Nuestra
imagen de portada, una magnífica fotografía de Pedro
Valtierra, es representativa del México actual: un trabajador
empobrecido y extenuado que, sin embargo, tiene todavía energías
para esbozar una mirada entre triste y rabiosa. Es un minero de Pasta
de Conchos, Coahuila, captado en febrero de 2006, luego de trabajar
voluntariamente para tratar de rescatar a sus 65 compañeros
sepultados por una explosión que acabó con sus vidas.
La tragedia minera
resume la situación mexicana: empresas voraces a las que lo
que menos les interesa es el bienestar de sus trabajadores, autoridades
ansiosas por corromperse y que se hicieron de la vista gorda ante
las evidentes violaciones a las más elementales normas de seguridad,
y líderes sindicales cuya última preocupación
son los intereses de sus representados. No es de extrañar que
trece meses después, ni uno solo de los responsables de estos
homicidios (pues es impropio llamarles muertes accidentales) esté
en la cárcel.
A la sobre explotación,
corrupción, antidemocracia, injusticia y deshumanización
de la clase dominante mexicana, la clase trabajadora y el pueblo le
vienen dando respuesta mediante numerosas protestas que se desarrollan
en prácticamente todo el país. Las más sonadas
fueron la de Oaxaca y la de los mineros en 2006. Si a ello le sumamos
que en los comicios del año pasado el sistema electoral hizo
crisis y que cientos de miles llenaron las calles por el fraude cometido
contra López Obrador (AMLO), tenemos una situación política
peculiar, a la que aquí denominamos "pre revolucionaria".
El socialista
ruso Vladimir I. Lenin definió que una situación revolucionaria
es aquella en la que "los de arriba" no pueden seguir gobernando
como lo hacen tradicionalmente y en la que "los de abajo"
no quieren seguir siendo dominados, en un contexto de agravación
de las privaciones materiales de la población. León
Trotsky agregó que una situación revolucionaria se desarrolla
cuando el proletariado y su partido, así como sectores de la
clase media empiezan a buscar una salida a través de una insurrección
contra el orden existente.
En
México tenemos una fuerte crisis en la clase dominante, expresada
en que, frente a la presidencia "oficial" de Felipe Calderón
está la presidencia "legítima" de AMLO, en
un marco de enorme desempleo, subempleo, marginalidad y pobreza de
la mitad de la población. Y donde sectores del pueblo, como
los maestros de Oaxaca y los mineros, pasan rápidamente de
las luchas pacíficas a otras de mayor dureza y radicalidad.
Por lo anterior, proponemos definir que la situación mexicana
es ya "pre revolucionaria", lo que ponemos a discusión
del siguiente congreso del Partido Obrero Socialista (ahora MAS) y
de todos aquellos que quieran aportar a crear una conciencia socialista
en el pueblo. Igualmente sometemos a pública controversia unas
tesis sindicales, centradas en la iniciativa de organizar una
corriente sindical nacional democrática.
Este número
de Pluma, dedicado a los mineros muertos en Coahuila y a los dos mineros
asesinados en 2006 por la policía del gobernador perredista
Lázaro Cárdenas, en la ciudad del mismo nombre, también
homenajea al argentino Nahuel Moreno, un estratega de la revolución
mundial, muerto hace 20 años, de cuya obra teórica nos
sentimos herederos y de la que aquí presentamos algunas muestras.
Desde Buenos
Aires nos ha llegado un artículo del veterano dirigente socialista
Horacio Lagar sobre la necesidad y pertinencia de que los trabajadores
luchemos en América latina por reivindicaciones democráticas,
como congresos constituyentes. Pasajes de la vida y obra de Isadora
Duncan llenan nuestra sección sobre las mujeres y un meditado
y documentado ensayo de Juan Miguel Reyes acerca del "arte de
la acción y la desenajenación" completan esta sexta
edición.