AMLO
privatizaría la industria energética y gobernaría
autoritariamente
Por
Alejandro Ortiz
Andrés Manuel va que vuela para
ser presidente, apoyado por mucha gente que ha visto en él, al
presidente que estará haciendo algo por los pobres. Muchos trabajadores
lo siguen y tienen una enorme confianza de que las cosas pueden cambiar
una vez que sea mandatario. Desafortunadamente, este panorama optimista
poco tiene que ver con lo que realmente sucederá, una vez que
el ex-jefe de gobierno llegue a la silla presidencial.
A pesar de las pensiones que otorgó a los ancianos, de las escuelas
para brindar educación a más jóvenes y de otros programas
de corte social, López Obrador no es un candidato de los pobres; por
el contrario, es un candidato de los grandes capitalistas.
López Obrador se ha arropado con un discurso de izquierda, en el que
plantea la necesidad de realizar cambios al modelo económico que beneficien
a los asalariados y exista una más justa distribución de la riqueza.
Empero, en sus entrevistas con los empresarios ha prometido no realizar ningún
cambio de fondo, que perjudique sus intereses. Y les ha prometido la privatización
parcial de PEMEX y de la industria eléctrica.
Joven
militante del partido de los asesinos de estudiantes
López Obrador comenzó su carrera política en el PRI, en
el año de 1976, a la edad de 23 años. El hecho de haber estudiado
en la UNAM, en la Facultad de Ciencias Políticas, no fue impedimento
para que ingresara al partido que, cinco años antes, en junio de 1971,
en San Cosme, había masacrado desde el gobierno de Echeverría
a estudiantes de esa universidad y del Poli; para el joven Andrés Manuel
resultó también irrelevante la matanza de Tlatelolco en 1968,
llevada a cabo también por un gobierno del PRI. El tabasqueño
decidió afiliarse a un partido en el que estuvo bajo las órdenes
y disciplina de personas que aún tenían las manos manchadas de
sangre de jóvenes como él, estudiantes. 1976, cuando se hace
priísta, es uno de los años de más represión en
México, con cientos de perseguidos, asesinados y perseguidos por el
régimen del PRI.
La juvenil militancia de AMLO en el PRI durante los años de la "guerra
sucia" emprendida por el régimen político contra los opositores,
lo pinta de cuerpo entero: las cuestiones político-morales le son insignificantes
si él resultaa personalmente beneficiado. Los principios éticos
pueden ser hechos de lado si estorban a la hora de posicionarse políticamente.
Este comportamiento, como veremos después, afectaría nada menos
que a Digna Ochoa, la abogada defensora de campesinos y de presos políticos,
ejecutada durante su administración en el DF.
López Obrador no fue un priísta del montón: ocupó la
presidencia de ese partido en Tabasco, antes de sumarse a la candidatura de
Cuauhtémoc Cárdenas, en 1988.
La escuela
del PRI en el PRD
En 1996 ocupa la dirigencia nacional del PRD, desde la cual da prueba de su
capacidad y eficiencia, porque ese partido obtuvo sus mejores votaciones y
ganó algunas gobernaciones. En 1999, al dejar el cargo, organizó las
elecciones para escoger a su sucesor, las cuales no tuvieron que envidiarle
nada a las realizadas en el PRI. Las irregularidades, trampas y "mapacherías" fueron
tantas y tan escandalosas que tuvieron que declarar nulos los comicios y elegir
días después un presidente interino. Al respecto, Jesús
Ortega señalaba: "El PRD no puede automáticamente sustraerse
de una cultura que durante 70 años homogeneizó la vida política
nacional y que permeó todas las estructuras" [1]. AMLO llevó al
PRD el bagaje antidemocrático en el que fue formado por el PRI, durante
sus doce años de militancia en este partido.
Neoliberal sin espinas
En abril, un mes después, en una entrevista con Sergio Sarmiento, AMLO
hizo una declaración que repetiría varias veces en esos meses: "Habría
que quitar las aristas más filosas del programa neoliberal. Sin embargo,
no estamos planteando cambios radicales porque en el mundo se está aplicando
un modelo económico neoliberal y no podríamos aplicar otra cosa
en nuestro país." [2]
La corrupción
como método de gobierno
A mediados de noviembre de 1999, gana la candidatura a la capital del país,
gracias a las negociaciones que realiza entre los jefes de las dos principales
corrientes del partido en el D.F.: Armando Quintero y René Bejarano,
quien fue su coordinador de campaña. Convirtió a Bejarano en
su secretario particular y mano derecha. Imposible creer que el tabasqueño
no sabía nada de las corruptelas y trapacerías de Bejarano, cuando
fue éste quien montó todas las alianzas y la estructura corrupta
sobre la que descansó su administración. Tampoco es creíble
que AMLO no supiera de las corruptelas de su secretario de Finanzas, ni de
los veinte viajes que hizo a Las Vegas para dilapidar el dinero robado.
Como Jefe
de gobierno
Una vez que AMLO llega a la jefatura de gobierno, en el año 2000, se
mostró dadivoso con sectores desprotegidos de la población, pero
se mostró más complaciente con los empresarios y con los poderosos. Éstos
son los principales beneficiarios de su gobierno.
Digna Ochoa y
la descalificación
moral de su gobierno
En octubre del 2001, ocurrió el asesinato de la defensora de derechos
humanos, Digna Ochoa y Plácido. Las primeras versiones de la Procuraduría
del DF sostenían que la abogada había sido asesinada, pero algunos
días después, el procurador Bernardo Bátiz anunció que
se había suicidado, versión que fue rechazada inmediatamente
por los familiares y amigos de Digna. Finalmente, el caso se cerró con
esta versión, lo cual significó la absolución de sus asesinos
y manchar la memoria de esta luchadora social, quien fue presentada como una
desequilibrada mental. Por otra parte, al darle esta salida a este asesinato,
AMLO envió un nuevo mensaje a los represores de la "guerra sucia":
no se les castigaría y sus asesinatos se olvidarían. Es lo que
planteaba cuando era presidente del PRD: los genocidas de la guerra sucia deben
ser amnistiados.
Defensor
de Fox y contra los obreros
En septiembre del 2002, AMLO defendió a la figura presidencial y arremetió contra
los intereses de los trabajadores de PEMEX, que amenazaban con estallar una
huelga.
Declaró que "nadie puede
ni debe intentar poner contra la pared al Presidente de la República…''.
Y sobre los trabajadores señalaba que "ahora resulta que
están pidiendo el doble
de lo que se otorga a la mayor parte de los trabajadores del país,
sólo
para tener un pretexto y hacer estallar la huelga". [3] Así que
los obreros mexicanos deben tomar nota de estas palabras de AMLO: si es presidente
de México seguramente actuará con dureza contra ellos, incluso
si quieren ejercer el derecho constitucional de huelga. La criminización
de la miseria
Ese mismo año decidió, junto con Marcelo Ebrard, contratar al
ex-alcalde de Nueva York, el ultraconsevador Rudolph Giulliani, para aplicar
un programa de seguridad en la ciudad, parecido al que se aplicó en
Nueva York, llamado "Tolerancia Cero". Este programa era totalmente
violatorio a los derechos humanos y garantías individuales. La Asamblea
Legislativa, controlada por el PRD, modificó el código penal,
para castigar con extrema dureza a los que cometen pequeños robos, por
ejemplo. Al mismo tiempo se estableció un programa para que los policías
reciban premios por las personas que aprehenden, lo que ha dado lugar a infinidad
de abusos cometidos contra las personas que no pueden defenderse de estos atropellos:
los pobres. El resultado ha sido que las cárceles de la capital están
llenas de pobres, muchos de ellos inocentes, acusados, por ejemplo, de robarse
un encendedor. La directora de los penales reconoció que lo que se está castigando
es la pobreza.
Más
cerca de la Iglesia que de los sectores excluidos
A finales del 2003, los grupos parlamentarios de la Asamblea Legislativa aprobaron
la llamada "Ley de Sociedades de Convivencia". Pero AMLO, a través
del líder de la fracción del PRD, René Bejarano, maniobró para
que no se aprobara en el pleno. Enoé Uranga, la ex- legisladora del
PRD quien presentó esta iniciativa en la Asamblea Legislativa, denunció: "me
queda muy claro que hay una cercanía particular de López Obrador
con la jerarquía católica que está cruzada con una campaña
electoral, eso es lo que ha impedido que el PRD cumpla con su promesa"[4] . La no aprobación de esta ley complació enormemente a la iglesia.
Su aprobación hubiera traído beneficios a las parejas homosexuales
y a muchas personas que deciden vivir con otra u otras personas, y requieren
de certeza jurídica que proteja los bienes compartidos, además
del acceso a la seguridad social de los convivientes que no cuentan con ella
.[5]
Una ciudad
para los ricos
La construcción de un segundo piso en el periférico y de los
tres enormes puentes de los Poetas, la remodelación del centro histórico
y la recuperación del Paseo de la Reforma fueron las principales obras
de esta administración y todas ellas estuvieron al servicio de los sectores
más pudientes y significaron jugosos negocios para la burguesía.
Para congraciarse con el empresario más rico de México, Carlos
Slim, le permitió participar en la remodelación y compra del
Centro Histórico: éste adquirió entre 30 y 40 edificios
en este lugar [6] , además de invertir cerca de 906 millones de pesos
en las obras de reconstrucción.[7] Estas obras incrementaron cerca del
1,000 por ciento el valor de las propiedades en el Centro Histórico,
que pronto se convirtió en una de las zonas más caras del Distrito
Federal: "El
precio del metro cuadrado, que hace dos años oscilaba entre los ocho
a 10 pesos, hoy cuesta aproximadamente 15 mil pesos" [8] .
Slim compró a
precio de ganga el Centro Histórico y su protector tejió las
alianzas necesarias para su candidatura presidencial.
Lo mismo hizo con los
tres puentes que conectan a Santa Fe, emporio empresarial, con el resto de
la ciudad. El esquema para llevar a cabo esta obra llamó la atención.
Para empezar, el gobierno del D.F. era
el propietario de cerca de 42 hectáreas
de terreno, que pasaron a manos de la Iniciativa Privada, y ésta, a
cambio, se comprometió a construir los puentes. El terreno, según
el propio gobierno, tenía un valor aproximado de 688 millones de pesos
(aunque se estima que tenía un precio mucho más alto); el costo
de los puentes fue de 840 millones de pesos, es decir, más de 150 millones
de pesos del costo del terreno. Según el gobierno del D.F., esta diferencia
fue absorbida por las empresas involucradas. [9] Estas
obras no beneficiaron a la población en general, sino a los sectores más ricos de la
capital. Un gobierno
autoritario basado en la estructura antidemocrática legada
por el PRI
Durante su estancia en la jefatura del
Distrito Federal, López Obrador olvidó una de las demandas
que su partido había enarbolado desde 1992: la creación
del estado 32. Los habitantes de la Ciudad de México carecen de
los mismos derechos políticos que los del resto del país.
Pero esto conviene a quien sea Jefe de Gobierno, porque en ciertos terrenos
tiene más poderes que un gobernador. Por ejemplo, las Delegaciones
le quedan subordinadas y son dependientes del Jefe de Gobierno hasta
en las cuestiones más menudas. No ocurre así en las entidades
en donde hay municipios, que son un "tercer piso" de gobierno,
con más autonomía y con cabildos.
Amorosos mensajes a la burguesía
AMLO ha mandado constantemente mensajes a las burguesías nacional y
extranjera, asegurándoles que su gobierno sería de corte neoliberal.
A mediados del 2004 juró que: "no pretendemos alterar el orden
macroeconómico: debe haber disciplina en el manejo de la inflación,
del déficit público y la deuda interna y externa, así como
mantener estabilidad en otras variables''. ''Nadie está planteando estatismo;
eso ya no puede ser'', aseguró. Hay la necesidad, dijo, de encontrar
un "mecanismo para financiar al sector energético, que no caiga
en posiciones extremas, y logre una convergencia entre inversión pública
y privada''. [10]
Esto quiere decir que AMLO está a favor de la venta parcial
de PEMEX y de la industria eléctrica a los capitalistas privados, algo
que no ha podido hacer Fox, a pesar de que es uno de principales propósitos. No tocará al
ejército
En una reciente gira por el estado de
Guerrero, en un mitin en Atoyac de Álvarez, uno de los lugares
en que el ejército desató con más brutalidad la
guerra sucia, López Obrador dejó en claro cuál sería
su actitud con respecto a las Fuerzas Armadas: el ejército, dijo, "es
para mantener la estabilidad política, la paz, y es una institución
responsable, surgida de un movimiento popular, que tendrá todo
nuestro apoyo". "'Se respetará la jerarquía del
Ejército, al que vamos a consolidar."[11] No dijo una palabra
sobre los familiares que exigen sean castigados miembros del Ejército
responsables de represiones, ni de que la institución está cada
vez más involucrada en el narcotráfico. Les faltó el
respeto a los pobladores de Atoyac, que fueron víctimas de la
brutalidad militar en el pasado reciente.
Notas
[1] Proceso, 21/03/99.
[2] La Crónica. 01/07/2003.
[3]La Jornada, 26/09/02.
[4] Triple Jornada, Marzo 05.
[5] Suplemento "Letra S", en la Jornada,
08/01/04.
[6] http://www.paot.org.mx/noticias/meidos/casosystemas_abril.html
[7] "Se encarece la zona Alameda", en
El Universal. 20/09/04
[8] Op. Cit.
[9] "Desde México pasar ya de la simple
alternancia, señala López Obrador", en La Jornada 27/09/04.
[10] "Convergencia pública y privada
en enegía, plantea López Obrador" en La Jornada, 30/06/04.
[11] La Jornada, 25/09/05
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