Pluma 2
Revista teórica marxista de política, arte y literatura
Gobiernos de "centro izquierda": nuevo dique contra la revolución social
Primarera 2006

 

Mal tiempo para votar…. la crítica a la democracia burguesa como prueba de lucidez

Por Angélica García

 

Nacemos, y en ese momento es como si hubiéramos firmado un pacto para toda la vida, pero puede llegar el día en que nos preguntemos

Quién ha firmado esto por mí

-El comisario de policía-

Mal tiempo para votar, son las primeras líneas plasmadas en el Ensayo sobre la lucidez del portugués José Saramago. Mal tiempo para votar, se dice el presidente de la mesa electoral número catorce de la capital de un país sin nombre, mientras observa una torrencial lluvia que parece haber borrado a los electores.

Así comienza un texto que se convierte en viaje alucinante a través de la reflexión sobre el sistema democrático imperante en el mundo actual, viaje que parte de una premisa sencilla… ¿qué pasa cuando el 83% del electorado de la capital de un país vota en blanco?

Es así que tenemos a tres partidos desesperados (el de la derecha, el del centro y el de la izquierda), incapaces de explicarse cómo es que los ciudadanos han decidido cometer semejante atentado en contra del sistema.

En su desesperación, buscan pruebas de un complot anarquista internacional –el rojo resulta un color amenazador-, echan a andar operativos de espionaje para explicarse el por qué de semejante desafío, y finalmente, deciden castigar a la ciudad insurrecta…los derechos no son abstracciones […] los derechos se merecen o no se merecen, y ellos no lo merecen… sentencia el ministro de defensa de este país imaginario para justificar el estado de sitio que caerá sobre esta ciudad como castigo a su ejercicio indebido de la ley electoral…. porque indebida es cualquier acción que amenace a los señores del poder, por indebido se entiende el ejercer los derechos en contra del gobierno, en fin, que es indebido cuestionar, criticar y pero aún, apropiarse y hacer uso de aquellos derechos que nadie nos ha regalado, que son nuestros por –válgame la redundancia- derecho propio.

En las líneas de este libro, se plasman con intrincados diálogos los argumentos de un gobierno paralizado ante la callada protesta de la ciudadanía plasmada en papeletas electorales en blanco.

El abstencionismo, sea por apatía o sea por desánimo ante la falta de propuestas políticas, es visto como algo normal por los políticos de nuestros tiempos, quienes validan su estancia en el poder basados en los votos que puedan caer en las urnas electorales. Pero la presencia de miles de papeletas en blanco, desencadena una reacción de pánico que desata una serie de acontecimientos que tienen por protagonistas a un comisario de policía y la mujer que nunca quedó ciega durante la terrible epidemia de luz blanca que azotó a la misma ciudad en el Ensayo sobre la ceguera.

La historia se limita a retratar las reacciones de los políticos ante lo que parece el inicio de una revuelta social que no esperan, y que por lo tanto no saben cómo afrontar. Retrata la manera en la que la ciudad cercada busca continuar su vida cotidiana sin dar demasiada importancia al supuesto castigo del gobierno, sin embargo, jamás se exploran las razones que mueven a ciudadanos comunes y corrientes a votar en blanco, tampoco las que les permiten organizarse como uno solo durante el sitio para sobrevivir y resistir la embestida gubernamental.

El sistema imperante, ante la imposibilidad de explicarse el fenómeno del voto en blanco, recurre a atentados de corte terrorista, a la suspensión del sistema de recolección de basura de la capital y a la infiltración de agentes para detectar a la dirigencia de un supuesto grupúsculo radical.

Los resultados son contundentes: ante el atentado la ciudad mantiene su dignidad y sale a las calles con bandas blancas en los brazos acompañando a las víctimas en una marcha fúnebre masiva, silenciosa, desafío callado pero contundente al terror desatado por el Estado que defiende una democracia enferma; los agentes regresan con el mismo informe, la gente no acepta ni niega haber votado en blanco, se escudan en el derecho a ejercer el voto libre y secreto; ante la huelga de la empresa recolectora de basura, las mujeres salen a barrer las calles como si se hubieran preparado con meses de anticipación para enfrentar el ataque.

En el relato se entrelazan, de manera magistral, dos historias: la que sucede al interior del cerco y la de un gabinete debilitado por quienes han utilizado los mismos mecanismos que defienden los partidos oficiales para asestar un golpe certero al gobierno.

¿Qué democracia defienden los actuales gobiernos? Tras la lectura de esta obra queda la sensación de estar viviendo una farsa. Hay derechos que los gobiernos supuestamente democráticos aceptan, toleran y en ocasiones hasta defienden, como la libertad de prensa o la libertad de reunión. ¿Pero si se cuestionara a la democracia misma? ¿Qué pasaría si las urnas, en las elecciones del 2006, se llenaran con votos en blanco? Tal vez la respuesta gubernamental sería atroz, como la un animal herido que ataca a quien le ha asestado un golpe fatal.

En entrevista al periódico La Jornada, José Saramago afirma que en la democracia representativa actual se acepta la libertad de manifestación y discusión de todos los temas, menos el debate de la propia democracia y del predominio del poder económico, que él observa como el poder real (La Jornada, 19/06/2005).

El poder económico, sustento del sistema capitalista, se camuflajea detrás de discursos que relamen palabras como libertad, paz y democracia para justificar las peores atrocidades contra otros pueblos, como el irakí, masacrado por las tropas yanquis e inglesas que buscan llevarles las bondades del mundo occidental.

El Ensayo sobre la lucidez se convierte así, en una crítica abierta a los valores que los políticos ensalzan como ciudadanos. El autor afirma: Posiblemente vivimos en lo que se puede llamar una democracia formal, pero que, desde un punto de vista sustancial, y eso sería lo importante, es bastante precaria. La democracia se encuentra enferma.

Estamos ante una obra profundamente política, ante una invitación tal vez no tan velada a cuestionar el sistema de raíz, a preguntarnos si esa supuesta democracia en la que vivimos y que desesperadamente defienden los poderosos, no es más que una tuerca más de un sistema opresivo y desigual.

Tal vez, y sólo tal vez, una epidemia de voto en blanco sea la semilla con la que podremos comenzar a transformar a este mundo en un lugar más justo, en un lugar en el que valga la pena vivir.

 

 

José Saramago, además de ser reconocido por su extensa obra literaria y por sus innumerables premios, se ha destacado por su particular estilo narrativo, ya que emplea una puntuación que para muchos pudiera parecer incorrecta.

En una novela de Saramago los diálogos parecieran no tener fin, pues es capaz de crear oraciones con más de una página de longitud, delimitándolas únicamente con comas y los párrafos pueden llegar a ser tan extensos como un capítulo de cualquier otro libro. Es justo por esta particularidad que se le ha considerado como uno de los mejores escritores contemporáneos. Puede lograr que el lector siga a cada uno de los personajes, en sus recuerdos, en su presente, en conversaciones con otros personajes y hasta de sus propias reflexiones y críticas personales, todo, con el simple y llano empleo de las comas.

Además, en sus obras encontramos su “controvertida” visión de la historia y la cultura; leer un libro de Saramago es internarse en un viaje de fantasía, es compartir con él sus viajes por su patria natal (Portugal), es sentir que la historia está siendo contada por alguien muy cercano a nosotros y que a pesar de la realidad que nos rodea, éste escritor sigue creyendo que la sana convivencia entre las personas y la felicidad aún son posibles. (Sandra Gayou)