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Por qué no cayó el gobernadorCuando a principios de julio de 2006 nadie apostaba un clavo por la cabeza del gobernador Ulises Ruiz (URO); Enrique Rueda Pacheco, secretario general de la sección sindical magisterial y los grupos de interés dentro de ese gremio: PRAXIS-COCEI-PRD, UTE-FPR-PC de MML y CODEMO-PRD, lograron imponerle a la Asamblea Estatal de la sección 22 que levantara el plantón y la huelga en las más de 13 mil escuelas. Con ello, le regalaron al moribundo tirano un tanque de oxígeno que le permitió sobrevivir y luego recuperarse para reprimir sangrientamente al movimiento. Con el argumento de que existía una “presión” de los padres de familia para terminar el año escolar (en realidad, la presión que sentían estos grupos venía del gobernador y del gobierno federal), el 5 de julio es-tas camarillas imponen el llamado “repliegue táctico”, sin que esta trascendente resolución fuera consultada a la base magisterial ni a la APPO. Fue simplemente una traición contra el movimiento. Además, al levantar la huelga, estos grupos eliminaron el paro general estatal que tanto la Asamblea Estatal magisterial como la APPO habían resuelto comenzar el 7 de julio y que, como dijimos, fue propuesto por el Partido Obrero Socialista. De esta manera, se dejó pasar la oportunidad de hacer caer al tiranosaurio oaxaqueño. El tanque de oxígeno Las dos semanas de repliegue del magisterio oxigenaron a la pandilla ulisesista, que modificó su posición en el tablero político. El gobernador y sus operadores se reunieron con las diferentes facciones dino-priístas de Oaxaca, de las que logran apoyo, remueve a sus golpeadores políticos más desgastados, e integra en su equipo a Heliodoro Díaz Ezcárraga, policía político con una larga trayectoria contrainsurgente. A la pregunta, ¿por qué no cayó el gobernador?, contestamos: en primer lugar , por el papel traidor contra el movimiento del PRD y el FPR-PC-MML, principalmente, así como al vacío que le hicieron al movimiento los dirigentes sindicales de gremios como el telefonista, el electricista, el petrolero, etcétera. Lo anterior fue lo decisivo en el desenlace desfavorable de la primera fase del movimiento, que concluye con la represión del mes de noviembre de 2006 y el encarcelamiento de cientos de compañeros. Existen otras responsabilidades, que aquí anotamos, y que el magisterio de Oaxaca y de todo el país deben tener en cuenta, como es un cierto divorcio que tienden a tener con la sociedad y el pueblo. También presentamos una evaluación crítica de nuestro propio trabajo como partido político revolucionario. Aunque consideramos que nuestro desempeño fue globalmente correcto, nos parece necesario y sano presentar aquí y compartir con nuestros lectores algunas fallas que tuvimos.
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