La
Otra Campaña, en ascenso
La
Otra Campaña, lanzada por iniciativa del Ejército
Zapatista de Liberación Nacional a partir del 1 de enero
de este año, a lo largo de su recorrido, paralelo a las campañas
electorales burguesas, fue recogiendo una larga lista de inconformidades
y demandas, de abusos contra comunidades, contra distintos sectores
de la población, reflejando claramente la lucha de clases,
agrupando a quienes ya no confiaban en ninguno de los partidos burgueses:
PRI, PAN y PRD.
Campesinos
despojados de sus tierras, indígenas, trabajadores, explotados,
humillados, despojados de sus derechos, se sumaron a los numerosos
actos realizados por el Sub comandante Marcos y organizados por
los nacientes organismos de La Otra. Su mensaje era muy claro y
contundente: los partidos burgueses no representan a los de abajo,
hace falta construir un Programa Nacional de Lucha y con una nueva
forma de hacer política, construir un nuevo organismo nacional
de izquierda anticapitalista.
El
movimiento arrancó lanzando un ataque furibundo contra el
candidato perredista, Andrés Manuel López Obrador,
que luego buscó atemperar repartiendo los ataques entre todos
los candidatos, pero el daño ya estaba hecho entre los simpatizantes
perredistas. Y entonces dio marcha atrás, matizando su discurso,
buscando no chocar aún más con quienes mantenían
dos veladoras prendidas: una para López Obrador y otra para
el subcomandante Marcos.
Hubo
también grandes aciertos, como el llamar al movimiento obrero
independiente a sumarse a La Otra, por ser éste el sector
que le podría dar el tiro de gracia al capitalismo. Se convocó
al Primer Encuentro Obrero, el 29 de abril, que resultó exitoso.
La Otra reflejaba y agrupaba a algunos de los principales sectores
en lucha del país. Asimismo abrió un espacio importante
para sectores tradicional-mente marginados, destacando correctamente
la lucha por los derechos de las mujeres, jóvenes, homo-sexuales,
lesbianas, transexuales, etc., que en los partidos burgueses no
tienen cabida.
Se
prenden los focos rojos
A
partir del inicio del conflicto minero en febrero pasado, el país
empezó a teñirse de rojo, no sólo por la sangre
de 65 mineros en Coahuila, sino sobre todo debido a que el gobierno
de Fox empieza finalmente a perder el control. Lo sorprendente es
que hasta entonces se haya abierto una fuerte crisis gubernamental,
gracias a las luchas de diversos sectores, la esperada crisis de
fin de sexenio, prendiéndose varios focos rojos para la burguesía
y su incapaz gobierno, que decidió aplicar fuertes medidas
represivas, que pusieron a discusión entre quienes luchamos,
la necesidad de realizar una huelga general.
Pero
no se trata de una "crisis de fin de sexenio" como las
que vivimos en el gobierno de Salinas, gracias a la irrupción
de la heroica insurrección zapatista; o la del final del
gobierno de Miguel de la Madrid, con la irrupción electoral
cardenista (1) ; o el error
de diciembre, al inicio del gobierno zedillista. En cierta forma
esta crisis es una combinación de todas ellas: incapacidad
y desesperación gubernamental, que ha llevado a Fox a un
enfrentamiento con algunos sindicatos y otros sectores, se debió
también al indiscutible desarrollo inicial de La Otra Campaña,
pero sobre todo a la explosión de importantes luchas del
movimiento de masas, como ha ocurrido en Oaxaca, con el movimiento
magisterial y popular contra el gobernador Ulises Ruiz. Y ahora
se suma el grave conflicto poselectoral.
La
crisis gubernamental también se debe a la lucha minera, que
desde hace meses viene desarrollando una serie de huelgas, paros
y movilizaciones, a partir de la tragedia en la mina Pasta de Conchos
en Coahuila, el pasado 18 de febrero, donde perdieron la vida trágicamente
65 trabajadores, por corresponsabilidad de la Secretaría
del Trabajo y la empresa.
Luego
vino el violento enfrentamiento con los mineros de la Siderúrgica
Lázaro Cárdenas Las Truchas (SICARTSA), que repelieron
a más de mil policías que pretendían romper
su huelga, aun a costa de la muerte de dos de sus compañeros,
a manos de la policía.
El
intento desesperado de resolver ese grave conflicto, mediante una
fuerte represión fracasó, dejando en muy malas condiciones
al gobierno federal y al gobernador perredista de Michoacán,
Lázaro Cárdenas Batel, copartícipe de la represión.
Así
que el gobierno foxista, en coordinación con el gobernador
mexiquense Peña Nieto, deci-dieron emprender un golpe drástico
contra uno de los sectores mejor identificados con La Otra Campaña:
los ejidatarios de San Salvador Atenco, con el que se buscaba golpear
moral y políticamente a este movi-miento. La represión
tuvo "éxito", pero el costo político para
el gobierno panista es sumamente alto, pues se ganaron un gran desprestigio
que golpeó directamente al candidato foxista, el único
que buscó justificar lo injustificable: las violaciones a
las mujeres detenidas en San Salvador Atenco, además de las
tremendas golpizas y encarcelamiento de los compañeros. Y
detrás de Felipe Calderón, vienen el resto de los
candidatos, pues también avalaron con su silencio cómplice
la brutal represión.
Los
paros y huelgas plantearon la huelga general
Si
las huelgas y paros de los mineros, apoyados de palabra por los
líderes de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT)
y la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos
(CROC), y el Frente Sindical Mexicano, quienes conformaron el Frente
Nacional por la Unidad y Defensa de la Autonomía Sindical
(FNUDAS), planteaban la necesidad de coordinar acciones a nivel
nacional; la irrupción masiva del pueblo oaxaqueño
con el magisterio al frente, hacían de la huelga general
una necesidad. No había otro camino para realmente resolver
sus demandas.
La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación
(CNTE), había decidido sumarse a la convocatoria de un paro
nacional para el 28 de junio, convocado inicialmente por el FNUDAS,
por lo que era necesario que todas las fuerzas independientes y
principalmente La Otra Campaña, llamáramos al paro,
a realizar acciones de apoyo a esa importante movilización
que encabezarían los mineros. Se trataba, en fin, de hacer
un llamado a esas organizaciones a conformar un Frente Único
Obrero, independientemente de que sus direcciones, en realidad,
como era de esperarse, no empujaran realmente la medida de fuerza.
Una
semi insurrección en Oaxaca
En
Oaxaca, en mayo, todo parecía más de lo mismo, los
maestros en su plantón anual en la capital de ese estado
demandaban aumento salarial, como lo hacen desde hace 26 años.
Pero existía entre la población una gran inconformidad
popular con el gobernador del PRI Ulises Ruiz. El conflicto escaló
cuando éste hizo desafiantes amenazas contra los miles de
maestros en paro, de desalojarlos violentamente. Las cosas empezaron
a subir de tono. El golpe en Atenco aún ocupaba algunas de
las principales noticias, debido a la gravedad de los hechos y las
numerosas repercusiones internacionales.
Los
maestros fueron tomando acciones cada vez más audaces: toma
de la Cámara local de Diputados, la toma del aeropuerto,
bloqueo de gasolineras, de los bancos, acompañadas de constantes
movilizaciones, etc. Acciones que aunadas a las realizadas por lo
mineros, las huelgas que llevan algunas de ellas 100 largos días,
son la principal preocupación de los dueños del dinero
y el poder.
Así
que había una cierta competencia entre los principales partidos,
para ver quién supuestamente aseguraba meter en cintura a
los revoltosos, para verse congraciados con la burguesía
y frenar la escalada del movimiento, precisamente antes de la jornada
electoral del 2 de julio.
Así
que el dictadorzuelo local Ulises Ruiz, se sintió llamado
a meter orden en su estado: decidió barrer a los maestros
con 3 mil policías. Inicialmente, en la madrugada del 14
de junio, tomaron por sorpresa a los maestros, retomaron todo el
centro de la ciudad, pero al cabo de tres horas, los miles de maestros
y sus aliados estudiantes y gente del pueblo se reorganizaron para
enfrentar a la policía y los obligaron a abandonar la plaza
vergonzosamente. Los mentores incluso se hicieron de escudos y macanas
dejados por los policías en su huida. El golpe represivo
había fracasado estruendosamente y ahora el movimiento se
perfilaba contra el gobernador, exigiendo su renuncia.
La
población se volcó en apoyo de los maestros, avituallando
a los combatientes de agua y vinagre para contrarrestar los efectos
de los gases lacrimógenos y pimienta, lanzados por los policías
y desde un helicóptero. Y es que la demanda de echar abajo
a Ulises Ruiz tuvo un tremendo eco entre otros sectores, que de
inmediato se sumaron al llamado de los maestros, conformando el
Frente Popular de Pueblos de Oaxaca, organismo al que se sumaron
más de 300 organizaciones que tomaron la iniciativa de luchar
por la caída del gobernador.
Estos
grandes hechos revolucionarios, han logrado revertir la situación
adversa abierta a nivel nacional por la represión en Atenco,
pero ahora hacía falta más, si los maestros y el resto
de trabajadores en movimiento en el país, quieren obtener
un verdadero triunfo: hace falta coordinar las acciones, establecer
un Frente Único Obrero a nivel nacional.
Recurramos
al marxismo, a la teoría revolucionaria
Por
ello es necesario recurrir a experiencias anteriores, ir a la teoría
revolucionaria elaborada por el marxismo moderno, el único
que se ha encargado de explicar este tipo de fenómenos:
"El III Congreso de la Internacional Comunista había
dado como consigna a los partidos comunistas la de 'aproximarse
a las masas', a fin de conquistar a la mayoría de la clase
obrera… Preocupado por dar una continuación práctica
a las decisiones del congreso, Lenin juzgó necesario indicar
una forma precisa de aplicación; llamó a la nueva
táctica 'el frente único del proletariado'…
La táctica fue adoptada por el comité ejecutivo de
la Internacional comunista, Zinoviev la explicó y justificó
en un importante discurso, pero fue en un artículo que Radek
escribió entonces, donde el origen y el sentido de la táctica
fueron excelentemente expuestos.
"Poco después del congreso de Halle, de la escisión
del Partido Socialdemócrata Independiente -que se produjo
a continuación- y de la formación de un Partido Comunista
Alemán, éste dirigió a los partidos socialdemócratas
(con los que acababa de escindirse) y a la central sindical una
'Carta abierta' invitándolos a una acción común
para la defensa de los intereses inmediatos de la clase obrera.
La mayor parte de los miembros del partido comunista se opusieron:
'¡Cómo!, después de haber hecho la escisión,
después de haber tratado a esos hombres como traidores al
proletariado, ¿vamos a proponerles una acción común?'
No les disgustaba menos el carácter de las reivindicaciones
formuladas en la 'Carta abierta'. No se encontraba en ella ni una
palabra sobre la dictadura del proletariado. Con un tono razonable
y moderado, evitaba toda exageración de propaganda […]
En presencia de la ofensiva patronal, las masas consideraban toda
nueva escisión como un crimen. Los comunistas debían
acercarse a ellas. ¿Cómo? ¿Afirmando la necesidad
de la dictadura del proletariado? Pero ¿no permanecían
muchos obreros en los partidos socialdemócratas porque todavía
tenían fe en los viejos métodos? El único medio
de aproximarse a esas masas no comunistas era inspirarse en su miseria
actual y apoyarlas en sus reivindicaciones inmediatas. Asumiendo
esta tarea el partido comunista demostraría, más eficazmente
de lo que lo había hecho hasta ahora, la necesidad de combatir
por la dictadura del proletariado. Una vez desencadenada, en presencia
de la disgregación del régimen capitalista, la acción
de grandes masas a favor de aumentos de salario que compensaran
aunque fuese un poco el alza incesante del costo de la vida, lograría
hacer resurgir los antagonismos irreductibles del proletariado y
de la democracia burguesa, y la urgencia de reivindicaciones mucho
más enérgicas, por ejemplo la del control obrero de
la producción. Obligaría al mismo tiempo a los jefes
socialdemócratas y sindicales a orientarse hacia la izquierda
para evitar el fracaso. Esto no en la cuestión de la dictadura
del proletariado o de la democracia, donde no sería difícil
crear equívocos, mucho más clara en el espíritu
de los trabajadores."
¿Ha sido superada la táctica
de Frente Único Obrero?
Ante
la ofensiva gubernamental en México, uno de los obstáculos
para enfrentarla es la falta de unidad de los distintos movimientos.
Existe un gran impedimento para lograr la unidad: la negativa de
las diferentes direcciones de concretar un Frente Único para
enfrentar al gobierno. Por una parte, los integrantes del FNUDAS,
que desde que estalló el conflicto minero venían amenazando
con un paro nacional, solamente con la intención de ganar
a sus filas al sindicato minero.
Y
por otra los titubeos de la dirección de la Sección
22 del magisterio oaxaqueño, su comité ejecutivo encabezado
por Enrique Rueda, que ante el empuje de sus bases y el movimiento
popular por la caída del gobernador, han hecho todos los
esfuerzos por frenar el movimiento y llevarlo al terreno de la negociación.
Dirección que por otra parte, ni siquiera participó
con su base en los enfrentamientos con la policía, ganándose
un importante desprestigio.
Ante
tales circunstancias, ¿cuál debería ser la
iniciativa política de los integrantes de La Otra Campaña?
Nosotros creemos que proponer la unidad con esas direcciones traidoras
alrededor de un paro nacional. Se trataba de desarrollar un gran
movimiento nacional de protesta contra el gobierno que, además
de fortalecer las fuerzas populares, dejara también en claro
ante las bases mineras y de la FNUDAS la total inconsecuencia y
traición de sus respectivas direcciones. Pero desgraciadamente
hasta ahora, estos grandes movimientos, estos conflictos que han
abierto una seria crisis en la burguesía, parecieran no existir
para muchos de los integrantes de la Otra Campaña. ¿Por
qué? Porque en la mayoría de los casos predomina en
ellos una política sectaria, ultraizquierdista, que no concibe
en ninguna circunstancia la unidad con los mineros, o con los maestros,
debido a que al frente de sus movimientos están los dirigentes
charros o neocharros.
Esa
postura sectaria es muy peligrosa, no sólo para el movimiento,
además lo es para quienes pretendemos forjar una nueva organización
de izquierda en el país. De ser derrotados esos movimientos,
el régimen burgués formado por los tres principales
partidos se fortalecerá, más fuerza tendrán
los dirigentes traidores y será mucho más difícil
crear una organización anticapitalista.
Es
completamente justificado y correcto el rechazo a los dirigentes
traidores, a los charros y neocharros que hoy están al frente
de esos movimientos, pero por encima de ello debe predominar una
política unitaria que empuje los movimientos hacia el triunfo,
es decir debe predominar un criterio de clase, que además
nos sirva para fortalecer un proyecto revolucionario en el país.
En
el mundo han existido otras situaciones similares de las que debemos
aprender y donde el marxismo ha planteado la táctica del
Frente Único Obrero, como la siguiente.
Trotsky
y la tragedia alemana
A
mediados de los años 30, León Trotsky hizo
enormes esfuerzos por clarificar la necesidad de concretar
un frente entre la Socialdemocracia y el Partido Comunista
Alemán, para enfrentar al fascismo. Entre ambos partidos
agrupaban al 90 por ciento de la clase obrera, la mejor
organizada en el mundo en ese entonces y que representaban
el 40 por ciento de los votos en las elecciones. Una tremenda
fuerza organizada. ¿Cómo fue posible entonces
que los fascistas se hicieran del poder?
Pero
cabe aclarar que aunque haremos referencia a ese importantísimo
ejemplo, ello no quiere decir que creamos que el actual
régimen mexicano, tenga un carácter, fascista,
como afirman varios compañeros. El fascismo es la
expresión bárbara de la represión capitalista,
pues busca exterminar y no solamente frenar al movimiento
de masas:
"El
fascismo pone en pie a esas clases que se erigen por encima
del proletariado y temen ser precipitadas en sus filas.
El fascismo organiza a esas fuerzas, las militariza con
los medios del capital financiero y las orienta hacia la
destrucción de las organizaciones proletarias, desde
las más revolucionarias hasta las más conformistas.
El fascismo no es simplemente un sistema de represión,
de actos de fuerza y de terror policiaco, es un sistema
de Estado particular, fundado en la extermina-ción
de todos los elementos de la democracia proletaria en la
sociedad burguesa"(2)
.
Además
del ejemplo del fascismo alemán, que además
de exterminar las organizaciones obreras, a sus partidos
y dirigentes, esclavizó y exterminó a 6 millones
de judíos, debemos recordar ejemplos más recientes,
como la dictadura pinochetista, que en cuestión de
unos días exterminó a 15 mil luchadores chilenos,
o la dictadura argentina, que asesinó a 30 mil activistas
y dirigentes obreros.
Afortunadamente
aún estamos lejos de que la burguesía mexicana
pueda utilizar el fascismo, aunque existen ejemplos de medidas
fascistas, como la convocatoria emitida por el gobernador
Ulises Ruiz, a una marcha en Oaxaca, para enfrentar al magisterio.
La
traición estalinista
Una
y otra vez Trotsky insiste en la unidad obrera para enfrentar
al fascismo en ascenso, mientras la dirección del
Partido comunista, siguiendo los lineamientos de Moscú,
conocidos como la teoría del Tercer Período
ultraizquierdista del estalinismo, se negaba sistemáticamente
a establecer un Frente, argumentando que la Socialdemocracia
era social fascista (¡). Por supuesto para el gran
dirigente de la Revolución rusa estaba claro el papel
de la socialdemocracia:
"El
Frente de Hierro es, en su base, un bloque de los sindicatos
socialdemócratas potentes y de los grupos "republicanos"
burgueses impotentes que han perdido todo apoyo en el pueblo
y toda confianza en sí mismos. Si los cadáveres
no son buenos para la lucha, son bastante buenos para impedir
a los vivos lucha. Los aliados burgueses sirven a los jefes
socialdemócratas para frenar a las organizaciones
obreras. Luchar, luchar…, no son más que palabras.
Al fin de los fines, todo se hará sin combate, si
Dios nos ayuda… El partido que se apoya en los obreros,
pero que sirve a la burguesía, no puede, en un período
de acentuación extrema de la lucha de clases, dejar
de sentir el hálito de la tumba"(3)
.
Así
que precisamente por ese carácter traidor de la dirección
socialdemó-crata, es que Trotsky llama a unificar
a la clase, para enfrentar al fascismo:
"Ahora bien: no se pude arrastrar a la lucha a las
masas no comunistas, y sobre todo, a las masas organizadas,
más que sobre la base de la política del Frente
Único. Caemos en un círculo
vicioso
del que no hay salida por la vía del ultimatismo
burocrático (ultraizquierdista diríamos nosotros).
Pero la dialéctica revolucionaria mostró,
hace mucho tiempo, esta salida; demostró su eficacia
sobre innumerable cantidad de ejemplos y en los más
diversos dominios: combinación de la lucha por el
Poder con la lucha por las reformas; independencia completa
del partido, salvaguardando también la unidad de
los sindicatos; lucha contra el régimen burgués,
utilizando sus instituciones; crítica irreductible
del parlamen-tarismo, desde lo alto de la tribuna parlamentaria;
lucha implacable contra el reformismo combinado con acuerdos
prácticos con los reformistas en las tareas parciales"...
"En ese sentido, precisamente, escribí -con
la intención premeditada de provocar la sincera alarma
o la indignación fingida de los imbéciles
y charlatanes-, que en la lucha contra el fascismo estamos
dispuestos a concertar acuerdos prácticos de lucha
con el diablo, con su abuela y aún con Noske y Zoergiebel
(4) "
(5) .
Un
frente con Hernández Juárez y Napoleón
Gómez Urrutia
Siguiendo
esa lógica -aunque guardando las debidas proporciones-
esa táctica, puesta en práctica exitosamente
por Lenin y Trotsky durante la gran Revolución rusa,
para enfrentar el golpe militar del general zarista Kornilov,
en 1917, contra los nacientes soviets, donde los bolcheviques
llamaron a la unidad en la acción para rechazarlo,
sin dejar de denunciar los titubeos del gobierno provisional.
Y aunque en nuestro caso no estamos enfrentando al fascismo
aún, nos parece que la comparación es sumamente
válida, para entender que la mejor forma de desenmascarar
a los corruptos dirigentes charros y neocharros, como Napoleón
Gómez Sada y Hernández Juárez, para
realmente fortalecer la lucha de los mineros, para parar
la ofensiva represiva del gobierno de Fox, o de quien le
suceda, es precisamente llamando a la formación de
un Frente Único Obrero.
Pero
nos parece que considerar esta táctica, que solamente
se debe utilizar en circunstancias precisas de la lucha
de clases, es una tarea obligada, si realmente pretendemos
formar una nueva organización de izquierda y anticapitalista.
Así
que queremos terminar haciendo una advertencia: la táctica
de Frente Único Obrero, solamente se debe utilizar
cuando el movimiento se enfrenta a medidas represivas, al
peligro de recibir golpes por parte del gobierno, o de grupos
fascistas:
"Justamente
porque el frente único obrero responde a una necesidad
objetiva del movimiento de masas en una etapa precisa de
la lucha de clases, generalmente es defensivo. Si durante
años no estuvo planteado el frente único en
Europa, no fue por razones numéricas, sino por una
profunda razón objetiva: no hubo una brutal ofensiva
de los explotadores que planteara la necesidad de una política
defensiva de conjunto de los explotados. La pobreza relativa
(o riqueza absoluta) de los trabajadores europeos es lo
que explica que el frente único no estuviera planteado
en forma inmediata, agitativa. No podía estarlo,
no lo podrá estar, mientras objetivamente toda la
clase obrera no enfrente, no sienta, un grave peligro que
la afecta en forma inmediata: fascismo, reacción,
carestía de la vida, desocupación, racismo,
etc." (6)
La
Otra Campaña debe por tanto discutir un serio balance
de su desarrollo, pero tomando en cuenta los principales
acontecimientos de la lucha de clases a nivel nacional.
Ignorarlos sería caer en la autocomplacencia, que
evitaría sacar las conclusiones de las deficiencias
políticas en este periodo, dificultando su futuro
desarrollo, como una alternativa anticapitalista.
(1)
En 1988 vivimos el fraude electoral más escandaloso
de la historia moderna de México. Cuauhtémoc
Cárdenas traicionó la disposición de
lucha de sus millones de seguidores a defender el voto.
(2) León Trotsky, Alemania, La Revolución
y el fascismo. Juan Pablos Editor, 1979, p. 12.
(3) Idem.
(4) Dirigentes de la socialdemo-cracia
alemana
(5) León Trotsky, Alemania, la Revolución
y el fascismo, p. 48.
(6)Nahuel Moreno. El partido y la Revolución,
Bs. As., Ed. Antídoto.
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