El derecho de Irán a un programa nuclear

PLUMA NO. 7 - Verano 2007

 

En estos meses una de las noticias más importantes ha sido la determinación de las grandes potencias en el mundo para que Irán, un pequeño país pobre y subdesarrollado, no desarrolle un programa nuclear. El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó en marzo una resolución que impone sanciones (tímidas; los poderosos de hoy ya no lo son tanto) para que la antigua Persia detenga sus planes.

Además, E.U ha amenazado a Irán con atacarlo militarmente si persiste en su voluntad. Consideramos que es poco probable que el imperio americano cumpla su amenaza, pero lo que nos interesa aquí es resaltar la “hipocresía nuclear” de Washington, como dice la escritora conservadora Frida Berrigan, investigadora asociada en la New School.

“EEUU no sólo está fortaleciendo su ejército en general, sino que está incluso planeando una modernización de su arsenal nuclear. La hipocresía de la administración Bush dificulta mucho más cualquier resolución del conflicto con Irán”, dice, y agrega que:

“La nueva ronda de frotarse las manos y ruido de sables sobre el incipiente pero preocupante programa nuclear de Irán viene justo unas semanas después de que Bush anunciara su nuevo presupuesto, que incluía miles de millones para desarrollo de armas nucleares . El presupuesto para nuevas cabezas nucleares es grande y está creciendo; incluso si se compara con cifras de la Guerra Fría.”

Añade que “para revitalizar las armas nucleares es vital el programa Complex 2030, un programa costoso, ilegal y peligroso dirigido a reconstruir las instalaciones nucleares con 50n años de antigüedad.”

Calcula que “el Complex 2030 requeriría una inversión de capital de 150.000 millones de dólares y lo califica de “ilegal” porque promete un “regreso al ciclo de diseño, desarrollo y producción de armas nucleares de la Guerra Fría, corre el riesgo de la vuelta a los ensayos nucleares bajo tierra, y requeriría la creación anual de cientos de nuevas minas de plutonio (el núcleo fisionable de las armas nucleares). Estos planes contradicen directamente las promesas del tratado de EEUU en 1968 de negociar hacia un desarme general y completo”.

Explica que el Complex es peligroso porque “cada paso que los Estados Unidos dan para alejarse del consenso internacional sobre la ilegalidad e inmoralidad de las armas nucleares es un nuevo incentivo y justificación para que otros países busquen y blandan armas nucleares. En un informe de 2006, la independiente Comisión sobre Armas de Destrucción Masiva estimó la oscura probabilidad de diez nuevas potencias nucleares en la próxima década. A finales de enero, el Bulletin of the Atomic Scientists avanzó la manecilla de su reloj del Fin del Mundo hasta cinco minutos antes de la media noche nuclear, en parte como resultado del “renovado énfasis de E.U en la utilidad militar de las armas nucleares”.

Doña Frida concluye que “la contradicción entre lo que la administración le exige a Teherán y a otras potencias, y las capacidades que está buscando para su propio arsenal, son provocativas y peligrosas; una perniciosa forma de hipocresía nuclear.”

“Dick Cheney tiene razón –dice-; un Irán con armas nucleares no es una perspectiva halagüeña y debemos hacer algo. Pero la opción más efectiva es la más difícil de digerir. Bajo el Tratado de No

Proliferación, los Estados Unidos contrajeron un ‘compromiso inequívoco' destinado a ‘eliminar' su arsenal de armas nucleares. Hacer honor a esa obligación, y animar a otros Estados nucleares declarados o sin declarar a hacer lo propio, echaría por tierra los argumentos de Teherán sobre por qué son necesarias las armas nucleares. Ah, y de paso, haría que el mundo se sintiera mucho más seguro”, concluye.

El pequeño problema -le decimos aquí a Frida Berrigan-, es que mientras E.U siga acrecentando su armamento nuclear, e Israel, a unos pocos kilómetros de Irán, haga lo mismo, entonces Irán tiene todo el derecho de hacer lo mismo que ellos, es decir, de tener armas nucleares. ( Cuauhtémoc Ruiz .)

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