¿Otra guerra perdida por EU?

Resurge el síndrome de Vietnam

Enrique Gómez

PLUMA NO. 7 - Verano 2007

La grave derrota militar sufrida por el imperio yanqui en Vietnam, en 1975, vuelve a sonar con insistencia en Estados Unidos, ante la muy probable perspectiva de sufrir una segunda, aún más dolorosa, ahora en Irak, al cumplirse cuatro años de la guerra de ocupación, que amenaza con prolongarse indefinidamente, removiendo los crecientes temores de la población norteamericana.

No es para menos. Bush había anunciado una guerra rápida, creyendo que la caída de Sadam

Hussein marcaría el fin de la resistencia y podría establecer una “nueva democracia” en la antigua Mesopotamia. Aquel 1 de mayo del 2003, cuando las tropas yanquis ocuparon Bagdad, Bush desde un portaviones afirmó exultante: “¡Misión cumplida!”, para ahora anunciar que hace falta más, mucho más dinero y el sacrificio de sus tropas para “obtener el triunfo”. Habría que sumar que aunque no tiene visos de resolver el conflicto, todavía se siente con ánimos para dirigir ahora sus desgastadas baterías hacia Irán, mientras su principal aliado, el Estado sionista de Israel, sufre una grave crisis política a partir de su fracaso militar en Líbano.

El síndrome de Vietnam estaba ahí latente y sólo hacía falta que se le despertara; hacía falta un Bush -tan guerrerista como estúpidopara hacer renacer el sentimiento de que la guerra es en vano, con los miles de muertos, con las enormes cantidades de dólares invertidas en la maquinaria de guerra, para luego salir huyendo.

Los más de 3 mil 200 soldados norteamericanos muertos desde el inicio de la ocupación, están lejos de los más de 57 mil 659 muertos en Vietnam, pero son suficientes para despertar el miedo en la sociedad norteamericana: ¿Cuántos serán ahora en Irak?

De ahí que el partido de Bush, el Republicano, haya perdido las pasadas elecciones legislativas de noviembre, pasando ambas cámaras bajo el control mayoritario de los Demócratas, como una muestra de reprobación mayoritaria de los electores. Es una claro rechazo a la guerra.

Los propios dirigentes yanquis lo dicen: “Estoy convencido que esta guerra en Irak está ya perdida. El envío de refuerzos no cambió nada, como muestra la extrema violencia vista esta semana en Irak”, dijo Harry Reid, el líder de la bancada demócrata en el Senado, en una conferencia de prensa en Washington, el pasado 20 de abril. Y más allá de que estas palabras sean un recurso para golpear al presidente, y que enfilan las baterías hacia las elecciones presidenciales del próximo año, reflejan también los temores de la población. Por su parte, la Secretaria de Estado, Condolezza Rice, como para atizar el fuego, hizo una declaración que debe resultar espeluznante para el pueblo norteamericano: señaló que “Irak ‘bien vale la inversión en vidas y en dólares” (¿?).

¿Otro Vietnam?

Se calcula en 130 mil los muertos iraquíes, que nunca son preocupación en Estados Unidos, ni en las informaciones de la prensa “occidental”, como tampoco lo fueron los dos millones de vietnamitas muertos durante la invasión norteamericana, ni los tres millones de heridos y cientos de miles de niños que quedaron huérfanos. La población refugiada se calculó en 12 millones de personas; entre abril de 1975 y julio de 1982 tuvieron que refugiarse aproximadamente un millón

218 mil vietnamitas, que fueron reubicados en más de 16 países; otros 500 mil intentaron huir de Vietnam por mar, pero murieron aproximadamente entre el 10 y 15%, y los que sobrevivieron se enfrentaron más tarde con las trabas y cuotas de inmigración incluso en aquellos países que habían aceptado acogerlos. Lejos están las cifras de llegar a esa enorme matanza del pueblo vietnamita, pero ¿cuántos iraquíes serán suficientes? Será como dice Condi Rice, que ¿vale la pena la muerte de tantos civiles inocentes?

Los números anteriores no tienen nada que ver con las cifras norteamericanas, pues además de los muertos en Vietnam, hubo 153 mil 303 heridos. En el momento del acuerdo de alto al fuego había 587 prisioneros de guerra, los cuales fueron posteriormente liberados; sin embargo, una estimación actualizada no oficial calcula que todavía quedan unos 2.500 desaparecidos. Y sin embargo fue una enorme sangría para un ejército que se consideraba invencible.

Las masas norteamericanas se lanzaron a las calles exigiendo el fin a la guerra, que se detuviera el sacrificio de cientos o miles de jóvenes norteamericanos, dejando en la sociedad una profunda secuela que hoy se conoce como el famoso síndrome. Además, el pueblo vietnamita cerró la pinza lanzándose para echar al invasor, liderados por el Viet Cong (Vietnam Rojo), propinando una derrota histórica al fabuloso ejército norteamericano, que derrotado tuvo que abandonar Saigón.

Cuando en 2005 Bush visitó Vietnam, la referencia fue inevitable, pues dijo: “Treinta años atrás, Vietnam nos dio una lección. No nos iremos de Irak y venceremos si no nos retiramos”, y agregó: “Una lección [de Vietnam] es que tendemos a desear un éxito inmediato en el mundo, pero la misión en Irak tomará bastante tiempo”. ¿Pero cuánto tiempo le dará la resistencia iraquí? ¿Cuánto aguantarán las masas norteamericanas antes de volcarse nuevamente a las calles a repudiar su política? Además, hay que considerar la enorme presión internacional que ha provocado en momentos específicos el movimiento “altermundista” generando enormes movilizaciones al unísono en prácticamente todo el mundo que podrían repetirse.

 Un gobierno cada vez más aislado

Como era de esperarse la popularidad de Bush cayó drásticamente en Estados Unidos. Según una encuesta realizada por el diario The Washington Post y la cadena televisiva ABC a fines de febrero pasado: El presidente George W. Bush se encuentra en su momento de peor imagen pública desde que asumió el poder en 2001, 60 por ciento de los encuestados desaprueba su desempeño, contra 38 por ciento que lo considera favorable.

“Según el sondeo, 62 por ciento de encuestados desaprueba la actuación de Bush en Irak, contra 37 por ciento que la aprueba. Es el presidente menos popular en la historia de Estados Unidos desde Richard Nixon, en los años 70”.

Además, la BBC realizó otra interesante encuesta entre los días 3 y 9 de noviembre del año pasado, pero ahora en 25 países de los cinco continentes, con resultados muy similares: “El 49% de los entrevistados considera que el papel de EUA en el mundo es negativo, contra el 29%, que considera que los EUA ejercen una influencia positiva en el mundo. Este último porcentaje ha venido cayendo, el año pasado era de 36% y hace dos años era de 40%. El 68% de los entrevistados considera que la presencia de EUA en el Medio Oriente causa más conflictos y complicaciones. El 67% critica el trato que han recibido los prisioneros en la cárcel de Guantánamo”.

Por su parte, el ex consejero de Seguridad Nacional, Zbigniew Brzezinski, durante la administración demócrata de Jimmy Carter, hizo una evaluación reveladora de la administración

Bush ante el conflicto: “Bush ofreció lo que el autor clasifica como un “liderazgo catastrófico” y tiene a EU empantanado en una guerra de la que sus aliados toman distancia. Brzezinski no tiene problema en definir la actual presidencia como “un fracaso histórico”. Brzezinski realizó un estudio, que forma parte de un nuevo libro, presentado en marzo pasado, titulado Segunda Oportunidad, acerca del desempeño de los últimos presidentes de Estados unidos, donde puede leerse: “El actual presidente Bush recibió una calificación de “F”, o sea reprobado, que explica como “una visión mundial dogmática que propicia unilateralismo autodestructivo”. Y concluyó: “hay ‘un despertar político global' que es esencialmente antiimperialista, políticamente antioccidental y cada vez más emocionalmente antiestadounidense”, lo que puede alterar los centros de poder y afectar a EU”¨[ 1] .

Y en cuanto a la actitud de su gobierno respecto a los militares norteamericanos muertos en Irak, el diario británico The Independent sostiene que: “cada vez están más molestos los familiares de soldados muertos en Irak porque Bush no ha asistido a los funerales, ni ha enviado a un representante. La Casa Blanca argumenta que Bush no podría asistir a todos los funerales, y por lo tanto sería negativo que eligiera sólo uno, y agrega que trata de reunirse en privado con las familias de los caídos. Pero el diario británico afirma que cada vez hay más molestia entre familias de soldados también por la prohibición oficial de no fotografiar los féretros de los soldados cuando llegan de Irak”[ 2] .

Y como los demócratas no quieren acompañar a Bush al precipicio, además de preparar convenientemente el terreno electoral, llevaron al Congreso yanqui un proyecto de ley, que aunque aprobaría cuantiosos fondos para las tropas -78 mil millones de dólares sólo para Irak 3 -, buscaba fijar un calendario de retiro de las tropas, que por supuesto fue aprobada por la mayoría demócrata del Congreso. El proyecto fue vetado por el presidente, pero fue hecho con la finalidad de evidenciar el difícil momento que atraviesa Bush, pues a partir de ahora carga prácticamente solo con la responsabilidad del tiempo que se prolongue el conflicto.

Sí, George Walker Bush, el presidente más impopular desde Nixon, parece que acompañará a éste en un nuevo fracaso militar.

 Armados hasta los dientes… pero no pueden capturar a Bin Laden

Estados Unidos es una potencia militar, su producción de armas es impresionante. Cuatro de las cinco principales productoras de armas en el mundo, son de origen yanqui. Se trata de una industria boyante, que distribuye armamento en todo el mundo, pero que requiere de grandes conflictos para no entrar en crisis.

Según un informe de Oxfam y Amnistía Internacional: “Estados Unidos es el líder en todo: producción de armas, exportación, venta de armas ligeras, y venta a países menos desarrollados.

Exporta una media de 19.000 millones de dólares al año en armas. En el último quinquenio su principal cliente ha sido Arabia Saudí, con unas compras de 6.300 millones de dólares. Cuatro de las cinco principales empresas armamentísticas son estadounidenses. La legislación norteamericana prohíbe brindar ayuda militar a países cuyas fuerzas de seguridad violen los derechos humanos, pero EE.UU. exporta armas a Arabia Saudí, Israel, Nigeria, Filipinas o Sri Lanka”.

Por supuesto Estados Unidos no es el único productor, pero sí el principal, y la producción armamentista se centra en el Grupo de los Ocho, que agrupa a los principales países imperialistas, que generan el 84 por ciento de las exportaciones de armas en todo el mundo.

Pero Estados Unidos, además, es el principal innovador de armamento y en Irak y Afganistán ha puesto a prueba novedosas armas de una enorme capacidad destructiva. El principal beneficiario ha sido Israel, su enclave imperialista en el Medio Oriente, su ariete y principal socio, quien “desde 1976 ha sido el principal receptor de la ayuda exterior estadounidense. De acuerdo con el reporte del Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos, de noviembre 2001, la ayuda estadounidense a Israel en el pasado medio siglo llegó a un gigantesco 81.3 mil millones de dólares”.

“En años recientes Israel sigue siendo el principal receptor de la asistencia militar y económica de su aliado. El dato comúnmente más citado es de 3 mil millones de dólares al año, de los cuales 1.8 mil millones anuales son donaciones de fondos dentro del rubro Financiamiento Militar Externo (FME) del Departamento de Defensa, y mil 200 millones anuales del rubro Fondos de Apoyo Económico del Departamento de Estado. En el anterior decenio las concesiones FME suman 18.2 mil millones de dólares. De hecho, 17 por ciento de toda la ayuda exterior estadounidense se destina a Israel”[ 4] .

Además “Israel es uno de los más importantes importadores de armas procedentes de Estados Unidos. En la década pasada éste ha vendido a Israel 7.2 mil millones de dólares en armamento y equipo militar, 762 millones mediante ventas comerciales directas, más de 6.5 mil millones mediante el programa de FME.

De esta forma, Israel posee la flota de aviones F-16 más grande del mundo fuera de Estados Unidos, teniendo más de 200 jets. Otros 102 F16 de la empresa Lockheed Martin.

Estados Unidos también ha apoyado a la industria armamentista israelí mal darle:

-1.3 mil millones para desarrollar naves Lavi, 625 millones para desarrollar y desplegar misiles antimisiles Arrow (el proyecto sigue su curso).

-200 millones para desarrollar tanques Mercava (operativos); la más reciente versión, el Mercava 4, usa un motor diesel V-12 de origen alemán producido bajo licencia en Estados Unidos por la empresa General Dynamics.

-130 millones para desarrollar un sistema antimisiles láser de alta energía”[ 5] .

Esta enorme cantidad de armamento no ha podido evitar que en la actualidad Israel viva una fuerte crisis política derivada de su fracaso en Líbano, ante la guerrilla de Hezbolla, que tiene actualmente al primer ministro Ehud Olmert a un paso de la dimisión. Y además de las fuertes movilizaciones en Tel Aviv, su propia Ministra de Relaciones Exteriores, Tzipi Livni, ha demandado su renuncia: “Olmert debe irse”[ 6] , declaró.

Pero lo peor del caso para la administración Bush, es que aun con todo su poderío militar, a casi seis años del 11 de septiembre de 2001, no ha podido capturar al líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, quien fraguó los atentados. Durante el quinto aniversario de los atentados, Bush “en un discurso televisado, dirigido a la nación desde el despacho oval de la Casa Blanca, no dio indicios de que las fuerzas estadounidenses estuvieran más cerca de capturar o matar a Bin Laden, quien fraguó los atentados con aviones comerciales contra Nueva York y Washington en 2001.”

“Aunque se hayan cometido errores en Irak, el peor error sería creer que si nos retiramos, los terroristas nos dejarían tranquilos”, dijo Bush.

“La seguridad de Estados Unidos depende del resultado de la batalla en las calles de Bagdad”.

Y concluyó: “Si cedemos Irak a hombres como Bin Laden, nuestros enemigos se verán envalentonados (...) obtendrán un nuevo refugio”, agregó. Bush dijo que la guerra contra el terrorismo estaba apenas en sus “primeras horas” y la describió como una “lucha por la civilización”[ 7] .

Lo cierto es que Bush está perdiendo la guerra y cinco años después de aquellos atentados que desataron el cruento conflicto, primero en Afganistán y después en Irak, sin tener la menor perspectiva de triunfo, además de no contar con una estrategia clara y ni siquiera tiene la certeza de cumplir su promesa de apresar al evasivo líder de Al Qaeda, su ex socio comercial y aliado contra la invasión Soviética a Afganistán, Osama Bin Laden.

 Las masas norteamericanas: unfactor que puede ser decisivo

En el cuarto aniversario del inicio de la guerra de ocupación, se realizaron importantes movilizaciones contra la guerra en distintos estados, la más importante se realizó en la capital, Washington, donde más de 50 mil manifestantes se pronunciaron contra la guerra: “Personas procedentes de más de 150 ciudades de Estados Unidos, participaron de esta movilización que ha generado gran expectativa entre los opositores a la guerra.

Para los organizadores del evento de este sábado, la oposición a la guerra entre los ciudadanos estadounidense es cada vez mayor, la razón, se debe al “fracaso de la guerra que ha conducido a Irak al borde de la guerra civil”. “Percibimos un cambio en la población estadounidense que ahora se opone a la guerra y que reflexiona sobre los medios para cambiar las cosas, no solamente en expresarse en las elecciones, sino en militancia [ 8] ” contra la guerra, enfatizó Hackwell, vocero del grupo Answer, uno de los organizadores de la marcha.

Todavía están muy lejos de ser aquellas multitudinarias marchas que se oponían a la guerra en

Vietnam, pero efectivamente, algo está cambiando en la percepción que tiene de la guerra el pueblo norteamericano, pues posiblemente vivamos una segunda derrota imperialista en Irak.


[1] José Carreño, El Universal , México, 27 de marzo de 2007

[2] La Jornada , 29 de febrero del 2007, con reportes de AFP, Reuters y The Independent .

[3] David Brooks, La Jornada , 2 de mayo del 2007.

[4] William Hartung y Frida Berrigan, Bambú Pres.

[5] Idem.

[6] AFP y Reuters, La Jornada , 2 de mayo del 2007.

[7] Reuters, 12 de septiembre de 2006.

[8] Telesur, 17 de marzo del 2007.

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