Dos
conceptos sobre la Revolución, dos programas de la "izquierda"
Por Cuauhtémoc Ruiz Ortiz La
conmoción revolucionaria rusa de hace un siglo suscitó una
honda reflexión y debate entre los intelectuales y políticos
de todas las clases sociales. Las conclusiones contrapuestas sobre
el acontecimiento terminaron por fracturar a los socialistas, divididos
desde entonces entre revolucionarios y reformistas del capitalismo.
El ala revolucionaria
concluyó que debió haberse buscado la alianza
entre obreros y campesinos para que ambas clases tomaran el poder y construyeran
una nueva economía y sociedad, socialistas; mientras que el sector reformista
infirió que los obreros no debían haber tomado las armas ni haber
sido tan combativos, y que la clase trabajadora debió haber apoyado
a la burguesía para que ésta tomase el poder y liquidase
al absolutismo.
Esta escisión en el seno de "la izquierda" rusa se trasladaría
a otros países y se hizo universal. Treinta y tantos años después
José Stalin, al frente de URSS y de la Tercera Internacional Comunista
adhirió plenamente al concepto reformista y estableció la estrategia
de que el proletariado debe impulsar "frentes populares" o alianzas
con las burguesías "progresistas" en todos los países.
A la fecha, tal
escisión entre la izquierda mundial se mantiene y en
México se ha manifestado dramáticamente durante grandes episodios
políticos, como los tiempos posteriores a la insurrección
del EZLN de 1994. 1905
rompió un esquema de Marx
Carlos Marx, el fundador del socialismo científico, muerto en 1883,
esperaba que la revolución social comenzara en los países económicamente
más avanzados y donde una revolución burguesa, como la francesa
de 1789, había sentado las bases para el desarrollo del capitalismo
al destruir el poder de los latifundistas feudales y del absolutismo.
Rusia en1905 minó este esquema: el capitalismo de principios del siglo
XX ha entrado a una nueva fase, terminal y decadente. Por ello la burguesía,
en el momento en que la autocracia rusa hizo las primeras concesiones políticas,
en octubre de ese año, se echó para atrás, abandonando
la lucha a pesar de que sus aspiraciones distasen mucho de estar satisfechas.
La burguesía retrocedió por miedo a las masas obreras y la pasividad
de los campesinos resultó ser el principal obstáculo y el arma
más importante de la contrarrevolución, porque hombres del campo
fueron los soldados que reprimieron a las masas urbanas insurrectas.
Los
mencheviques y la sumisión obrera a la burguesía
En Rusia, luego de la Revolución de 1905, los socialistas se dividen
de manera definitiva entre los mencheviques (reformistas) y los bolcheviques
(revolucionarios). Los primeros acusan a los bolcheviques de "abandono
de las perspectivas de Marx, de intentar organizar artificialmente una revolución
proletaria por medio de conspiraciones a pesar de que, en una primera etapa
histórica, las condiciones objetivas sólo permiten una revolución
burguesa". Para los reformistas, "la transformación que se
llevaba a cabo era una revolución burguesa y no socialista: era una
revolución que debía ser hecha por la burguesía."
De este concepto
derivaban la siguiente estrategia política: durante
una revolución los obreros y el partido socialista no deben ser demasiado
combativos ni radicalizarse. Los obreros "no debieron haber empuñado
las armas", concluyen, y deben "buscar, antes que nada, la alianza
con la burguesía liberal, para ganar posiciones parlamentarias con ella…" Según
Martinov, uno de los ideólogos mencheviques, "el partido 'debe
impulsar la democracia burguesa'." Los mencheviques llegaron a preguntarse
si era correcto construir un partido de los obreros o hacer un partido pluriclasista. Nace
la teoría de la Revolución permanente
"Para los bolcheviques la revolución de 1905 ha demostrado que el
proletariado era capaz de acabar simultáneamente con sus dos enemigos,
la autocracia y la burguesía, a condición de contar con el apoyo
del campesinado que le faltó en ese año."
Según León Trotsky, la burguesía había ya dejado
hace mucho de ser revolucionaria y en Rusia se había desarrollado una
industria capitalista patrocinada por el Estado y basada en los capitales extranjeros.
Con esta industria se había creado un poderoso y moderno proletariado,
mientras que no existía una auténtica burguesía rusa.
De ello derivó que "en un país atrasado económicamente,
el proletariado puede hacerse con el poder antes que en un país capitalista
avanzado." Para ello preconizaba la alianza de los obreros con los campesinos,
aunque consideraba que "la clase campesina, por revolucionaria que sea,
no es capaz de… asumir una dirección política." Reservaba
este papel al proletariado y concluía en la necesidad de luchar por
un gobierno que se apoyara "directamente en el proletariado y, por medio
de él en la clase campesina revolucionaria…"
Trotsky coincidía con todos los socialistas en que en la Rusia de 1905
era necesaria una revolución democrático-burguesa, como la realizada
por la burguesía francesa en 1789. Aunque sostenía que tal revolución
burguesa sólo podría llevarla a cabo otra clase: la trabajadora,
desde el poder. Pero, una vez en el poder, el proletariado no podría
limitarse a actuar dentro de los límites de la dominación del
capital y tendría que chocar contra ella, adoptando medidas propias
de una revolución socialista, como la expropiación de las fábricas
que cerrasen, el apoyo desde el gobierno a los obreros huelguistas, la organización
de la producción basada en una gestión colectiva de las fábricas
y las empresas, etcétera. En otras palabras, la revolución burguesa,
para triunfar, tenía que combinarse con otra revolución, la del
proletariado. El proceso no podría detenerse en la revolución
burguesa y debería avanzar hasta la revolución socialista. Tal
es esquemáticamente la teoría de la revolución ininterrumpida
o permanente.
Como parte de este
concepto, tanto Lenin como Trotsky coincidían en
la imposibilidad de que el socialismo pudiese triunfar en un solo país: "La
clase obrera rusa no podrá mantenerse en el poder ni convertir su dominio
temporal en una dictadura socialista permanente sin el apoyo estatal directo
que le prestase el proletariado europeo", escribió este último,
en 1906 . (Regresar
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