Desafortunadamente,
algunas organizaciones políticas y sociales no comprendieron
la importancia de la lucha del pueblo oaxaqueño. Durante muchos
meses el conflicto estuvo en cierta forma aislado y careció
de apoyo del grueso de las organizaciones consideradas progresistas
y democráticas.
Entre
ellas, estuvieron muchas de las que forman parte de la Otra Campaña.
Le restaron importancia y consideraron que la derrota de la policía
el14 de junio en el centro de Oaxaca era un revés para el pueblo
parecido al de San Salvador Ateneo, el 3 y 4 de Mayo. El Sub comandante
Marcos hizo declaraciones favorables al movimiento de Oaxaca pocos
días después de esta agresión. Después,
el Sub ya no hablo más, ya no pidió que la gente de
La Otra campaña apoyara activamente a los trabajadores de la
educación y al pueblo oaxaqueño en general; la Otra
campaña no fue orientada a participar en su conjunto, como
organización nacional, en el movimiento popular-magisterial
de ese estado del sur de México, lo que tuvo consecuencias.
En
algunos casos, esa falta de orientación provocó que
muchas de las organizaciones sociales, colectivos e individuos, que
participaban en las manifestaciones de solidaridad, no tuvieran claridad
de qué tanto podían intervenir como parte de ese movimiento
organizado alrededor del proyecto conocido como al Otra Campaña.
También
nos encontramos con otras organizaciones que ante esta falta de orientación,
prefirieron no tener ningún tipo de intervención, ni
solidarizarse de forma alguna. Fueron varias las reuniones estudiantiles
en donde algunas voces, entre ellas las de nosotros, se levantaron
para pedir que la Otra tuviera una participación mucho más
activa en el conflicto; desafortunadamente esas voces no tuvieron
mayor eco, hasta que la Policía Federal Preventiva (PFP) ingresó
a Oaxaca a finales de octubre de 2006.
Ante
la importancia del conflicto y la falta de orientación, fuimos
varias organizaciones adherentes quienes lanzamos la propuesta de
realizar el Tercera Asamblea Nacional de Adherentes en la Ciudad de
Oaxaca. Esta propuesta tenía dos objetivos: dejar en claro
que la Otra Campaña apoyaba a Oaxaca, llevando a todos sus
integrantes al lugar del conflicto; y realizar una reunión
nacional en donde se pudiera acordar un plan de acción nacional
en su apoyo. Esta propuesta se realizó en el marco de la Primera
reunión de Adherentes de la Ciudad de México y fue aceptada
por la mayoría de los asistentes, pero no se pudo llevar a
cabo porque a nivel nacional no se realizó la consulta.
Una
vez que la PFP ocupó Oaxaca, fueron muchas y muchos adherentes
los que se movilizaron para solidarizarse con el movimiento. Sin embargo,
ante las convocatorias de la APPO para la realización de reuniones
amplias de solidaridad y de coordinación, una buena parte de
las organizaciones de la Otra que se encuentran en el Distrito Federal,
se negaron a asistir con el argumento de que "nuevamente se insiste
en tener una política de alianzas, cuando el punto no estaba
suficientemente discutido por los adherentes".
Es
importante aclarar, que nuestra insistencia de que la Otra Campaña
participara activamente en el movimiento, era con el objetivo de fortalecer
a la organización y al movimiento oaxaqueño; y ofrecer
una opción distinta a los que realmente se estaban organizando
abajo y a la izquierda.
La
gente en Oaxaca no se movilizó con el objetivo de quitar a
un gobierno burgués, para imponer a otro. La consigna de la
caída de Ulises Ruiz es principalmente una demanda democrática
en contra de la dictadura del PRI, que lleva más de 70 años
gobernando el estado de una manera despótica. Hacer nuestra
esa consigna, le hubiera dado al movimiento un carácter nacional
y de firme apoyo al pueblo Oaxaqueño.
La
otra razón, era precisamente que la Otra se mostrara como una
opción de izquierda más allá de la retórica.
Varios han sido los compañeros y compañeras que han
viajado a Oaxaca y que han visto que en el movimiento hay muchos "amarillos",
es decir, militantes o dirigentes del PRD, por lo que advierten que
hay que reflexionar sobre qué tanto nos podemos involucrar.
Éste es un mal argumento para no participar, porque debemos
apoyar a un movimiento, independientemente de sus dirigentes. Además,
este tipo de posiciones le hacen el juego a las direcciones oportunistas
porque se les termina dejando el campo libre para que actúen,
sin que las corrientes revolucionarias combatan contra ellas.
La
alianza no se planteaba con un partido burgués y traidor, como
es el PRD, sino con un organismo popular que estaba encabezando una
de las luchas más importantes en nuestro país, y que
en esos momentos requería de la más amplia solidaridad
de todas las organizaciones, principalmente de la gente de la Otra
Campaña.
Las
fuerzas organizadas a nivel nacional en el proyecto de la Otra Campaña
pudimos haber ayudado mucho a los compañeros oaxaqueños;
además, ello nos hubiera fortalecido considerablemente.
Ahora
que la represión se ha desatado intensamente en contra de la
Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca y que, inclusive, ha alcanzado
a varias organizaciones y adherentes de la Otra, también se
han multiplicado las iniciativas de solidaridad en torno de la lucha
de resistencia del pueblo oaxaqueño y para lograr la libertad
de los numerosos presos políticos.
Esa
senda no debe abandonarse, pero junto con ello será crucial
para el futuro de la construcción de una nueva alternativa
política de izquierda, llevar a cabo un balance autocrítico
de lo realizado ante la lucha de la APPO, para corregir los errores
y profundizar los aciertos y preparar las nuevas batallas.