierte que al décimo día entraron en la etapa crítica.
Se relevarán cada 12 horas, añade Miguel.
Ayer en la noche
Linares fue entrevistado por TV Azteca y anunció que la huelga
de hambre se transformaría en una caravana desde el DF hacia
Oaxaca, con el fin de fortalecer la resistencia en esa ciudad contra
la presencia de la PFP y de Ulises Ruiz.
(Tomado
de El Socialista, no. 319, noviembre de 2006)