Recordando a Nauel Moreno
Juan Miguel Reyes

Pluma No. 6 - Primavera 2007

Hugo Miguel Bressano Capacete (nombre de quien después sería conocido como Nahuel Moreno) nació el 24 de abril de 1924 en Alberdi, un pueblo agroganadero de la rica provincia de Buenos Aires, en el seno de una familia de clase media alta.

A los 18 años, Bressano entró al grupo dirigido por Liborio Justo Quebracho, pionero del trotskismo en la Argentina. Quebracho fue el primero que, tomándolo de Trotsky planteó correctamente que en América Latina y en la Argentina, la primera tarea revolucionaria es la liberación nacional. Él bautizó a Bressano con su seudónimo: Nahuel, en idioma indígena araucano, significa tigre, y moreno era el color del pelo.

El trotskismo argentino se limitaba a unos grupos dispersos, que militaban muy poco. Hacían largas reuniones en los bares y, por la noche, tertulia, generalmente en el Café Tortoni, de la Avenida de Mayo, a pocas cuadras del Teatro del Pueblo. "Entre el 40 y el 43, el trotskismo era una fiesta", diría Moreno.

Moreno abandonó muy pronto a Quebracho. Con algunos amigos adolescentes, fundó, en 1944, el Grupo Obrero Marxista. En el documento precursor señaló claramente la decisión histórica de abandonar la "fiesta": "Nos empalmaremos en el movimiento obrero, acercándonos y penetrando en las organizaciones donde éste se encuentre, para intervenir en todos los conflictos de clase".

En la clase obrera
En enero de 1945 estalló la huelga en la fábrica más grande del país, el frigorífico Anglo-Ciabasa, de 15.000 obreros, en Avellaneda. Los jóvenes del GOM buscaron una manera para ligarse. Mateo Fossa, un dirigente trotskista del sindicato de la madera, les dio la "receta" -que luego se emplearía hasta nuestros días: aconsejó a los jóvenes del GOM que organizaran una colecta y la llevaran al comité de huelga del Anglo-Ciabasa. Además, que se ofrecieran para todo servicio y para imprimirles los volantes: "Eso sí, sin tocarles ni una coma ni pretender darles línea". Así lo hicieron.

Les costó trabajo, al principio, encontrar a los dirigentes del sindicato de fábrica, que eran anarquistas y desorganizados. Pero estos, pronto quedaron encantados con la seriedad del grupo. Lucas Domínguez, el dirigente anarquista del sindicato, quedó como un gran amigo y el resto del comité de huelga, así como varios activistas, ingresó al GOM. En abril, volvieron a salir a la huelga: "Fue casi totalmente dirigida por nosotros -cuenta Moreno. Hicimos una especie de comuna en Avellaneda: desviamos el tránsito y no se podía circular sin un carnet del sindicato."

Luego de este ensayo general, Moreno y varios compañeros del GOM fueron a vivir a Villa Pobladora, extensa barriada obrera circunscripta por el río y el ferrocarril, en Avellaneda. Lograron hacer un fortín trotskista en medio de la marea peronista que inundó al país desde 1945. Además del trabajo en la carne, dirigieron el sindicato de la construcción, media comisión interna de la fábrica SIAM -la metalúrgica más grande del país- y muchos otros establecimientos de las cercanías. Moreno asesoró a los dirigentes obreros ganados por el GOM en la fundación de varios grandes sindicatos, como la Federación de la Carne y la Asociación Obrera Textil.

La inserción de los trotskistas en las fábricas y en el populoso barrio obrero era completa. El GOM funcionaba en el Club Corazones Unidos de Villa Pobladora. El club organizaba bailes y actividades culturales, deportivas y vecinales. En el club daban cursos y charlas: "aunque trabajábamos con la línea sindical, lo fundamental eran los cursos, que eran los que más impactaban a los obreros". Los temas iban desde enseñar a leer y escribir hasta dar la historia de las revoluciones francesa y rusa. También, un curso "básico" de iniciación marxista y partidaria.

En Villa Pobladora hicieron lo primero y fundamental que debemos pedirle a un grupo revolucionario que comienza a actuar: hacerse parte del movimiento obrero. Ese fue el gran acierto del GOM.

A Moreno se le grabó la experiencia de Pobladora. En adelante, daría la misma batalla en la Cuarta Internacional, polemizando con el trotskismo europeo que no había superado su etapa estudiantil e intelectual, no había hecho su Pobladora. En todas partes Moreno insistió en adquirir, mantener y reforzar la ligazón al movimiento obrero. Lo hizo cada vez que el partido argentino se apartó de esa senda. Y lo repitió en todos los partidos que contribuyó a fundar: ayudó a los estudiantes del Bloque Socialista Colombiano a meterse en las concentraciones obreras de su país, empujó al partido español a meterse en Getafe, enseñó a los estudiantes brasileños a entrar en la gigantesca Pobladora de Latinoamérica que es el ABC de San Pablo. Y así siempre, en todos lados...

El impacto de la Revolución Mundial
Moreno viajó a París en 1948 al II Congreso de la Cuarta Internacional. El mundo de la posguerra estaba en ebullición. Las guerrillas chinas de Mao Tse Tung estaban por tomar el poder. Media Europa había quedado ocupada, al cabo de la guerra, por el Ejército Rojo, y empezaba la construcción de nuevos estados obreros. Un explosivo proceso de liberación nacional sacudía al sur y al sudeste asiático, al mundo árabe y a toda África. Los dirigentes de la Cuarta intentaban sacrificadamente, poner en marcha la organización, sin la mano orientadora de Trotsky. Moreno se sumó a la tarea.

Un ala de los camaradas se inclinaba por no reconocer el carácter de estados obreros a los países del este europeo, dado que sus transformaciones se hacían "en frío", burocráticamente, sin revoluciones obreras ni direcciones bolcheviques, como la que había habido en Rusia. Pablo, su discípulo Mandel y Moreno estuvieron, en cambio, entre los que decididamente encabezaron el reconocimiento de esos estados obreros como una con-quista de las masas, a pesar de que nacían de un modo atípico y deformado por la burocracia.

Luego de una polémica la Cuarta se inclinó oficialmente por el reconocimiento. Esto ayudó al progreso del trotskismo, que pudo dar una respuesta correcta a un hecho decisivo de la posguerra: los nuevos estados obreros eran grandes triunfos de la revolución, que debían ser defendidos de toda agresión imperialista.

Pronto, sin embargo, la Cuarta entraría en crisis. Los partidos comunistas tenían, entonces, un enorme prestigio, por la derrota de Hitler, las transformaciones del este europeo y la lucha de Mao en China. Se vivía la época de la llamada "Guerra Fría" entre la URSS y Estados Unidos. El pablismo -nombre que sé dio a la dirección cuyos ejes eran Pablo, Mandel y otros camaradas- analizaron que el estallido de la tercera guerra mundial era inevitable. Supuso que los partidos comunistas, obligados a defender a la URSS, se harían revolucionarios. Y decidió que los trotskistas debían practicar el entrismo en ellos, cosa que efectivamente hicieron muchos grupos europeos, durante veinte años. Eso provocó que por muchos años el trotskismo prácticamente desapareciera de Europa.

Moreno de inmediato enfrentó a los dirigentes pablistas cuando capitularon al estalinismo. Se opuso a su teoría de la "guerra inminente" y, sobre todo, a su análisis revisionista de que los partidos comunistas se harían revolucionarios. Respecto del entrismo, Moreno afirmó que podía ser una táctica de los trotskistas para ligarse a las masas, entrando a los partidos donde ellas estuvieran, pero para romperlos, peleando desde adentro contra sus direcciones, ya que jamás dejarían de ser contrarrevolucionarios.

La crisis condujo a la división de la Cuarta, produciéndose un alineamiento de fuerzas. De un lado quedó el pablismo. Del otro, se formó el Comité Internacional. Moreno se sumó al Comité Internacional.

De la crisis de la Cuarta, provocada por el pablismo, Moreno sacó conclusiones definitivas: "En la internacional pasaba algo parecido a lo que había sucedido en el movimiento trotskista argentino. Estaba en manos de una dirección no proletaria, con su base social en la intelectualidad europea y con todos los vicios de las corrientes pequeño burguesas".

Palabra Obrera
¿Cómo influyó el abrazo de la causa internacionalista? Fue una revolución. Moreno decía que antes tenía una visión fotográfica, estática de la realidad y que al comprender el marco mundial pudo ver el dinamismo de la película. Entre 1949 y 1950, Moreno realizó importantes estudios de economía e historia argentina y latinoamericana, que se concretan en documentos y libros. Pero lo más importante fue la precisión del fenómeno peronista, que permitió al partido superar la visión obrerista y sectaria.

Moreno analizó que a escala continental había un plan de colonización yanqui. Hace cuarenta años fue un descubrimiento, ya que toda la izquierda seguía denunciando al imperialismo inglés como el principal enemigo. Moreno consideró que, pese a su carácter burgués y totalitario, el gobierno peronista cumplía un papel relativamente progresivo al oponerse, aunque fuera tibia y cobardemente, al imperialismo norteamericano.

Con sus nuevas caracterizaciones, el partido dio un salto. Se extendió a varias otras localidades del país y, poco después, fue el único que denunció y llamó a luchar contra el golpe militar pro yanqui que se preparaba.

El golpe gorila se produjo, finalmente, en 1955. Pronto atacó al movimiento obrero, interviniendo a la central sindical, disolviendo las comisiones internas fabriles y encarcelando y llegando a fusilar activistas obreros, así como dirigentes políticos del proscrito peronismo.

La respuesta fue una gran lucha obrera, conocida con el nombre de La Resistencia. La misma se libró en medio de una crisis total de dirección: Perón había huido al exilio y la burocracia sindical se "borró", como llaman los argentinos a los que desertan cobardemente. El PS y el PC por su parte, apoyaron a la dictadura.

Pese a la clandestinidad y a la pequeñez del partido, Moreno y sus camaradas se lanzaron con toda audacia a encabezar la lucha. Apenas un mes después del golpe firmaron un volante llamando a la huelga general, en el día peronista (17 de octubre). La huelga se hizo espontáneamente, porque era el sentimiento de los trabajadores.

Comenzó así en las empresas un agrupamiento de los luchadores para recuperar los sindicatos. Se hicieron huelgas y ocupaciones fabriles. La primera, en la metalúrgica Carma, desafiando a los tanques militares, fue dirigida por el partido.

Moreno trazó la línea de unir esas luchas, formado el Movimiento de Agrupaciones Obreras, cuyo periódico, Palabra Obrera, haría historia. Con su nombre pasó a conocerse el partido. Su tiraje regular, cercano a los 10.000 ejemplares semanales, llegaba, en ocasiones, a los 50.000. Se vendía en las puertas de las grandes fábricas y circulaba de mano en mano. Su director, el Vasco Bengochea, detenido en varias oportunidades, fue entrevistado, en 1957, por la televisión norteamericana, como uno de los políticos más importantes de la Argentina.

La línea del partido era terminar de organizar los gremios más importantes, especialmente el metalúrgico, donde Palabra Obrera dirigía muchas de las principales fábricas, para formar una intersindical y lanzar la huelga general contra la dictadura.

Advirtiendo este peligro, Augusto Timoteo Vandor, el principal burócrata sindical peronista y dirigente de los metalúrgicos, abortó ese proceso, lanzando prematuramente la huelga aislada en ese gremio." Muchas fábricas pararon, creyendo que la línea venía de los trotskistas.

Palabra Obrera no tuvo más remedio que ponerse a la cabeza de la huelga. Moreno la dirigió personalmente. El comité de huelga, formado por los compañeros más representativos, se reunía día y noche en casas del partido, con Moreno. Durante veinte días la huelga mantuvo en vilo al gobierno, hasta que se debilitó y fue derrotada. Costó el despido del activismo, principalmente trotskista.

Por esa causa, la intersindical, que poco después se formó, tuvo una neta mayoría peronista. Pudo haberla tenido el trotskismo, si la huelga metalúrgica no se hubiera lanzado aislada y prematuramente.

Bajo el signo de la Revolución Cubana

En 1959 triunfaba la Revolución Cubana, rompiendo todos los esquemas construidos hasta entonces. Un movimiento guerrillero, originalmente nacido de un partido tradicional de la oligarquía, apoyado por la Iglesia y que tenía una dirección estudiantil y pequeño burguesa, empalmó, después de años de luchar en forma aislada en la sierra, con un gran ascenso de masas. Fidel y el Che encabezaron, entonces, una insurrección popular triunfante y, poco después, expropiaron a la burguesía, instaurado el primer estado obrero de América.

El imperialismo fue totalmente sorprendido. El estalinismo sufrió un duro golpe y quedó completamente descolocado: por primera vez una revolución triunfante quedaba totalmente fuera de su control. El trotskismo tampoco estaba preparado para un hecho como el cubano. Moreno preveía levantamientos de masas en todas partes, pero con insurrecciones como la boliviana del 52 o como la que estuvo en puerta en La Resistencia argentina, protagonizadas por la clase obrera.

La Revolución Cubana desató un vendaval. Fidel y el Che, pasaron a encabezar un movimiento latinoamericano, que ganó a la mayor parte de los mejores luchadores.

Pero pronto aplicaron en todos los países la misma receta guerrillera, desdeñando la lucha de clases real. Creyeron encontrar un atajo, una vía más corta y segura para la revolución. Pero fue un callejón sin salida. Durante casi veinte años, una generación entera de revolucionarios latinoamericanos que siguió al castrismo terminó en el desastre, en muchos casos capitulándole ideológica y programáticamente a la burguesía pero no salvándose por eso del exterminio. La mayor parte de los sobrevivientes de la matanza que sufrió el propio Che en Bolivia, en 1967, y luego los Tupamaros, los Montoneros, el ERP y decenas de grupos, terminó en la más oscura bancarrota política y moral.

Las primeras discusiones
Moreno reconoció y saludó la existencia del nuevo estado obrero al que pasó a considerar como la mayor conquista lograda por las masas latinoamericanas. Felicitó a Fidel y al Che por su llamado a constituir un movimiento continental. Con admiración y respeto hacia ambos -al Che lo entrevistó en Uruguay en 1960- Moreno consideró que en Latinoamérica había un proceso revolucionario único, encabezado por ellos, del que había que formar parte, aún con diferencias políticas y metodológicas profundas.

Sacó también importantes conclusiones teóricas. El Programa de Transición casi desechaba la posibilidad de que un movimiento guerrillero pequeñoburgués, como el castrismo, pudiera encabezar una revolución socialista. Dedujo, entonces, que la situación mundial se había hecho más revolucionaria de lo que previó Trotsky. Y concluyó que la guerra de guerrillas debía incorporarse como una táctica más del arsenal de la lucha armada de masas, para ser aplicada en determinadas circunstancias.

Al mismo tiempo, inició la discusión con la vanguardia que creyó que, en todo tiempo y lugar, había que ir a jugarse la vida abriendo un foco guerrillero. Moreno insistió en el trabajo sobre el movimiento obrero y las masas y llamó a continuar la tarea de construir un partido mundial revolucionario, oponiéndose a la concepción pequeñoburguesa de hacer ejércitos guerrilleros nacionalistas, que obedezcan sin chistar las órdenes de sus jefes. La discusión bajaría a tierra de inmediato en Perú.

Cuzco, Lares y La Convención
En Perú, en el Cuzco y en los valles de La Convención y Lares, los campesinos se alzaron y ocuparon tierras. Los propietarios se organizaron para defenderlas violentamente. La explosiva lucha campesina nada tenía que ver con un foco guerrillero como los que postulaba el castrismo. Era una lucha de masas.

Cuba se negó a apoyarla, pero el trotskismo corrió a hacerlo. Hugo Blanco era un estudiante peruano que cursaba en la universidad argentina de la Plata. Allí fue ganado por el partido y Moreno lo convenció de que volviera al Cuzco a militar con los campesinos. Así lo hizo y se convirtió en un legendario dirigente de masas, el mayor que dio el trotskismo en Latinoamérica.

Todo el partido argentino se volcó a ayudar al Perú. Moreno trazó la línea: impulsar la sindicalización masiva, que ya estaba en curso, de los campesinos y que sus sindicatos ingresen a la central obrera peruana. Plantear la creación de milicias campesinas para defender las tierras ocupadas. Y paralelamente, construir el partido no sólo en la zona sino en Lima, ganando a la clase obrera.

Así se empezó a hacer. El dirigente argentino Daniel Pereyra se fue a instalar en Lima. El partido argentino reunió cotizaciones y muchos militantes remataron sus bienes personales para apoyar la lucha. Moreno viajaba periódicamente, organizando la ayuda material y orientando el trabajo. Al poco tiempo, Hugo Blanco era el delegado de los campesinos a la central de trabajadores del Cuzco.

Pero empezaron los problemas. Las tesis castristas hicieron mella en Pereyra y otros dirigentes. En vez de golpear sobre el movimiento obrero y estudiantil limeño para que apoyasen a los campesinos y en vez de construir el partido, organizaron un grupo guerrillero. Querían dar un "golpe maestro" asaltando un banco y, a la vez que conseguir fondos, crear un hecho político.

Moreno inició una dura polémica contra la desviación putchista. Fue a Perú a impedir el asalto. Resultó inútil. El Che Pereyra, como entonces lo llamaba la prensa latinoamericana, había sido ganado por la concepción guevarista. En 1962 asaltó el Banco de Crédito de Miraflores, en Lima.

Resultó desastroso. En vez de despertar apoyo popular, dio el pretexto al gobierno y a la burguesía para desatar la represión. Pudieron aislar la lucha campesina hasta hacerla retroceder y derrotarla. Hugo blanco fue víctima de una larga cacería, que terminó con su encarcelamiento y condena a muerte. Una campaña mundial del trotskismo pudo, finalmente salvarle la vida y lograr años después su amnistía.

Inmediatamente después de producido el asalto Moreno ayudó a la fuga y el ocultamiento de Pereyra y los demás camaradas, logrando que salieran de Lima. Pero luego fueron apresados, encarcelados y ferozmente torturados. Moreno, acusado por la burguesía de ser el organizador del asalto, pudo esconderse en Bolivia. Allí fue detenido y posterior-mente liberado, aprovechando para organizar la ayuda a Hugo Blanco. Regresó clandestinamente a Buenos Aires, donde volvió a ser detenido. Luego de un año de cárcel, la justicia argentina rechazó la extradición pedida por el gobierno peruano.

En ese momento se produjo la ruptura de otro dirigente argentino, Bengochea, ganado también por las concepciones guerrilleras. Él había sido enviado a Cuba junto a un grupo de militantes, por la dirección del partido. Su delicada misión consistía en tratar de lograr que Fidel Castro se decidiera, por fin, a apoyar a Perú, organizando el rescate de Hugo Blanco del cerco represivo que lo envolvía. Pero en Cuba fue ganado, también él, por el castrismo. En vez de conseguir el apoyo de Fidel Castro a Perú, se quedó en la Isla, recibiendo entrenamiento militar.

Regresó, en 1963, a Buenos Aires, para irse del partido y organizar la guerrilla en el norte argentino. Así lo hizo, pero unos meses después de la división, él y su grupo perecieron trágicamente al estallar la residencia, en la calle Posadas del barrio norte de la Capital, donde habían instalado un arsenal.

La ruptura y muerte de Bengochea y el encarcelamiento de Hugo Blanco fueron los primeros, de numerosos, grandes tributos que Moreno y su partido pagaron a la terrible presión de los métodos y la política castrista, que mandaron al exterminio a tantos revolucionarios.

Moreno polemizó con los escritos del Che Guevara. El trabajo titulado Dos métodos frente a la revolución latinoamericana es una de las mayores contribuciones del trotskismo, deslindando terreno con el foquismo.

En la Cuarta Internacional
Como había ocurrido diez años antes con los estados obreros del este de Europa, Cuba provocó que una mayoría de los trotskistas reconociera a la Revolución Cubana y una minoría, sectariamente, la ignorara. La mayoría se reunificó en 1963, rompiendo las anteriores fracciones y formando el Secretariado Unificado de la Cuarta Internacional (SU). Pablo y Posadas se habían retirado y al frente de esa corriente estaban Mandel, Maitán, Frank y otros.

Moreno se sumó un año después. Si bien consideraba que la reunificación era progresiva, pues reagrupaba a la mayoría del trotskismo para apoyar a la Revolución Cubana, alertó sobre el peligro de que ahora se produjera una capitulación al castrismo, como antes había ocurrido con el estalinismo. Desgraciadamente, así fue.

La mayoría del SU no tardó en dar para Latinoamérica la desastrosa orientación de que los trotskistas centraran su actividad en el campesinado y la guerrilla rural. Más tarde la cambiaron por la orientación de hacer guerrilla urbana. Es decir, se plegaron total-mente al castrismo. Comenzó, entonces, una fortísima discusión, encabezada por Moreno.

Como saldo de esa lucha, Moreno escribiría su obra Un documento escandaloso, aparecida en 1974. El libro, que polemiza con Mandel, es un resumen de las diferencias con el guerrillerismo y el ultraizquierdismo y una guía para la construcción del partido. Conocido como "El morenazo", el texto fue estudiado por cuadros trotskistas en todo el mundo y dio la base teórica, política y metodológica para la construcción de la fuerte corriente trotskista mundial, que Moreno pasaría a encabezar.

El PST
El partido argentino quedó golpeado por las rupturas hacia el guerrillerismo. Además, en 1966, el golpe militar de Onganía lo había forzado a replegarse hacia la clandestinidad. En esas condiciones, Moreno volvió a hacer lo de siempre. Había escuchado en la cárcel peruana que la policía empleaba el término "peinar" para designar la búsqueda, casa por casa, de activistas. Del mismo modo Moreno empujó al partido a "peinar" las fábricas, en busca de activistas, durante esos años de retroceso. Además, muchos cuadros continuaron entrando a trabajar como obreros e hicieron su experiencia de dirigentes fabriles. De este modo, el partido se recompuso y, a fines de los años 60, estaba en buenas condiciones para aprovechar las ocasiones que se le presentarían.

En 1968, se produjeron en Francia los acontecimientos conocidos como el Mayo Francés, que permitió un gran salto a los trotskistas, fundar la poderosa Liga Comunista Revolucionaria. De estos hechos, Moreno sacó, entre otras, la conclusión de que había que prestar preferente atención al movimiento estudiantil, porque por allí vendría un ascenso y avanzaría el partido. El partido concentró militantes en las universidades y así estuvo listo para recibir el gran auge de las luchas, primero estudiantiles y luego obreras, que se produjeron. En 1969 estallaron una serie de semiinsurrecciones, la mayor de las cuales fue El Cordobazo, que marcó el comienzo del fin de la dictadura.

El nuevo ascenso argentino sería, como dijo Moreno, "la prueba de dos líneas". Antes del Cordobazo, el castrismo y el mandelismo mandaron a los cuadros y al activismo a salir de las fábricas y las universidades, para llevarlos al campo a preparar la guerrilla rural. Moreno, en cambio, llamó a concentrarse en el movimiento obrero y estudiantil, por donde iba a venir y vino la lucha de masas. Después del Cordobazo, el castrismo y el mandelismo mandaron a esconderse en la clandestinidad, porque la dictadura iba a reprimir, y a preparar la guerrilla, ahora urbana. Moreno, en cambio llamó a utilizar todos los resquicios de libertades demo-cráticas, que la lucha de masas estaba imponiendo.

Se fundó así, en 1972, el Partido Socialista de los Trabajadores. Después de conseguir 40.000 afiliaciones y la correspondiente legalidad, en la segunda vuelta de las elecciones de 1973 el PST alcanzó 180.000 votos, ocasión en que el PC y la guerrilla llamaron a apoyar al peronismo. El PST inició el proceso electoral como un partido prácticamente desconocido. Y salió extendido a todo el país, con 50 locales y varios miles de militantes, respetado por la clase obrera.

Años decisivos
En 1974 el gobierno peronista organizó la asesina Triple A y proliferaron los escuadrones de la muerte parapoliciales. Sus tres primeros asesinados fueron los militantes del PST que, armas en mano, defendían un local en la zona obrera del norte del Gran Buenos Aires, de los ataques fascistas. Caerían muchos más compañeros. Fue un golpe tras otro. El partido, reconcentrándose en sus firmezas y tradiciones, homenajeó y lloró a sus muertos queridos, en grandes actos públicos, con dientes y puños apretados.

Moreno sacó fuerzas de la flaqueza -su esposa Rita también había fallecido, víctima del cáncer- y encaró la tarea que se abría: la preparación del partido para el pase a la clandestinidad. De ese modo, cuando la dictadura genocida de Videla se instaló en el poder, en 1976, el PST estaba en guardia: los militantes tenían casas seguras y había tres aparatos de imprenta preparados para funcionar aún bajo los militares.

El PST perdió más de cien militantes y otros centenares fueron detenidos y torturados. Decenas, pasaron años en la cárcel. Entre ellos, José Francisco Páez, dirigente obrero del Cordobazo. Pero el PST resistió y, cuando cayó la dictadura, se hizo el partido más grande de la izquierda argentina. Al mismo tiempo, sus cuadros dirigentes en el exilio hicieron una contribución decisiva al crear una corriente revolucionaria mundial.

Tiempo de exilio
Moreno optó por establecerse en Colombia, pues allí había entablado contacto con un grupo político -el Bloque Socialista- formado por profesores universitarios y estudiantes, de preponderante actuación en las luchas universitarias, a fines de los años 60. Al mismo tiempo, más de un centenar de cuadros del partido argentino se desplazaron a distintos países para construir la corriente internacional, como parte de esa misma política.

En 1976, Moreno fundó en Bogotá la Tendencia Bolchevique, con-vertida dos años después en Fracción Bolchevique, para disputar la conducción de la Cuarta. La FB de Moreno agrupó a la gran mayoría de las fuerzas que, dentro del SU, se habían opuesto a la desviación guerrillera y ultraizquierdista, reunió alrededor de veinte partidos y grupos, casi todos de Latinoamérica dónde se había librado la crucial lucha contra e esas tendencias pero con cabezas de puente abiertas en España, Italia, Suecia, Portugal, Alemania y Grecia. Con la FB, Moreno comenzó a formar una dirección internacional genuina, formada por compañeros de diversos países. Esa incipiente dirección fue capaz de impulsar exitosamente actividades internacionales centralizadas.

La Brigada Simón Bolívar
La Revolución Nicaragüense produjo en 1979 un nuevo sacudón. Otra vez un movimiento guerrillero, después de luchar en forma aislada durante mucho tiempo, pasaba a dirigir una insurrección de masas triunfante.

En esta ocasión, Moreno no estaba desprevenido: había aprendido de Cuba. Además contaba con la FB, que mostró capacidad para intervenir. Moreno y la FB venían llamando desde 1977 a apoyar la lucha del sandinismo. En Nicaragua no existía prácticamente el trotskismo. Con gran audacia, Moreno propuso entonces formar una brigada internacional de combatientes, rescatando el ejemplo de los voluntarios que habían combatido en la Guerra Civil Española. Se trataba ahora de sumarse a la lucha armada contra Somoza, bajo el mando militar del sandinismo. Así nació la Brigada Simón Bolívar.

El 19 de julio de 1979, la Brigada entró triunfalmente a Managua, recibida por el pueblo y por el sandinismo. Los sandinistas no quisieron seguir profundizando la revolución. No repitieron lo de Castro y el Ché, cuando veinte años antes expropiaron a la burguesía y buscaron extender la revolución, sino que aceptaron el consejo del Castro de entonces: pactar con la burguesía y el imperialismo.

Para los sandinistas, la Brigada cometió el pecado trotskista de llamar a que se avance al socialismo, de haber organizado más de 80 sindicatos en pocos días y de haber impulsado el armamento obrero y popular. Los brigadistas fueron detenidos, puestos en un avión y entregados a la policía panameña.

La mayoría del Secretariado Unificado de la Cuarta Internacional, que no apoyó al sandinismo cuando luchaba contra Somoza, hizo después lo de siempre: cuando triunfó corrió a echarse a sus pies. Se sumó al coro burgués que aplaudió la expulsión de los brigadistas.

Moreno y la FB tomaron la decisión de romper con el SU. Después de la Brigada y de la ruptura con el SU, la FB siguió extendiéndose. Desplazó al SU de toda Latinoamérica, con excepción de México, se implantó en Nicaragua y en toda Centroamérica, gracias a algunos brigadistas que habían provenido de Los Ángeles, se fundó la sección norteamericana.

La LIT Y el MAS
Para Moreno era imperioso fundar una organización mundial centralizada. La Liga Internacional de los Trabajadores (Cuarta Internacional) se fundó en Bogotá, en enero de 1982. En la fundación participaron, además de las fuerzas de la ex-Fracción Bolchevique, dos partidos trotskistas fuertes de Perú y Venezuela, y el pequeño pero importante grupo de trotskistas norteamericanos.

Moreno veía a la LIT (CI) como "un lugar de defensa y crecimiento del trotskismo". Para él, la "larga marcha" de la Cuarta Internacional, desde 1948 en adelante, había permitido un vasto avance del trotskismo en todo el mundo. A pesar de sus errores y de su desviación revisionista, fue la única corriente política mundial que dio respuestas marxistas correctas a los nuevos fenómenos de la lucha de clases.

La fundación de la LIT (CI) volvió a confirmar lo que Moreno había visto antes muchas otras veces: que el trotskismo no puede lograr ningún triunfo nacional importante si no es parte de una organización internacional, por débil que ésta sea.

De vuelta a casa
El general argentino Leop oldo Fortunato Galtieri, jamás pensó que su decisión de enviar al ejército para recuperar las Islas Malvinas, ese 2 de abril de 1982, iba a desencadenar una guerra con el imperialismo anglo-yanqui, provocar el alzamiento del pueblo y los trabajadores argentinos, la caída de la dictadura y desatar una movilización continental antiimperialista.

Moreno en Bogotá y el PST en Buenos Aires, trazaron la línea: había que estar en la misma trinchera que el dictador Galtieri, contra el imperialismo, sin abandonar la lucha por derribar a los militares. El PST se puso a la vanguardia de las movilizaciones revolucionarias de esos días. Paralelamente, la LIT (CI) promovió la movilización antiimperialista en el continente entero.

En julio de 1982 Moreno partió a la Argentina y posteriormente lo hizo toda la dirección internacional y los militantes argentinos en el exilio. De este modo comenzaron los 5 años finales de Moreno, en los que su corazón fue cediendo en proporción a los avances del MAS y de la LIT (CI).

Moreno definió la situación diciendo que una revolución democrática había derribado a la dictadura, abriendo las compuertas para la revolución socialista. A su juicio, tres consignas serían el eje de la revolución argentina: juicio y castigo a los responsables del genocidio, asamblea constituyente y una tercera, que él fue el primero en plantear y que en ese momento parecía delirante, el no pago de la deuda externa. El movimiento de masas latinoamericano la tomaría un poco más adelante.

Lo que más alegraba a Moreno era el proceso de crisis del peronismo y de la burocracia sindical. "Cuando estalle -decía- entraremos de lleno en la etapa de construcción de un partido con influencia de masas." Con esa idea, Moreno revolucionó al PST, lo empujó a salir de la clan-destinidad orientándolo a utilizar los márgenes legales y llegar a grandes capas de trabajadores. El PST se transformó en el Movimiento al Socialismo (MAS) a escasos tres meses del arribo de Moreno, y encaró la campaña electoral con el estilo partidario característico: abriendo centenares de locales en los barrios populares de todo el país.

Moreno continuó la batalla empujando al partido a meterse en las fábricas, donde estaba surgiendo una nueva dirección sindical y política en lucha contra la burocracia sindical peronista. También, para crear un polo fuerte que atrajera a los trabajadores en crisis con el peronismo, Moreno propuso hacer un frente de izquierda en las elecciones de 1985. Así nació el acuerdo con el PC, que tomó el nombre de Frente del Pueblo.

Hacia adentro del partido, Moreno combatió los métodos burocráticos y administrativos dejados por la clandestinidad, tratando de restablecer un régimen sano, empujó a que los militantes sean verdaderos políticos y no, solamente, administradores. Su obsesión en este tiempo fue lograr militantes políticos apasionados por los acontecimientos revolucionarios del país y del mundo, y capaces, por lo tanto, de ganarse a los trabajadores del sindicato, el trabajo o el barrio.

Moreno alcanzó a ver que su batalla lograba resultados inmensos, convirtiendo al MAS en el mayor partido trotskista del mundo y en la principal fuerza de izquierda de la Argentina.

En el trabajo internacional, una vez instalado en Argentina, realizó discusiones teóricas, colaboró con las orientaciones políticas de todas las secciones nacionales, editó la revista Correo Internacional y construyó un equipo de dirección internacional.

Fue uno de sus períodos de mayor elaboración teórica, pues comenzó a sistematizar sus reflexiones acerca de los problemas planteados en la posguerra y no resueltos por Trotsky. Una pequeña muestra de sus trabajos finales es el folleto Las Revoluciones del Siglo XX.

Nahuel Moreno murió el 25 de enero de 1987.

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