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Desde hace algunos años, Irán se ha convertido en uno de los actores mundiales más comentados. Junto con Corea del Norte y Venezuela, este gobierno árabe es parte de los tres gobiernos en mayor enfrentamiento político con Washington. La nación norocoreana es un país donde se expropió a la burguesía, gobernado por una burocracia que gusta de espantar con sus (tecnológicamente deficientes) armas nucleares para recibir ayuda económica que alivie en parte las severas carencias de sus habitantes. El país latinoamericano, comandado por Hugo Chávez, tiene un gobierno ruidoso cuyo gesto más “antiimperialista” tiene que ver con trasladar el petróleo de su país de manos estadounidenses a manos chinas y europeas [ 1] , combinado con una mediocre política asistencialista que tiene su sustento en los altos precios de los hidrocarburos. La nación árabe tiene un régimen bonapartista-teocrático [ 2] surgido de una revolución en 1979 que destronó una monarquía; y su antiamericanismo, siendo uno de los signos de esa revolución, ha persistido en el discurso del régimen. Para entender el caso de Irán hoy, es necesario tener en cuenta al factor que explica los principales rasgos de la situación política en Medio Oriente y en el mundo: el imperialismo norteamericano está en continuo declive. Cada vez resulta más difícil sostener el punto de vista según el cual Washington representa una fuerza incontenible. Su poderío político no es el mismo de la segunda posguerra y cada vez tiene mayores dificultades para contener la lucha de clases a nivel mundial. Su empantanamiento en Irak y el descrédito político que lo acompaña, no le permite usar en otros países su formidable poder militar para modificar el curso de los acontecimientos según sus deseos. El ascenso de Irán en el concierto regional Irán (país mayoritariamente chiíta) ha pasado a primer plano con la caída del gobierno talibán en Afganistán y de Saddam Hussein en Irak. El presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad, ha pasado a ser el jefe del principal régimen disidente de la región. Teherán, además, se siente seguro y a salvo. Ahmadinejad percibe correctamente que la retórica guerrera de Bush no puede pasar de las palabras. Vale la pena citar al analista ruso, Gueorgui Mirski, colaborador del Instituto de Economía Mundial y Relaciones Internacionales (Academia de Ciencias de Rusia): “Cabe decir que ya ahora Irán habla con todos desde posiciones de fuerza por sentirse invulnerable y no temer ataque por parte de EEUU. La operación terrestre es imposible por estar los norteamericanos enfangados en Irak, mientras los golpes selectivos contra objetivos nucleares, aun cuando detengan por varios años el desarrollo del programa nuclear, de todas formas no conducirán al cambio del régimen. [...] “Tampoco los iraníes temen sanciones. Las estipuladas por las ya aprobadas resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU no resultan ser muy eficaces. Es cierto que provocan ciertas molestias, pero no ocasionan un fuerte daño al país. Lo único realmente fatal para Irán sería el embargo a las exportaciones de petróleo y gas. Pero no es factible, pues sólo los norteamericanos insistirían en tal medida, de lo que en Teherán se dan perfecta cuenta.”[ 3] Por otra parte, como se ha dicho en reiteradas ocasiones, no está demostrado que Irán esté en posibilidades reales de crear una bomba atómica. [ 4] Pero si fuera este el caso, resulta útil atender la observación realizada por Yevgueni Primakov, célebre ex ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, en el Foro de Medios de Eurasia, el pasado 10 de abril: “Un par de docenas de países enriquecen uranio. Pretender que Irán no lo haga es erróneo. Después de todo, ¿qué haría Irán con una bomba nuclear? ¿Atacar a Israel? Eso también destruiría toda Palestina.”[ 5] El comentario provocó risas entre Jatami (presidente de Irán de 1997 a 2005) y otros miembros del panel como Richard Holbrooke, embajador de Estados Unidos ante la ONU de 1999 a 2001. Así, de esta manera, Estados Unidos no está en condiciones de invadir Irán; ni Irán está en condiciones de usar una inexistente arma nuclear. Este estado de cosas ha llevado a que dentro de los estrategas estadounidenses haya serios cuestionamientos a la política de Bush en Medio Oriente y, dentro de ella, a la forma de aproximarse al problema iraní. Pero no sólo hay cuestionamientos sino posturas en franca oposición dentro de las filas del imperialismo norteamericano. Un potencial aliado Ray Takeyh es experto en Irán y el Golfo Pérsico y es miembro distinguido del Council of Foreign Relations , un importante centro de estudios y de elaboración teórica sobre la política exterior del imperialismo norteamericano, fundado en 1921. En su opinión, Washington ha tenido una cuestionable política de contención hacia el país árabe, pero tal método es ahora incuestionablemente inútil a todas luces. “Teherán persistió [luego de la invasión sufrida a manos de Saddam Hussein en los 80's, con respaldo de Washington] en su retórica universalista, pero su política exterior se volvió bastante pragmática. Aun así, la percepción de Irán como una fuerza desestabilizante se ha solidificado en la imaginación de EU y se ha endurecido desde entonces, a pesar de que Irán dejó de ser un estado revisionista mucho tiempo atrás y se ha convertido en un poder mediano buscando preeminencia regional. Contención, en otras palabras, dejó de ser lo apropiado tiempo atrás porque Irán dejó de ser un estado revolucionario [sic] decidido a exportar su modelo de gobierno por la fuerza. De hecho, la contención nunca funcionó –y tiene aún menos oportunidad de funcionar en el futuro.” [ 6] No nos detendremos aquí en las curiosas categorías usadas por los ideólogos imperialistas para denominar al país árabe. Resulta más trascendente observar la salida que Takeyh propone a Washington. “Washington debe dejar de apelar superficialmente a las opciones militares”, y cambiarlas por negociaciones que contengan a Irán. En particular, debe ofrecer a los políticos pragmáticos en Teherán la oportunidad de reanudar las relaciones diplomáticas y económicas. Así, armados con la perspectiva de una nueva relación con los Estados Unidos, los pragmáticos podrían estar en la posición de desplazar a los radicales en Teherán e intentar inclinar la balanza del poder a su favor. Mientras más pronto Washington reconozca estas verdades y finalmente normalice las relaciones con su más persistente enemigo en Medio Oriente, tanto mejor.” [ 7] Tal postura, en evidente oposición a la seguida por Bush a través de Condolezza Rice, tiene su razón de ser. Takeyh, en su artículo, representa a toda una ala del imperialismo en la que también se encuentra el Partido Demócrata que observa las potenciales ventajas de un Irán como aliado. Ante un escenario donde Israel y EU pierden libertad de maniobra y permanecen inmóviles en la región ante los cambios que se vienen dando, un Irán de su lado resulta francamente tentador; más aún cuando los actuales aliados árabes del imperialismo (como Arabia Saudita) son cada vez más reacios a enfrentarse a grupos como Hezbollah o de la resistencia iraquí que gozan de amplia popularidad entre sus propias poblaciones. Obviamente esta política significaría una capitulación a Irán, lo cual tiene cuidado de no decir esta ala oposicionista del imperialismo. Pero las ventajas de tal cambio de política darían sustento a posibles cambios favorables a la Casa Blanca en los dos principales epicentros de la lucha de clases en Medio Oriente: Palestina e Irak.
En el caso iraquí es bien conocido que existen fuertes lazos tendidos entre los gobernantes chiítas de Irak y los de Irán. También es sabido que esos lazos no significan un control por parte de los segundos, pero si una influencia a tener en cuenta. Además, Irán es un frecuente proveedor de armamento a las milicias chiítas que combaten a las tropas estadounidenses. Otra cosa que no dice Takeyh, pero que se desprende entre líneas es que la clave es abrir la vía diplomática para obtener un gobierno iraní amarrado económicamente con Estados Unidos (quien deberá ofrecer incentivos atractivos), lo cual podría comprometer al país árabe con tener una política colaboracionista en Irak. “Washington podría estar en una mejor posición para presionar a Teherán, por ejemplo, para contener las tendencias secesionistas de los chiítas iraquíes y prevalecer sobre actores recalcitrantes como Moktada al-Sadr 8 .” 9 Después de todo, “Teherán, al igual que Washington, está interesado en desactivar la guerra civil en curso y mantener la unidad de Irak. [...] En lugarde lamentar la influencia de Irán en Irak, los políticos de EU deben enfocarse en el reto de manejar ese poder constructivamente.” 10
En la cuestión palestina, el alcance iraní es más limitado si de influenciar directamente a los involucrados se trata. Pero lo cierto es que el “apoyo de Irán para Hezbollah y Hamas da a Teherán una voz en un área más allá de su alcance militar” 11 . Es decir, dado el (relativo) apoyo (retórico) otorgado por el gobierno iraní a la causa palestina, su posición sobre el tema resulta un factor a tener en cuenta en el posicionamiento de una parte importante de las masas árabes de la región. Para tales cambios de política, Takeyh aporta toda una propuesta de estrategia diplomática y de negociaciones que podrían conducir a tales cambios además de una serie de sugerencias tácticas. Conclusiones Para nosotros, marxistas revolucionarios o trotskistas, es importante observar que voces como la de Ray Takeyh han cobrado una importante fuerza dentro del imperialismo estadounidense (Partido Demócrata) poniendo a Bush contra la pared. Es muy probable que veamos cambios llamativos en la política exterior de los Estados Unidos una vez que termine el período de Bush (o tal vez antes). Sintomático de este hecho, es la persistente insistencia de la Cámara de Representantes (que tiene mayoría demócrata) por establecer una fecha límite para iniciar el retiro de tropas estadounidenses de Irak. La demócrata Nancy Pelosi, Presidenta de esa institución, ha pasado a primer plano por sostener esa línea política que ha ganado amplia popularidad dentro de la población estadounidense. La política exterior guerrera que Bush sugirió al inicio de su período, y que espantó a más de uno (incluidos la mayoría de los grupos trotskistas) respondía a una errónea percepción de la propia fuerza del imperialismo que él encabeza. Irak es una imagen que dice más que mil palabras, y que se completa elocuentemente viendo la impunidad con que regímenes como el de Corea del Norte, Irán y Venezuela se mofan del tío Sam . Bush esperaba desplegar una serie de cambios geopolíticos en desproporción con el actual papel de EU en el orden global. Bush será recordado en el futuro como el gobernante que abrió el franco declive de EU (si bien ese hecho viene cocinándose desde tiempo atrás, luego del fracaso imperialista en Vietnam). Desde ahora ya se percibe que el imperialismo no planea (ni desea) enfrascarse en ninguna nueva guerra (no mientras siga empantanado en Irak) y pretende hacer las paces con el eje del mal . A Corea del Norte ya le liberó el pasado abril los millonarios fondos que Estados Unidos le había congelado desde septiembre de 2005 a través de sancionar a un banco de Macao, China, a cambio de la promesa coreana de desmantelar sus plantas nucleares, lo cual aún no sucede. Y como incentivo para obtener lo anterior, desde antes ya había sugerido que estaba dispuesto a otorgar “ayuda energética” a Pyonyang. Falta aplicar ese modelo hacia Irán y Siria. Aun así, en cuanto a este último, Nancy Pelosi realizó una visita el pasado 4 de abril a Damasco para sanear las relaciones diplomáticas, lo cual enfureció a un impotente Bush. Pelosi es la funcionaria electa más importante en Estados Unidos luego del presidente y el vicepresidente. No habrá, como muchas corrientes trotskistas pronostican desde el año pasado, una guerra de EU en contra de Irán y eso es lo que hemos intentado demostrar en este artículo. Hay que saber diferenciar entre la retórica y las posibilidades reales. Además, en esta iniciativa, Washington estaría solo. De por sí “pocos grandes poderes apoyan ahora la imposición de rotundas sanciones en contra de la República Islámica. Esto no es porque los franceses sean pusilánimes o los rusos no tengan principios sino porque los aliados de Washington no concuerdan con que Irán signifique una gran y urgente amenaza.” [ 12] Pero en realidad, lo verdaderamente importante para los marxistas revolucionarios es el hecho de que a pesar del debilitamiento de EU en Medio Oriente, el panorama se complica para nuestra corriente revolucionaria en esta región. La creciente popularidad de las organizaciones islámicas (extremistas o moderadas) entre las masas árabes nos dejarán relegados a una triste marginalidad durante largos años en esa región. Es un hecho que las masas árabes sienten un enorme repudio por Israel y los Estados Unidos. Cada vez que hay golpes a la resistencia palestina o iraquí, las masas árabes se enfurecen y toda una capa radicalizada procura organizarse para enfrentar al enemigo, lo cual refleja un estado de conciencia avanzado de ese sector que llega a la conclusión de que “hay que organizarse para luchar”. Y las organizaciones que han realizado las acciones más espectaculares contra el imperialismo son las islamistas, que ven crecer sus reclutas de manera constante. Estas corrientes islámicas han tenido un enorme y rotundo éxito en convencer a las masas radicalizadas de que la batalla que están enfrentando es una de “Occidente” en contra del “Islam”; luego entonces, hay que pertrecharse en el Corán y luchar por gobiernos islámicos. Teherán percibe ese estado de ánimo de las masas y por eso ha adoptado un discurso que lo presenta como el único gobierno de la región decidido a enfrentar a los sionistas y a los norteamericanos con un discurso, precisamente, pro-islámico. Eso ha ayudado a que el gobierno de Ahmadinejad sea objeto de admiración no sólo de las masas chiítas sino también de las sunnitas. Sintomático de este “ascenso del islamismo” es el hecho de que países con amplia tradición laica en su forma de gobierno, como Indonesia (con más fieles islámicos que todo el Medio Oriente), atestiguan el crecimiento de las corrientes políticas islamistas y un acentuamiento de las cuestiones religiosas en la vida cotidiana (aumento del machismo, por ejemplo). Pero hay algunos signos positivos. En Turquía, otro país de régimen profundamente laico , surgió la posibilidad de que hubiera un gobernante con abiertas intenciones de dar pasos en la “islamización” del país. La respuesta de la población fueron enormes movilizaciones que incluso lo obligaron a desistir de su candidatura el pasado 6 de mayo; era el candidato más fuerte. Pero todo esto, las tareas de los marxistas revolucionarios en Medio Oriente, son un tema que, por su importancia, rebasan los marcos de este texto. Notas [1] “‘Si los Estados Unidos quiere diversificar sus proveedores de petróleo [léase, depender menos del petróleo venezolano] por razones de seguridad nacional, entonces Venezuela debe permitirse diversificar su cartera de clientes [léase, depender menos de las ventas de petróleo a EU] por la misma razón', dijo Mazhar al-Shereidah, un economista nacido en Irak quien es uno de los principales expertos de energía de Venezuela.” ROMERO, Simon y KRAUSS, Clifford. Deadline Nears In Chávez Fight Against Big Oil . New York Times, 10 de abril de 2007. [2] Utilizamos el apelativo de “teocrático” para definir el régimen de Irán porque arriba del presidente, hay otra personalidad que es la principal cabeza del Estado iraní: el Ayatola Ali Khamenei. “Ayatola” es el título más alto dentro del clero chiíta. De acuerdo con la constitución iraní, este personaje es el responsable de la delineación y supervisión “de las políticas generales de la república islámica de Irán”. Como vemos, el régimen iraní se concibe a sí mismo como “islámico”, usando criterios religiosos para la conducción del Estado. En cuanto a la denominación de bonapartismo, lo hacemos en el sentido que Carlos Marx le daba: una dictadura, un régimen político que gira alrededor de una institución-persona, Bonaparte en el caso histórico y aquí el jerarca religioso mencionado. [3] MIRSKI, Gueorgui. En cualquier circunstancia, Irán saldrá ganador . RIA Novosti, Moscú, 16-abr-07. [4] “Para enriquecer uranio hasta el 90% y crear una bomba atómica durante un año bastarán varios miles de centrifugadores. Anteriormente, los iraníes anunciaban los planes de aumentar hasta 3.000 su número en la planta de Natanza, y al día siguiente después de la celebración del Día Nacional de Tecnologías Nucleares (9 de abril), el vicepresidente de Irán y jefe de la Organización Nacional de Energía Nuclear, Gholamreza Aghazadeh, habló de los planes de poner en marcha 50.000 centrifugadores. “Ello no obstante, funcionarios de la AIEA (Agencia Internacional de Energía Atómica) en reiteradas ocasiones manifestaban que era imposible demostrar la aspiración de Irán a desarrollar su propia arma nuclear. Pero hay indicios indirectos de que los iraníes persiguen no sólo objetivos civiles al desarrollar su sector nuclear.” MIRSKI, Gueorgui. Op cit. [5] Citado en PEJMAN, Peyman. Posibilidades de diálogo . Inter Press Service (IPS), 19-abr-07.. [6] Op cit, p. 19 [7] Op cit, p. 18. [8] Moktada al-Sadr es uno de los príncipales líderes chiítas en Irak que se oponen a la ocupación estadounidense, y ha llegado a movilizar amplias franjas de la población del sur del país (predominantemente chiíta) atrayendo incluso, sectores sunnitas. Sin embargo, este personaje se caracteriza por mantener una política oportunista, pues, a pesar de oponerse a los invasores, es parte del gobierno iraquí, el cual a pesar de tener cierta independencia respecto a Washington, no se opone a la ocupación y, al contrario, colabora con ella. [9] Op cit, p. 31. [10] Op cit, p. 30, 31. [11] Op cit, p. 31. 2 [12] Op cit, p. 20. |
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