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URO le copió a Hitler tácticas contra insurgentesEl incendio
del Reichstag y el del Tribunal oaxaqueño
Prof. Francisco Guerra Ni siquiera a la hora de reprimir al pueblo oaxaqueño fue Ulises Ruiz (URO) original o imaginativo, porque se inspiró en un conocido ardid del peor genocida de la historia, Adolfo Hitler, para justificar su agresiva embestida contra la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO). El incendio del Tribunal Superior de Justicia, el 25 de noviembre de 2006, atribuido a los insurgentes oaxaqueños, fue llevado a cabo por provocadores del gobernador y fue casi idéntico al siniestro en el Parlamento alemán en 1933. En la noche del 27 al 28 de febrero del año 1933, el congreso alemán (Reichstag) se quemó en condiciones muy extrañas y misteriosas. Oficialmente se les achacó a los comunistas, porque cerca del edificio fue encontrado un militante de esta afiliación que era alcohólico y deficiente mental. Más tarde se supo que se trató de una operación llevada a cabo por los miembros del partido de Hitler, con el fin de que el presidente Hindenburg se dejara convencer para que se invocara una cláusula de emergencia contemplada en la Constitución. Es entonces cuando el parlamento aprobó un decreto en el cual se suspendieron los derechos civiles, incluyendo las libertades de expresión, de asamblea y de prensa, sentando así las bases para la encarcelación de potenciales opositores a los nazis sin el beneficio de un juicio o procedimiento judicial. La movilización realizada por APPO el día 25 de noviembre fue aprovechada por el gobierno de URO para montar una provocación que le permitiera utilizar a las fuerzas represivas contra el movimiento popular. La acción más espectacular y que los medios difundieron profusamente en todo el país fue aparentar que eran miembros de la APPO los que hacían destrozos y quemaban edificios públicos como el Tribunal Superior de Justicia del Estado. Inmediatamente los periodistas vendidos al régimen y sectores de empresarios satanizaron a la APPO y exigieron que el “góber rabioso” (el “góber precioso” es el de Puebla) les propinara un escarmiento a esos “vándalos”. A partir de ahí se vinieron las detenciones masivas de opositores o de simples ciudadanos que iban pasando cerca de las manifestaciones, junto con la limitación de las libertades democráticas. Al tirano, así como a los traidores que creen que el movimiento está en la lona y que de ésta no se levanta, les contestamos con unas palabras de Rosa Luxemburgo: “¡Estúpidos esbirros! Vuestro orden está construido sobre arena. Ya desde mañana la revolución se pondrá de nuevo en pie con estruendo y para terror vuestro anunciará con clamor de trompetas: ¡Era, soy y seré!”
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