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Tres historias istmeñas de la insurrecciónProf. Heriberto MagariñoSalina Cruz, Oax .- La resistencia contra el gobernador se viene dando en el Istmo desde hace más de un año. En la madrugada del 22 de junio del 2006, detuvimos un convoy de más de 50 autobuses repletos de policías municipales y judiciales, priístas, porros y todo tipo de golpeadores al servicio de Ulises Ruiz, en la carretera Istmo- Oaxaca, a la altura del pueblo de Jalapa del Marqués. Estas personas iban acarreadas a la marcha que días antes había convocado el gobernador para desalojar a nuestros compañeros en plantón en el Centro Histórico de la ciudad de Oaxaca. Desde la noche anterior, cuando empezaron a llegar los maestros de poquito a poquito al lugar citado, se instaló una barricada con piedras, palos y llantas quemadas en medio de la carretera para impedir el paso de los autobuses. Después de una larga espera, cuando ya nos estaba venciendo el cansancio y el sueño, se oyeron las voces de alarma: “¡ahí vienen y son varios los camiones! ¡alerta compañeros!” Uno de los autobuses llegó a unos treinta metros de la barricada y de inmediato empezaron a bajar y a gritar que les dejáramos pasar: a la buena o a la mala –decían-, ellos tenían que llegar a Oaxaca. Nosotros contestamos que jamás íbamos a permitirles el paso para que fueran a golpear a nuestros camaradas. Entonces empezó el intercambio de piedras, con la barricada en llamas en medio. Desde la una hasta las seis de la mañana duró la batalla. En dos ocasiones estuvieron a punto de ganarnos, si no fuera por la valiosísima ayuda de los lugareños, el acarreo de piedras por las maestras y de algunos jóvenes estudiantes que ponían los proyectiles cerca de los que manteníamos a raya al enemigo. También se sumaron en nuestra ayuda los combativos campesinos de San Blas Atempa con sus resorteras y fue providencial la llegada de dos camiones más llenos de maestros de Juchitán, que en plena refriega suplieron a los que desde un principio empezamos el combate. Nos hubieran vencido porque evidentemente eran muchos más que nosotros, pero la oscuridad les impidió calcular nuestra cantidad. A un compañero maestro le rompieron la dentadura de una pedrada, un san blaseño recibió otra pedrada en la espalda, a otro le sangraba la cabeza, otros tantos mostraban heridas leves y atrapamos a dos supuestos estudiantes del Tecnológico de Juchitán, que confesaron haber recibido dinero de un maestro de esa institución, con viaje y comida pagada. Por allá, un camión estaba calcinado. Entonces escuchamos el arranque de motores y vimos cómo se echaban hacia atrás regresando por donde habían llegado. Así, en el Istmo logramos infligirle al asesino otra derrota más. Y las bases magisteriales cumplimos con un acuerdo, emanado de una asamblea estatal, de detener a toda costa al enemigo. La lucha contra la gente de Elba Ester Otra dura derrota que sufrieron en esta región las huestes de URO, fue el 20 de febrero de este año, cuando aproximadamente 2 mil maestros fuimos convocados para reinstalar a cuatro de nuestros compañeros en la escuela secundaria 196 de Juchitán, donde se les negaba la entrada por haber participado en la lucha del año pasado. El director de esta escuela era Miguel Silva Selvas, conocido líder de la sección 59, inventada por Elba Ester Gordillo para esquirolear a los maestros en lucha. El charro Silva Selvas había llamado a los padres de familia priístas, a líderes de ese mismo partido corrupto y a algunos maestros a los que les han prometido plazas y becas, para que resguardaran la escuela. Nos citaron a las cuatro de la tarde. Media hora después partimos en marcha hacia el norte de la ciudad, rumbo a la escuela mencionada. Desde que partimos, la caminata no fue normal: todo mundo iba aprisa, casi trotando, se veía en la cara de los maestros la inconformidad, el coraje, la urgencia de sacar a los traidores. Cuando los vislumbramos a una cierta distancia vimos que estaban armados con palos y piedras y empezaron a tirarlas, incluso se oyeron algunos disparos de arma de fuego. Pero ninguno de nosotros los que íbamos adelante se echó para atrás, al contrario, levantábamos las mismas piedras y fuimos sobre ellos al grito de “¡viva la APPO, viva el magisterio democrático, sección 22, la única y no hay dos”. Si acaso duró unos 15 minutos la pelea, porque nuestros contrincantes salieron huyendo despavoridos, algunos alcanzaron a refugiarse en una casa cerca de la escuela. Cuando rodeamos la casa vimos que estaban en el baño temblando de miedo y un compañero nuestro les echó una cubeta de agua por la ventana. Otro director de Elba Ester fue expulsado El día 11 de abril un grupo de maestros representantes del sector Salina Cruz, fuimos a expulsar al director de la escuela Secundaria General. No.3, el profesor Flavio Rojas Morales, que en el momento de su salida gritaba que él es de la sección 22. Pero las denuncias en su contra eran abrumadoras. El día 8 de marzo, día internacional de la mujer, se desarrolló una movilización masiva y él y sus incondicionales laboraron y con ello boicotearon el movimiento. También se le sorprendió pegando propaganda del autonombrado “Consejo Central de Lucha”, que es la mascarada de la sección 59 creada por Elba Ester para destruir a la sección 22. Flavio Rojas también apareció declarando en un diario local acompañado de Silva Selvas. Y en la escuela que dirigía se aliaba con maestros priístas para hostigar a los maestros de la 22. Por eso el día 30 de marzo, en una asamblea masiva sectorial, se resolvió su salida. |