En la reunión del Comité Central del POS (ahora MAS)
de los días 15 y 16 de septiembre de 2006, nuestra agrupación
tome la siguiente posición frente al movimiento lanzado por
Andrés Manuel López Obrador.
En
numerosas ocasiones los marxistas revolucionarios hemos tenido que
definirnos frente a movimientos "antiimperialistas", "nacionalistas",
"antizaristas" "progresistas" o "democráticos".
En primer lugar, nuestra corriente revolucionaria internacional
concluyó que todo movimiento burgués o pequeño
burgués comienza siendo progresivo y luego sigue una fase
declinante, en la que degenera y se convierte en agente del imperialismo.
Ése fue el caso de los social revolucionarios rusos y también
del nasserismo (Egipto), el peronismo (Argentina), el cardenismo
(México), etcétera.
Los
imperialistas esperaban el triunfo de Amlo y no sólo no mostraban
preocupaciones ante su presidencia, sino que estaban esperanzados
en que éste pudiese concretar las "reformas" que
vienen exigiendo. Por ejemplo, The Economist, el 1 de julio, publicó
un editorial titulado "Changes, please" (Cambios, por
favor) en el que apoyaba un futuro gobierno de Amlo "para acabar
con la parálisis legislativa y enfrentar la desigualdad social."
Con otras palabras, el de Amlo no es un movimiento nacionalista
ni antiimperialista. Como hemos demostrado, siempre tendió
puentes hacia los imperia-listas y su programa económico
es neoliberal.
Por
otra parte, tampoco es un movimiento democrático. Es interesante
que jamás ha brindado la mínima solidaridad hacia
la lucha del pueblo oaxaqueño (y el movimiento en Oaxaca
tampoco se ha sentido representado en la lucha de Amlo). El colmo
ha sido el reciente apoyo expreso de todos los gobernadores del
PRD al gobernador de Oaxaca, el priísta Ulises Ruiz, y que
ni Almo ni nadie en el PRD hayan levantado al menos la voz contra
esta traición a una de las luchas más heroicas y nobles
habidas en México desde hace muchos años.
Es
interesante recordar cuál fue la política de Lenin
y de Trotsky ante corrientes políticas similares al lópez-obradorismo
(en realidad, no tan degeneradas como éste). En una de sus
muchas referencias al tema, Trotsky escribió sobre cómo
encarar las alianzas en una lucha democrática, en este caso
por la autodeterminación nacional:
"El
Partido Bolchevique defendía el derecho de las naciones oprimidas
a la autodeterminación con los métodos proletarios de
la lucha de clases, rechazando totalmente los bloques "antiimperialistas"
charlatanescos con los numerosos "partidos nacionales" pequeño-burgueses
de la Rusia zarista…
"Los
bolcheviques siempre desenmascararon sin contemplaciones a esos
partidos, como a los socialrevolucionarios rusos, sus vacilaciones
y su aventurerismo… Lenin no cedió en su crítica
intransigente ni aun cuando las circunstancias lo obligaron a realizar
alguno que otro acuerdo episódico, estrictamente práctico,
con ellos.
"No
cabía ninguna alianza permanente con ellos bajo la bandera
del "antizarismo". Solamente gracias a esta política
de clase, sin conciliaciones, los bolcheviques lograron, en el momento
de la revolución, hacer a un lado a los mencheviques, a los
socialrevolucionarios, a los partidos nacionales pequeño burgueses
y nuclear tras el proletariado a las masas del campesinado y de las
nacionalidades oprimidas." (Trotsky, León, A los camaradas
ucranianos en Canadá, en Sobre la liberación nacional,
Bogotá, Pluma, 1976, págs. 32-33. los subrayados están
en el original).
La
constitución en México de un movimiento nacional opositor
"desde la izquierda" contra el gobierno de Felipe Calderón
constituye un grave problema para nuestro partido, ya que nos quita,
en buena medida, espacio político. Nuestro partido ya pasó
por esta situación luego de las elecciones de 1988 y significa
que seguiremos nadando contra la corriente.
Existen
dos peligros ante el fenómeno de Amlo y su movimiento: a)
adaptarnos a éste como han hecho la mayoría de pequeños
grupos oportunistas (LUS, PRT, FPR, etcétera), que se pliegan
a una dirección burguesa y bonapartista.
El
otro peligro es ignorarlo o sectarizarnos, no verle nunca algún
rasgo progresivo y cerrar la posibilidad de unidad en alguna acción
específica. Por ejemplo, es posible que la Convención
Nacional Democrática resuelva que el DF ya es un estado de
la federación. En casos como ése, deberíamos
decir que es un punto de coincidencia y que estaríamos de acuerdo
en desplegar alguna acción en común. También
debemos de declarar que Fecal no es nuestro presidente y que es un
gobernante impuesto.