Argentina
El
viejo cuento de la "burguesía nacional"
Una utopía reaccionaria
Por: Horacio Lagar *
Buenos
Aires, 15 de febrero del 2006.-
Un análisis marxista sobre la situación actual de Argentina
requiere bucear por debajo de la superficie saturada de hechos cotidianos
destacados por los titulares de la prensa internacional y del país.
Esos hechos cotidianos son los que el gobierno de Kirchner pretende
mostrar como prueba de la recuperación económica, la
recomposición de las instituciones y la paz social.
Entonces se verá que la pretendida recuperación de la
economía argentina, en la medida que pueda llamarse "recuperación"
a una coyuntura favorable, muy especial y limitada, solo alcanza a
unos pocos sectores de la sociedad, en abierto contraste con la afligente
situación de pobreza y hasta indigencia, que debe afrontar
una masa cada vez mayor de la población.
Dos
tercios de la población son pobres
Sin duda, entre los desocupados crónicos, los ocupados en condiciones
de semi-esclavitud por la flexibilización laboral, los jóvenes
de la generación "tercerizada", los jubilados, los
que sobreviven con un "plan trabajar" o aguardan una "bolsa
de comida", y finalmente los marginados sociales que ni siquiera
existen para INDEC (1) suman una cantidad de pobres e indigentes que
sobrepasa los dos tercios de los 38 millones de habitantes del país.
Eso sin tener en cuenta, además, que la Estadística
Oficial opera también con un claro contenido de clase - como
en cualquier país del mundo-, y clasifica como "ocupado"
a quien haya conseguido cualquier trabajo informal, temporal y sin
ningún tipo de seguridad social.
El
gobierno argentino, además de alardear sobre el rumbo económico
del país, también presenta como un gran logro ante la
opinión pública de su país y del mundo, la "democratización
de las instituciones". Sin embargo, un análisis profundo
demuestra que la pretendida democratización no es más
que la aplicación de la conocida fórmula del gatopardismo,
consistente en "cambiar algo para que todo siga igual"...
Así ocurrió con las FFAA (Fuerzas Armadas Argentinas,
institución encargada de torturar, asesinar y desaparecer a
miles de personas durante la dictadura), reacomodadas para operar
como "Guardia Nacional" al servicio del Pentágono,
como parte de la "guerra antiterrorista" del gobierno de
Bush. Lo mismo se hizo con los nombramientos en la Suprema Corte de
Justicia, después de lavarle la cara para hacerla mas presentable,
pero preservando sus funciones como garante de la impunidad y del
Régimen corrupto. Y como expresión de esta democracia,
sigue funcionando el Parlamento de dos Cámaras, con todos los
funcionarios y senadores sobornados por la Tarjeta Banelco (2) con
que el Gobierno de De La Rua les hizo votar leyes tan "progresistas"
como la de Reforma Laboral - lesiva para los trabajadores argentinos-
que se mantiene en vigencia.
Y respecto a la declamada "paz social", podría reconocerse
su existencia si por ella se entendiera que en el país no se
ha desatado una guerra civil abierta, con bandos uniformados y armados
de uno y otro lado, como suele ocurrir cuando los de arriba no pueden
seguir manejando la situación y los de abajo se niegan a soportarla
por más tiempo.....
Una
guerra encubierta
Pero sin llegar a tanto, la crónica diaria registra suficiente
cantidad de hechos opresivos y sangrientos como para catalogarla de
guerra encubierta, disfrazada, en estado de gestación, que
ya contabiliza muertos, heridos y muchas víctimas en múltiples
y generalizados enfrentamientos en todo el país. En esta guerra
solapada sin misiles ni bombas arrojadas desde aviones, son las balas
de goma, de plomo y de gas lacrimógeno las que matan y hieren
para mantener el orden, y delimita claramente los dos bandos en pugna:
el de los que protestan por sus condiciones de vida y el de los que
reprimen para proteger privilegios. Es la guerra sorda de la opulencia
y del poder contra los pobres que quieren vivir mejor, y no soportan
más esta realidad.
Pero
la responsabilidad de la misma no es atribuible por entero al gobierno
de Kirchner, como quieren hacer creer sus opositores de la derecha
del tipo de los López Murphy (3), y la Carrió (4), o
del "progresismo" colaboracionista de la CTA (Central de
los Trabajadores Argentinos)
Kirchner
solamente administra la herencia recibida, aunque ciertamente lo hace
con desmedida sumisión y fidelidad a la clase dirigente y utilizando
los clásicos métodos camarillescos de los arribistas
y aventureros políticos. Pero al margen de sus intenciones
y métodos, no es más que la "parte" impotente
de ese "todo" mundial que hemos definido como de re-colonización
imperialista, y en el que la burguesía nacional que pretende
representar, no tiene otro interés, ni rol o perspectiva, que
la de insertarse en el sistema para servirse a sí misma y a
su socio, el capital financiero.
Crisis crónica en el proceso de la acumulación
capitalista
Como país semi-colonial ligado al Imperio británico,
la Argentina pudo disfrutar, casi sin mayores sobresaltos estructurales,
de un período de acumulación capitalista, como proveedor
de materias primas del sistema hegemónico, antes y poco después
de las dos guerras mundiales.
Esa acumulación "primitiva" se alteró después
de 1945 cuando EE.UU. quedó a la cabeza del mundo capitalista
y estuvo en condiciones de imponer a sus competidores europeos y asiáticos
nuevas reglas de juego.
Pero tanto el imperialismo yanqui como el europeo, sobrevivientes
de la catástrofe bélica, tropezaron con un nuevo enemigo
que no era el enloquecido Fuhrer, sino una ley de la propia economía
enunciada por Marx como ley de la tendencia decreciente de la tasa
de ganancia. Seriamente acelerada por la competencia, la reconstrucción
y equipamiento del aparato productivo, los avances tecnológicos
y sobre todo por la creciente insurgencia de pueblos y nacionalidades
que junto a las masas trabajadoras se resistían a la explotación
en todos los continentes.
En ese marco, la Argentina exportadora de productos agrarios, debió
reacondicionar su comercio exterior así como su propia industria
de consumo interno, aceptando el hecho de que su producción
no resultara complementaria de EE.UU., nuevo país hegemónico
en sustitución de Gran Bretaña.
Semejante cambio, provocó también un reacomodamiento
de sus clases dirigentes, que debieron disputar entre sí por
el reparto de la plusvalía y la explotación más
redituable del trabajo asalariado. La superestructura política
fue el escenario donde esas luchas tuvieron lugar y se manifestó
más agudamente las crisis de estructura, provocando conflictos
donde cada clase y sector de clase, apeló a todos los medios
para mantener y proteger sus privilegios, siendo esa la causa de los
golpes de Estado, la fractura de los partidos políticos tradicionales,
la pérdida de sus respectivos liderazgos y la eliminación
del sistema bipartidista burgués.
A esta situación interna se sumó otro hecho desestabilizante,
que fue la presión ejercida por EE.UU., primero sobre Perón,
retacéandole la provisión de maquinaria industrial requerida
para su desarrollo; y después sobre todos sus sucesores.
Aunque Argentina se aprovechó de las encrucijadas imperialistas
en Asia, Africa y América Latina (Corea, Vietnam, Cuba, Nicaragua...),
no pudo superar el hostigamiento de Washington y pese a la resistencia
obrera y popular, por falta de dirección política revolucionaria,
sucumbió finalmente a la nueva fase imperialista de re-colonización,
a caballo de la cual se dieron los "planteamientos militares",
los golpes de estado, y las capitulaciones de sus respectivos gobiernos,
tanto dictatoriales como democráticos, y populistas. El bonapartismo
se constituyó en la mejor credencial política para acceder
al poder y arbitrar los conflictos, y la inestabilidad institucional
y social se hizo crónica.
La consiguiente anarquía económica y social, desubicó
en el timón de mando del país a las clases explotadoras
tradicionales (oligarquía terrateniente y financiera, burguesía
industrial, "cupera" (5) y monopolios exportadores e importadores),
todos ellos usufructuarios del proteccionismo y las prebendas del
Estado.
A este desbarajuste se sumó, por un lado la burocracia sindical
escandalosamente enriquecida desde comienzos del peronismo y una legión
de advenedizos políticos; y por el otro lado, el hecho de que
la clase obrera en proceso de empobrecimiento y reconversión
laboral, aunque combativa, cedió su rol protágonico
a una pequeñaburguesía asustada y conciliadora, más
temerosa de las masas descontentas que del imperialismo colonizador.
El genocidio perpetrado por los militares hizo el resto, exterminando
a una generación de luchadores y allanando el camino para la
experiencia neo-liberal que fue y sigue siendo, con otros rótulos,
el recurso último del capitalismo para salvar el sistema.
Por esa vía, de frustraciones, el peronismo encontró
un clima propicio para postularse como salida a la crisis. Se aprovechó
de la "camiseta" que revivía nostalgias del pasado
y de la confusión política de una masa de votantes desmoralizada,
pero urgida de soluciones rápidas a necesidades insatisfechas.
Así comenzó con Menem la "Década perdida"
(como se conoce al periodo en el que gobernó Menem, de 1989
a 1999) que superó en mucho a la "Década Infame"
de la vieja oligarquía conservadora, (periodo de 1930 a 1943,
en el Argentina vivió fraudes, golpes militares y represión
violenta)
Kirchner
y su apoyo al imperialismo
Después de otras "salidas" de emergencia siguió
el gobierno de Duhalde, hasta terminar con la última, también
por descarte, que fue la de Kirchner, para acceder a un gobierno social
y políticamente débil, impotente y falto de representatividad,
pero que todos debieron aceptar para llenar el vacío institucional.
La perspectiva quedó sellada. La Argentina del siglo XXI arribó
al bochorno electoral de octubre pasado, con la esperanza de que alguna
clase social o sector fuerte de la misma pudiera consensuar un proyecto
"sustentable" de país, capaz de presentar credenciales
al imperialismo.
La dura batalla de las dos esposas candidatas (6), determinó
al cabo de muchos insultos, que fuera Kirchner el marido con mayores
posibilidades de gobierno, haciendo que la re-colonización
se fortaleciera con nuevas medidas y puntos de apoyo.
Así lo demostró el continuado apoyo militar y logístico
de las Fuerzas Armadas argentinas al imperialismo agresor en Irak
y el envío de soldados argentinos "pacificadores"
a Haití, sin contar la impunidad con que se instalaron los
marines yanquis en la zona de la Triple Frontera para prevenir la
subversión en el Cono Sur, y haciendo de los militares argentinos
una fuerza policial anexada a las hipótesis de guerra del Pentágono.
El
pago anticipado de la fraudulenta deuda externa
Por si tales maneras de demostrar la sumisión y la dependencia
al imperialismo no fueran suficientes, el gobierno de Kirchner acaba
de dar una prueba más de servilismo, vaciando las arcas del
Tesoro Nacional para pagar al FMI, anticipadamente y "cash",
toda la fraudulenta Deuda Externa, a pesar de estar ya sobradamente
amortizada por los intereses usurarios que, contra la práctica
internacional de la misma burguesía, el gobierno vino pagando
con una puntualidad tal que mereció los elogios del propio
FMI, hasta el punto de provocar el asombro, y la preocupación,
de las propias Cámaras Empresarias, que reclaman, entre muchas
medidas de orden económico, la realización urgente de
obras de infraestructura para evitar el amenazante "default"
energético y la prestación de servicios esenciales.
El pago de la deuda externa se muestra mas injustificado y escandaloso
cuando se comprueba que para quedar bien con el FMI se contrajo nueva
deuda a menor plazo y mayor interés con la Venezuela de Chavéz,
y al mismo tiempo la crónica diaria informa de la frecuente
suspensión de clases en las escuelas, porque sus techos se
derrumban sobre la cabeza de los alumnos. O se ve por televisión
la acumulación de "enfermos internados" en los pasillos
de un hospital por falta de instalaciones e insumos. Pero nada de
eso impide a Kirchner y sus funcionarios acusar de "trotskistas"
subversivos a los empleados y médicos que hacen huelga y no
respetan "el derecho de los enfermos"...
Eran necesarias semejantes circunstancias y bases sociales tan conflictivas
e inestables, para que en el marco de la decadencia provocada por
la recolonización, pudiera instalarse en el poder una camarilla
de arribistas de naturaleza tan cipaya, sin otra ideología,
programa y política, que la de conservarse en el poder por
el poder mismo.
Impotencia y bonapartismo tardío
La
debilidad e impotencia de Kirchner, al igual que la de sus opositores
políticos, es estructural a causa del carácter atrasado
y dependiente del Régimen que representan, y por mas que unos
y otros se acusen de errores y defectos, todos tienen el mismo sello
de identidad.
La época de las "vacas gordas" que permitió
a Perón sustentarse en el gobierno arbitrando los reclamos
de las masas con concesiones laborales al mismo tiempo que resistir
las presiones del imperialismo con amenazas de movilización
obrera y popular, ha dejado definitivamente su lugar a la época
de los ajustes salariales y la anulación de las conquistas
laborales y sociales. Ahora el bonapartismo de Kirchner debe conformarse
con los gestos y la retórica populista. Por eso hemos definido
su gobierno como un bonapartismo tardío. Llegó tarde
y el proceso de la recolonización no le deja ya margen para
una política con pretensiones de independencia y soberanía
nacional.
A lo sumo puede sumarse como furgón de cola al populismo de
Hugo Chavez, porque este populismo está alimentado por el boom
petrolero.
Aunque por adopción, Kirchner opera como representante bonapartista
de una burguesía nacional resignada a no ser más que
socia minoritaria y rapaz de las grandes empresas multinacionales
y el capital financiero. Ese es el límite de su presunto fortalecimiento
político, que está muy lejos de ser estable y duradero,
aunque ahora, en febrero del 2006, celebre con bombos y platillos
que se hayan limado las diferencias con su principal enemigo interno,
el ex Presidente Duhalde, y todos parezcan coincidir en el reparto
pacífico de la renta y el poder.
El kirchnerismo, aunque legitimado por la farsa electoral y la debacle
de los partidos originales de la burguesía, tiene ese límite
infranqueable por razones de clase, y ahí quedan sepultadas
para siempre las viejas ilusiones de los "muchachos peronistas"
respecto de la "Argentina potencia", ilusiones a las que
ahora, el "progresismo" populista agregó las que
aporta el "movimiento bolivariano".
Solo la crisis crónica y el agotamiento del proceso de la acumulación
capitalista mundial, podía dar lugar a un "bonapartismo
tardío" tan sui-generis, obligado a manejarse con políticas
erráticas y ambivalentes, en busca de satisfacer a todos, pero
que aun así no convencen a nadie.
Pero Kirchner no sólo debe maniobrar entre las camarillas locales.
Su ansiada "burguesía nacional" está atada
al destino de las demás burguesías dependientes de América
y especialmente del Cono Sur de América latina, y sobre todo
a la ola de insurgencia popular que recorre el continente. Los Chávez,
y especialmente los Evo Morales, son las expresiones prominentes de
ese proceso tan temido y del que no pueden desprenderse fácilmente
los Kirchner y los Lulas. Lo más que pueden hacer es tratar
de capitalizarlo electoralmente para sostenerse en el poder como árbitros
de las masas ante la soberbia imperialista. Eso es lo que están
haciendo a través del proyectado "Eje" bolivariano.
Se
desinfla el Mercosur
Pero las utopías de la burguesía nacionales latinoamericanas
son de vuelo corto. A punto de agotarse las expectativas en la China
compradora de materias primas y commodities, ahora ha empezado a desinflarse
la utopía del Mercosur, concebido como una "unión
aduanera con aranceles externos iguales para todos los miembros y
sin trabas de ningún tipo para el comercio entre ellos",
ahora se transformó en un campo de batalla comercial para establecer
quiénes se quedan con la parte del león a expensas de
los demás, y quienes se quedan postergados en su desarrollo
y siguen siendo víctimas de los subsidios y de las diversas
formas de proteccionismo que aplican los Gobiernos, para después
engañar a los pueblos con una costosa diplomacia de burócratas
que se muestran interesados en limar las llamadas "asimetrías".
Argentina y Brasil, cabezas del Mercosur, están enfrascadas
en esta ya larga disputa que conforma un mercado de especulación
que no tiene nada de comunitario, excepto el afán compartido
por las empresas capitalistas de aumentar su ganancia, aunque argentinos
y brasileños no puedan siquiera cruzar libremente la frontera
para hacer turismo o abastecerse de mercaderías a precios razonables.
Es esta la unidad y el tipo de "inserción" que promueven
las burguesías nacionales.
Contra semejante engaño, las masas del Cono Sur no tienen otra
alternativa, al igual que las del resto del Continente respecto del
Tratado de Libre Comercio (o Nafta, por sus siglas en inglés)
y sus semejantes, que la de unirse tras un programa revolucionario
que contra el imperialismo y sus burguesías, imponga la única
salida que es la de la planificación socialista a través
de la Federación de Estados Obreros Socialistas, sabiendo que
para tal salida hace falta superar la crisis de dirección construyendo
partidos revolucionarios con influencia de masas.
Esa es la respuesta del trotkismo a la debacle del capitalismo dependiente
y la traición de sus políticos burgueses.
__________________
Notas
1.
INDEC. Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC,
institución equiparable al INEGI mexicano)
2. Tarjeta Banelco, la más famosa tarjeta de debito bancario
en Argentina. Hace referencia al escándalo de la aprobación
de la antiobrera Ley laboral durante el gobierno de De La Rua, en
donde hubo sobornos a senadores para aprobar la Ley. Fue famosa la
denuncia de Hugo Moyano, Secretario Gral. de la CGT, cuando dijo que
el ministro de Trabajo Alberto Flamarique se pavoneaba diciendo "para
los senadores tengo la Banelco". El escándalo fue tal
que el 6 de octubre del 2000 renunció el vicepresidente Carlos
"Chacho" Alvarez, un año después caía
De La Rua.
3. Ricardo López Murphy, Liberal, ex UCR(partido tradicional
del bipartidismo burgués argentino que estallo con la crisis
del 2001) ex ministro de Defensa de De La Rua, fue durante 7 días
ministro de Economía del mismo gobierno, cayo por importantes
movilizaciones populares, lo sucedió Domingo Cavallo, meses
después caía el Gobierno De La Rua.
4. Elisa Carrió: política de Centro Izquierda, al igual
que López Murphy, también militó en el UCR.
5. Burguesía cupera termino utilizado por Nahuel Monero, por
los cupos del IAPI(instituto Argentino de Promoción del intercambio)
que monopolizaba el comercio exterior durante los primeros gobiernos
de Perón 1945/55. Estos sectores burgueses hicieron negocios
a la sombra del Estado hasta la caída de Perón en 1955.
6. Las elecciones legislativas de octubre 2005 fueron un nuevo escenario
para la vieja pugna interna entre el ex-presidente Eduardo Duhalde
y Kirchner. Fue un verdadero "duelo de esposas", entre Hilda
González de Duhalde y Cristina Fernández de Kirchner,
donde triunfó la primera dama por aprox.20%, en la provincia
de Buenos Aires, el distrito electoral más importante del país.
*El
autor es un veterano militante revolucionario. Fue dirigente, junto
con Nahuel Moreno, del Grupo Obrero Marxista, en la década
de los 40. Fue delegado al VIII congreso de la Cuarta Internacional.
Es autor de, entre otros libros, Che Guevara, 30 años vigencia
y mito, Testimonios de la primera década (sobre la fundación
de la corriente trotskista en Argentina) y Maastricht . Actualmente
es dirigente de Opinión Socialista.