Mixteca
oaxaqueña.- El grito: "¡Ya cayó, ya cayó!
¡Ulises ya cayó!" retumba y hace eco entre las piedras,
el sol, la tierra y el corazón de la mixteca oaxaqueña,
más allá de la ciudad capital, entre las comunidades
agrarias. "¡Ya cayó, ya cayó!", gritan
los niños de 4, 5, 6 años que juegan divertidos con
la consigna que han escuchado en voz de sus padres, de sus vecinos,
de sus maestros.
Es el grito que
surge de la región con el índice más alto de
marginación en la entidad. De la región de donde las
mujeres mueren por cáncer cérvico-uterino o por complicaciones
en el parto. En donde los niños carecen de alimentos, y en
donde se registran las cifras más altas de desnutrición;
en donde los servicios de salud no existen; en donde es fácil
morir por enfermedades que pueden ser curables.
Y son estas mujeres
y hombres que sufren de la pobreza cotidiana, los que ahora gritan,
y que colocan pancartas en sus puertas exigiendo la salida de Ulises
Ruiz de Oaxaca, participando junto con los profesores en las movilizaciones
locales y que manifiestan sus simpatías al movimiento coreando
las consignas, que luego son aprendidas por los niños, que
también están aprendiendo a resistir y luchar.
Esas mujeres
y hombres ya comienzan perseguir a sus autoridades priístas,
a quienes se les exige que renuncien. La presión de la población
de la Mixteca ha llegado a tal grado, que algunos presidentes municipales
de la región han tenido que apostar guardias permanentes de
policías para que los protejan.
Y aunque es cierto
que aún muchos de los municipios de la zona siguen gobernados
por el PRI, también lo es, que esta lucha está demostrando
que mucha gente ya no está dispuesta a seguir soportando a
estas autoridades, y que incluso están ya organizándose
para tumbarlos. Probablemente estemos ya ante el fin de los cacicazgos
priístas.
La
Mixteca sólo es una muestra de que la gente en Oaxaca está
saliendo a las calles a luchar y a tomar las riendas de sus propios
destinos.