El
bonapartismo, según Marx y Moreno
No
está de más aclarar, así sea suscintamente, qué queremos
decir con bonapartismo.
En el libro El 18 Brumario
de Luis Bonaparte, Marx explicó que en ciertas circunstancias,
a la burguesía le estorban tanto su propio gobierno como las
libertades y garantías democráticas, y que, para mantener
su dominación social, opta por sacrificar el ejercicio directo
de su dominación política y tales derechos democráticos:
"La burguesía tenía
la conciencia exacta de que todas las armas forjadas por ella contra
el feudalismo se volvían contra ella misma, de que todos los
medios de cultura alumbrados por ella se rebelaban contra su propia
civilización, de que todos los dioses que había creado
la abandonaban. Comprendía que todas las llamadas libertades
civiles y los organismos de progreso atacaban y amenazaban, al mismo
tiempo, en la base social y en la cúspide política a
su dominación de clase, y por tanto se habían convertido
en ´socialistas'. (...)
"Por tanto, cuando la
burguesía excomulga como ´socialista' lo que antes ensalzaba
como ´liberal'', confiesa que su propio interés le ordena
esquivar el peligro de su Gobierno propio, que para poder imponer
la tranquilidad en el país tiene que imponérsela ante
todo a su parlamento burgués, que para mantener intacto su
poder social tiene que quebrantar su poder político; que los
individuos burgueses sólo pueden seguir explotando a otras
clases y disfrutando apaciblemente de la propiedad, la familia, la
religión y el orden bajo la condición de que su clase
sea condenada con las otras a la misma nulidad política; que
para salvar la bolsa hay que renunciar a la corona, y que la espada
que había de protegerla tiene que pender al mismo tiempo sobre
su propia cabeza como la espada de Damocles." (Obras Escogidas
de Marx y Engels, en un tomo, Moscú, ed. Progreso, s/f, pp
130-131).
Nahuel
Moreno también definía al bonapartismo como un régimen
represivo:
"El bonapartismo también es un gobierno de orden, por
excelencia. Lo es, precisamente, porque se asienta, no en el parlamento,
sino en la burocracia, la policía y el ejército. (...)
Para poder asentarse sobre ellos necesita una policía y un
ejército sólidos, disciplinados, dispuestos a ejecutar
órdenes represivas del régimen." (Op. Cit., pág.
49, fragmento de La democracia de la globalización: conquista
y trampa-Crítica a la "Resolución Política
Mundial", del CEI de la LIT-CI, Comité Central del Partido
Obrero Socialista - México, 9 de mayo de 1999).