1905,
los soviets nacen en Rusia
Andreu Nin*
El
primer soviet
Pluma
3- Verano 2006
El
primer soviet surgió en Ivánovo-Vosnesensk, el centro
más importante de la industria textil rusa. El movimiento obrero
de dicha ciudad era uno de los más antiguos del país.
La influencia de las ideas socialistas era muy fuerte, pero el movimiento
se distinguía por una característica especial: la de
que el papel directivo no lo desempeñaba el agitador de fuera
ni el intelectual, como ocurría a menudo, sino elementos de
la propia masa obrera de la localidad. La masa, sin embargo, era generalmente
inculta, como ocurre a menudo en los obreros de esa rama industrial...
El
12 de mayo estalló la huelga de los obreros textiles, que se
transformó en huelga general y desempeñó un inmenso
papel en la historia del movimiento obrero ruso. El 13, en una asamblea
de huelguistas, a la cual asistieron 30.000 obreros, fue elegido un
consejo o soviet de 110 delegados, designados para llevar a cabo las
negociaciones con los patronos y las autoridades en nombre de todos
y para la dirección de la huelga. Ese comité no era
un comité de huelga ordinario, tanto por su forma de elección
como por su carácter. Desde el primer momento se estableció
un estrecho contacto sobre el soviet y el partido socialdemócrata,
cuyo comité local inspiraba todas las resoluciones del nuevo
organismo.
El
soviet, bajo la influencia de los acontecimientos que se desarrollaban
en el país, adquirió rápidamente una importancia
extraordinaria y un carácter revolucionario definido. Su fuerza
y su prestigio eran inmensos. En realidad, durante ese período
existió ya en Ivánovo Vosnesensk el poder dual. No se
podía imprimir nada en ninguna imprenta sin la autorización
del soviet. Este se negó, por ejemplo, a autorizar la impresión
de un documento en que un representante de la autoridad se dirigía
al nuevo organismo creado por los trabajadores. Mientras que el soviet
sometía a su control la publicación de todos los documentos
que emanaban de la clase enemiga, publicaba libremente todo lo que
se le antojaba. La propaganda socialdemócrata, por ejemplo,
se efectuaba absolutamente sin ningún obstáculo. El
soviet utilizaba libremente los locales públicos, sin pedir
permiso a nadie, para sus asambleas y mítines. Este derecho
se lo había conquistado por la fuerza, y nadie ni nada pudo
impedir que la clase obrera lo ejerciera, ni aun la matanza organizada
el 3 de julio por las autoridades zaristas. Era, naturalmente, el
soviet el que dirigía la huelga. No se admitía ninguna
negociación separada; nadie podía volver al trabajo
si no era por acuerdo del soviet. Éste organizó el servicio
de protección de las fábricas y de los bienes de la
ciudad, y durante todo el período en que fue dueño absoluto
de la población, no se registró ni un solo acto de robo
o de saqueo. Fue precisamente cuando se disolvió el soviet,
que empezaron los asaltos a las tiendas.
El
soviet tomó decisiones de carácter netamente político,
que fueron transmitidas al ministro de la Gobernación en un
mensaje que firmaron todos los diputados al soviet, a cuya firma se
añadió la de millares de huelguistas. En dicho mensaje
se reclamaba la libertad de palabra, de reunión y de asociación
y la convocatoria de una Asamblea Constituyente. El soviet exigió
la formación de un tribunal para juzgar a los responsables
de la represión de la fuerza pública contra los huelguistas
el día 3 de julio, organizó comisiones para recolectar
fondos para los desempleados, destacamentos para proteger las fábricas
tomadas, etc., etc. Inmediatamente después de su constitución,
se organizó una mesa, compuesta e cinco miembros, que fue un
organismo indudablemente análogo a los comités ejecutivos
elegidos en los soviets que surgieron posteriormente en distintos
puntos del país.
Las
asambleas plenarias se celebraban todas las mañanas a las nueve.
Una vez terminada la sesión, empezaba la asamblea general de
los obreros, que examinaban todas las cuestiones relacionadas con
la huelga. Se informaba de la marcha de esta última, de las
negociaciones con los patronos y las autoridades, etc. Después
de la discusión, eran sometidas a la asamblea las proposiciones
preparadas por el soviet. Luego, los militantes del partido pronunciaban
discursos de agitación sobre la situación de la clase
obrera, y el mitin continuaba hasta que el público se cansaba.
Entonces, la multitud entonaba himnos revolucionarios y la asamblea
se disolvía. Así se repetía todos los días.
Después
de la matanzas del 3 de julio, las asambleas se interrumpieron durante
dos semanas, y, al reanudarse, acudieron ya a la primera reunión
hasta 40 mil obreros. A las asambleas siguieron manifestaciones pacíficas
y mítines en el centro de la ciudad. El 25 de julio, el soviet
decidió dar por terminada la huelga en vista de que el hambre
empezaba a reinar en los hogares obreros y que los patrones habían
hecho concesiones considerables.
El
día en que se dio por terminada la huelga, el soviet de Ivánovo-Vosnesensk
se disolvió espontáneamente, pero los miembros del mismo
siguieron desempeñando el papel de representantes de los obreros.
En todas las fábricas estos seguían considerándolos
como sus "diputados", y en todos los conflictos con la administración
actuaban como representantes de la masa obrera, y los patronos aceptaban
este hecho.
II.
El soviet de Petersburgo
Petersburgo
era, no solamente la capital del país, sino el centro del movimiento
revolucionario. Era allí donde había el proletariado
más activo y dotado de un espíritu de combate más
ardiente. De allí partía la iniciativa, el pensamiento
revolucionario. Petersburgo estaba ligado por mil hilos con el resto
del país, y esta circunstancia le ayudaba a asimilarse la experiencia
de los demás centros proletarios y los resultados obtenidos,
a elaborarlos en su laboratorio revolucionario, y dar, finalmente,
en octubre de 1905, la forma más perfecta de organización,
el soviet de diputados obreros, que ejerció una influencia
enorme sobre el movimiento revolucionario de todo el país.
El
soviet surgió en el momento de la lucha revolucionaria más
aguda. La idea de su creación fue lanzada el 12 de octubre
de 1905 en una asamblea celebrada en el Instituto Tecnológico.
Pero las masas, en realidad, lo habían ido ya creando al desarrollar,
desde los comienzos de la revolución, las distintas formas
de representación en fábricas y talleres. El 13 de octubre,
el soviet celebra su primera reunión plenaria. Uno de los principales
acuerdos adoptados es el de dirigir un manifiesto a todos los obreros
y obreras, en el cual, entre otras cosas, se dice: "No se puede
permitir que las huelgas surjan y se extingan de un modo esporádico.
Por esto hemos decidido concentrar la dirección del movimiento
en manos de un comité obrero común. Proponemos a cada
fábrica, a cada taller y a cada profesión que elija
diputados a razón de cada uno por cada quinientos obreros.
Los diputados de cada fábrica o taller constituyen el comité
de fábrica o de taller. La reunión de los diputados
de todas las fábricas y talleres constituyen el comité
obrero general de Petersburgo". Al principio, los obreros, al
elegir a sus diputados, los consideran como sus representantes en
el comité de huelga general, que se llama ahora "soviet
obrero general", pero ya desde el primer momento empieza a generalizarse
el término "soviet de diputados obreros", conocido
ahora en todo el mundo.
Los
militantes más conscientes comprendían perfectamente
que no se trataba de un simple comité de huelga y que su misión
era la huelga política, no sólo para conseguir la jornada
de trabajo de ocho horas, sino para la lucha por la convocatoria de
la Asamblea Constituyente y la consecución de la libertad política.
A
mediados de noviembre, el número de diputados al soviet era
de 562, delegados de 147 fábricas, 34 talleres y 16 sindicatos.
En conjunto representaban a no menos de 250 mil obreros, esto es,
a la mayoría aplastante del proletariado de la capital. Al
frente iban, como siempre, los metalúrgicos, que constituyen
la avanzada obligada del movimiento revolucionario. El número
de sus diputados ascendía a 351; les seguían los obreros
textiles, con 57 diputados, luego los tipógrafos, con 32; los
trabajadores de la madera, con 23, etc. Pero en el soviet estaban
representados asimismo los empleados, los funcionarios de Correos
y Telégrafos y los partidos revolucionarios, sin hablar ya
de que muchos de los diputados eran miembros del Partido Obrero Socialdemócrata
Ruso (bolcheviques y mencheviques) y del Partido Socialista Revolucionario.
De los 50 miembros que componían el comité ejecutivo,
28 representaban a fábricas y talleres, 13 a los sindicatos
y 9 a los partidos socialistas…
Petersburgo
era en 1905 el centro de todos los acontecimientos, y en la capital
misma, el soviet era el centro de todo el movimiento, y esto, ante
todo, como ha dicho Trotsky, "porque esta organización
proletaria, puramente de clase, era una organización de la
revolución como tal. El soviet de diputados obreros -dice el
que fue su presidente- surgió como una respuesta a la necesidad
objetiva, engendrada por el curso de los acontecimientos, de una organización
que fuera una autoridad, agrupara a todas las masas dispersas de la
capital, uniera a las tendencias revolucionarias en el proletariado,
fuera capaz de iniciativa, se controlara automáticamente a
sí misma y, sobre todo, que pudiera surgir de bajo tierra en
veinticuatro horas".
Ninguno
de los partidos revolucionarios existentes, ninguno de los sindicatos,
poco numerosos por otra parte, que se habían fundado, podía
desempeñar este papel. A pesar de la enorme influencia que
ejercían entre la masa obrera, los bolcheviques y mencheviques
agrupaban de dos a tres mil miembros a fines de verano y de cinco
a seis mil a fines de año. Con ayuda del soviet, la socialdemocracia
arrastraba a toda la masa. El soviet era un centro que arrastraba
a la organización y a la lucha, bajo la dirección de
la socialdemocracia no sólo al proletariado, sino también
a los sectores pequeñoburgueses de la población. […]
El
programa político del soviet estaba inspirado por la socialdemocracia.
Sus consignas fundamentales eran el derrumbamiento de la autocracia,
la Asamblea Constituyente, la república democrática
y la jornada de ocho horas.
Dirigió
tres huelgas, las generales de octubre y noviembre y la de Correos
y Telégrafos. Lanzó medio millón de volantes,
llevó a la práctica, por la vía revolucionaria,
la jornada de ocho horas en fábricas y talleres, proclamó
la libertad de prensa y de reunión, realizándola por
medio de la confiscación de las imprentas y de los locales
públicos; organizó el auxilio a los obreros desempleados;
se puso al frente del movimiento que arrebató a la autocracia
el Manifiesto de 17 de octubre, que prometía la convocación
de la Duma y una serie de libertades políticas, y, con la huelga
de noviembre, obligó al zarismo a levantar el estado de guerra
en Polonia. Durante algún tiempo, esto es, en el período
de auge de la revolución, actuó realmente como poder
y fue de victoria en victoria. El soviet lanzó la consigna
" ¡Armaos!" y halló un eco ardiente entre el
proletariado. En las fábricas se organizaban grupos armados.
El soviet adquiría armas por su cuenta, formaba la milicia
obrera, que guardaba la imprenta en que se tiraba el periódico
obrero Izvestia, luchaba contra las bandas reaccionarias, protegía
las asambleas, etc.
La autoridad del soviet era inmensa. Todo el mundo, todos los explotados,
los que eran víctimas de atropellos, acudían a él
en demanda de ayuda. En su último período eran cada
día más frecuentes las visitas de delegaciones campesinas,
y empezaba ya asimismo a entablar relaciones con los soldados. Los
tribunales dejaban salir a los testigos, si eran diputados al soviet,
para que pudieran cumplir con sus funciones. Si la policía
detenía a alguno de ellos con motivo de algún desorden
público, era puesto en libertad tan pronto presentaba su carnet.
Las autoridades militares que guardaban la central eléctrica,
dieron la corriente para la impresión de Izvestia, por orden
del soviet, y comunicaron oficialmente a este último que la
orden estaba cumplida. Los ferrocarriles y los telégrafos estaban
enteramente a su disposición, mientras que el presidente del
consejo de ministros no podía disponer de ellos cuando quería.
Cuando empezaron los "pogroms", (matanzas de judíos
y de trabajadores por gente cercana al gobierno), el soviet dio a
los obreros la orden de que se armaran. Pero éstos no tenían
medios de adquirir armas y empezaron a fabricar armas blancas en fábricas
y talleres. Pero más tarde, como ya se ha dicho, se compraron
armas. La milicia estaba compuesta de 6 mil obreros, la institución
funcionaba normalmente y de un modo abierto, hasta tal punto, que
los periódicos publicaban los números de los teléfonos
de los puestos de la milicia a los cuales podía dirigirse la
población en caso de necesidad urgente.
El
26 de noviembre fue detenido Jrustaliev, primer presidente del soviet.
Este contestó con el siguiente acuerdo: "El presidente
del soviet de diputados obreros ha sido hecho prisionero por el gobierno.
El soviet elige a otro presidente y sigue preparándose para
la insurrección." En efecto, fue elegido Trotsky. Pero
la vida del soviet fue ya de breve duración.
El 2 de diciembre el soviet dirigió un manifiesto al pueblo
invitándole a retirar el dinero de las Cajas de Ahorros y del
Banco del Estado, exigiendo el pago en oro. El llamamiento halló
un gran eco en la población, lo cual representó un serio
golpe para el gobierno.
El
soviet se había convertido en una gran fuerza. Bajo su influencia
se creaban organismos análogos en otras poblaciones. Acercábase
el momento en que debía unirse con los campesinos para la acción
decisiva, pero las corrientes políticas pequeño burguesas,
representada en el soviet, y los grupos de la oposición burguesa
liberal, se contentaron con la victoria de octubre y a espaldas del
pueblo se entendieron con el zar. Esto dio confianza y fuerza a la
autocracia, la cual acabó por vencer. El día 3 de diciembre
la fuerza pública cercó el edificio en que se hallaba
reunido el comité ejecutivo del soviet y procedió a
su detención. Sus miembros fueron juzgados y condenados a la
deportación a Siberia.
[…]
V.
Estructura de los soviets
La
fábrica era la ciudadela general de los soviets. Las normas
de elección variaban mucho según las poblaciones, pero
en todas partes participaban en la elección de los diputados
absolutamente todos los obreros. En Petersburgo y Moscú se
elegía un diputado por cada 500 obreros; en Odesa, uno por
cada 100; en Kostromá, uno por cada 25; en otros, no había
ninguna norma definida. En todo caso, los soviets representaban en
todas partes a la mayoría aplastante de la clase obrera, y
en Petersburgo, Moscú y Ekaterinburg a la casi totalidad. Su
prestigio era tan grande, que en algunas poblaciones pretendieron
elegir soviets incluso los pequeños comerciantes.
¿Cómo
se organizaron? En Petersburgo, Rostov, Novorosisk y otras localidades
se procedió a elegir inmediatamente soviets generales; en Moscú,
Odesa y otros puntos se elegían paralelamente soviets de barriada:
En Moscú, éstos mandaban representantes directos al
soviet general o central; en otras localidades se procedía
primeramente a elegir los soviets de barriada, cuya reunión
formaba el soviet local.
Por
regla general se designaba un comité o comisión ejecutiva.
El presidente, el secretario y otros cargos importantes eran elegidos
por la asamblea general del soviet.
Se creaban órganos auxiliares, tales como comisiones de ayuda
a los desempleados, de organización de mítines, secciones
de publicaciones y propaganda, de hacienda, etc. Y allí donde
dirigían la insurrección o se convertían en órganos
del poder, se creaban grupos armados o milicias y se procedía
al nombramiento de los jefes de las instituciones que el soviet tomaba
bajo su control (Correos, Telégrafos, Ferrocarriles). Algunos,
tales como el soviet de Krasnoyarsk y de Chitá, en cuya constitución,
como hemos visto, desempeñaron un papel tan importante los
soldados que regresaban del frente, disponían de fuerzas armadas
considerables.
No
todos los soviets contaban con prensa propia. Algunos utilizaban la
prensa legal o la del partido. Izvestia (Noticias) se imprimía
-como hemos ya relatado- tomando posesión de las imprentas.
Todos los soviets lanzaban volantes y proclamas que ejercían
una extraordinaria influencia desde el punto de vista de la agitación.
En
general, no había ninguna norma fija de organización.
Las formas de la misma, así como su carácter y funciones,
se iban concretando según las circunstancias.
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